Consumo

El nuevo menú del día

Sal, azúcar y grasas son los nutrientes que se reducen con el nuevo plan del Ministerio de Sanidad, con el que intenta luchar contra la obesidad. Afecta a la distribución, a la restauración, al cátering y al «vending».

El nuevo menú del día
El nuevo menú del díalarazon

Sal, azúcar y grasas son los nutrientes que se reducen con el nuevo plan del Ministerio de Sanidad, con el que intenta luchar contra la obesidad. Afecta a la distribución, a la restauración, al cátering y al «vending».

En cuatro décadas, el número de menores obesos se ha multiplicado por diez, según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Y detrás de este exceso de peso existe una mala nutrición y tres «archienemigos» de los que es difícil huir: sal, azúcar y grasas.

Para combatirlos, el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad anunció ayer la puesta en marcha de un plan para mejorar la composición de los alimentos y reducir el consumo de estas tres sustancias. «Este plan es una herramienta eficaz para luchar contra las tres enfermedades crónicas que más nos afectan: la diabetes, dolencias cardiovasculares y el cáncer», afirmó la ministra Dolors Montserrat. Y para conseguirlo han tenido que acordar las medidas con la industria. Así, a partir de este año, 3.500 productos de consumo habitual verán reducidas sus cantidades de azúcar, sal y grasa. Para ello, se han comprometido voluntariamente 500 empresas que, según la ministra, representan al «90 por ciento» de los fabricantes y distribuidores, del sector de cátering, la restauración y el «vending». Los productos que se incluyen en el plan aportan el 44,5% de la energía de la cesta total de la compra de la familia española. Las reducciones serán de alrededor de un 10%, ya que, en función del producto, varían desde un 18% a un 5%

Para todo ello se van a tener que reformular los miles de productos afectados, que van desde platos preparados, como empanadillas o croquetas a salsas como el kétchup o las galletas. En realidad, no hay alimento preparado que no tenga que cambiar su «formulación».

Pero este plan que ha aplaudido toda la industria, no ha gustado tanto a los nutricionistas, con los que no se ha contado. «¿Cómo es posible que un plan que afecta a la forma de comer de todos los españoles no cuente con nuestra experiencia?», pregunta con indignación Giuseppe Russolillo, presidente de la Academia Española de Nutrición y Dietética. E insiste en que «si no existe un plan de educación alimentaria asociado, es como vender humo». Y lanza otra pregunta: «¿Cómo se va a poder medir la implementación y su progreso?».

A esta pregunta responde la ministra: «Seremos nosotros los que iremos viendo el cumplimiento». Pero los consumidores tampoco van a saber si un producto forma parte o no de este plan con un etiquetado especial. «Sólo se sabrá a través del porcentaje que aparece en cada producto», explicó la directora de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, Teresa Robledo.

Pero este plan no sólo afecta a los productos que consumimos en los hogares, sino que la hostelería también se ha comprometido. Así, por ejemplo, los sobres monodosis de azúcar y sal que dan en las cafeterías se reducirán. Y para el café, leche baja en grasa y desnatada.

En los colegios, comedores de empresa o las cafeterías de los hospitales, los menús también van a cambiar. Las empresas se han comprometido a optar por el pan integral, por la fruta fresca y por alimentos cocinados a la plancha, cocción o al horno. Y, por supuesto, adiós a los fritos.