Uno de los beneficiarios de las becas de Obra Social La Caixa ha llevado a cabo una investigación acerca de los agujeros negros.

La astrofísica lleva más de un siglo preguntándose acerca del origen de los rayos cósmicos y, pese a que en los últimos años se ha ido consolidando la hipótesis de los agujeros negros como una de las posibles fuentes de rayos cósmicos, aún queda mucho por conocer en este campo, en el que actualmente desarrolla su investigación Matteo Cerruti, uno de los beneficiarios de las becas de posgrado Junior Leader de Obra Social La Caixa en esta primera edición.

«Sabemos que hay un flujo de partículas con carga eléctrica que choca contra la tierra, pero no sabemos de dónde viene», señala Cerruti. Además, apunta que «los trayectos de esas partículas son modificados por los campos magnéticos que encuentran, lo cual significa que la dirección que observamos que toman no es la dirección real de la que proceden». Sin embargo, tal y como pone de relieve el astrofísico italiano, «los rayos cósmicos siempre van acompañados de fotones y neutrinos, y éstos sí que nos sirven para ver la dirección de procedencia porque su camino, su línea, no está afectada por el campo magnético». Es lo que se conoce como astronomía del multimensajero.

En este contexto, hasta el momento se ha señalado a los agujeros negros supermasivos o quásar como una de las hipotéticas fuentes de producción de rayos cósmicos, pero en septiembre de 2017 se produjo un gran avance en este sentido al verse por primera vez fotones y neutrinos de uno de esos quasars. A partir de estos datos, el reto ahora es intentar mejorar los conocimientos sobre los lugares en los que esas partículas con carga eléctrica son aceleradas, observar más el origen y profundizar en la física de los agujeros negros supermasivos y demás fuentes. Para ello, la idea es seguir el camino del multimensajero mediante el telescopio MAGIC, que se encuentra en La Palma, mientras que paralelamente se trabaja en la preparación de telescopio CTA de rayos gamma de nueva generación, con el fin último de «entender dónde son acelerados los rayos cósmicos y las propiedades de la fuente», apunta el investigador del Instituto de Ciencias del Cosmos de la Universidad de Barcelona, quien destaca que «su investigación pretende responder a una cuestión física fundamental para comprender mejor el universo en el que vivimos», algo que en apariencia está lejos de una aplicación práctica en nuestra vida diaria. «La necesidad de desarrollar nuevos instrumentos técnicos que nos permitan llevar a cabo dicha investigación, de los que actualmente no disponemos, tendrá un retorno en la sociedad». «Todos los métodos desarrollados llegarán a la ciudadanía y tendrán una aplicación en nuestra existencia», asegura Matteo. Asimismo, éste recuerda que «la fotografía digital sale de la astrofísica, así como la revolución actual del “Big Data” sale de la necesidad de analizar grandes volúmenes de datos producidos en los experimentos de física fundamental».