Aventura

Destino al Continente Blanco por la ruta de Scott

El escritor, periodista y aventurero Eric Frattini inicia hoy la «Expedición Trex Exploring» en la Antártida

Destino al Continente Blanco por la ruta de Scott
Eric Frattini listo para su aventuraTrex Exploring

No tiene moneda. Allí no sirven ni billetes, ni tarjetas de crédito. No existen idiomas oficiales, tampoco autoridades, ni religiones, ni banderas. Tampoco posee población estable. No dispone de casas en venta, ni en alquiler, ni hoteles. No hay propietarios, pero cualquiera con ganas de recorrerla puede entregarse a la aventura. Pasan los siglos y este gran continente blanco sigue siendo una de las grandes obsesiones mundiales, un lugar nada común pero a la vez, un territorio codiciado por miles que se lanzaron a su conquista, sin importar su hostilidad.

Desde las hazañas heroicas por todos conocidas por hombres como Roald Amundsen, Ernest Shackleton o Robert Falcon Scott – cuya ruta seguiremos–, a las pequeñas historias individuales de quienes siguen adentrándose en la Antártida por una sencilla búsqueda personal, este continente blanco parece envolverlo todo, cambiarlo todo. Me pasó a mí cuando pisé por vez primera el Ártico en 2017. ¿Cómo encarar esta nueva expedición?, ¿Por dónde empezar a relatar en estás crónicas la «Expedición Trex Exploring» a la isla Rey Jorge, islas Shetland, North Foreland o archipiélago Palmer, lugares antárticos que descubrimos en los libros de historia polar? Estas crónicas serán una mezcla de mis experiencias en la expedición y de aquellos que decidieron explorarla pese a los peligros que la rodeaban.

La Antártida está plagada de relatos de viajeros como yo que querían entenderla y que se preguntaban qué secreto envuelve a este territorio inmenso, blanco y helado. Siempre surgen algunas respuestas. No existe un territorio más misterioso y fascinante sobre la faz de la Tierra. Sin duda no hay selva, desierto, océano o cualquier otro accidente geográfico que se le parezca lo más mínimo. Y como dijo un día el explorador Shackleton: «Nadie pasa por la Antártida sin llevarse consigo para siempre una impresión inmensa con ella. Su belleza y extensión solo sirven para hacernos sentir lo pequeños que somos hombres y mujeres a escala natural. Y cualquier cantidad de tiempo es insuficiente para agotar la sensación de humildad que genera esta grandeza».

Antes de lanzarte a la aventura blanca se tiene que informar al llamado Consejo Antártico, los cuales deberán dar el beneplácito para poder entrar en el continente. La organización te facilitará acceso a las bases polares y a los barcos que navegan por la región, principalmente por la costa occidental de la Antártida, y a lo largo de la península de Palmer. El viajero recibirá un dossier de 40 páginas indicando las estrictas normas de seguridad que debes seguir tanto en las bases, continente y barco.

Las medidas van desde sistemas y salidas de evacuación, ropa a llevar o estrictas prohibiciones bajo peligro de multa como la de «no silbar» jamás, signo de muy mala suerte en el Polo Sur ya que supuestamente ello atraerá a los gélidos vientos que llegan desde el interior. Prometo que esto está escrito en las normas. También es relevante el estado de salud del expedicionario. Un amplio informe médico que deberás rellenar meses antes de viajar, incluyendo posibles lesiones, intervenciones quirúrgicas o medicación, incluidas vacunas contra la covid.

Si has cumplido con todas estas normas, incluido lo de no silbar, podrás pisar el continente en pleno «verano», de noviembre a principios de febrero. Un buen momento para viajar a la Antártida cuando descubrimos que la temperatura media anual es de 57 grados bajo cero y en verano, se mueven a 3 grados bajo cero. Todo sea no llegar al máximo registrado en 1998, cuando el termómetro alcanzó los 98 grados bajo cero.