Investigación del crimen de Valdepeñas

"Esto está visto para sentencia". El soliloquio de Antonio Caba, investigado por la desaparición y muerte del empresario Juan Miguel Isla

El presunto autor cometió un primer fallo al mentir a la Guardia Civil en un mínimo detalle: la forma en que se pagó la finca en la que él hizo de mediador

Foto policial de Antonio Caba
Foto policial de Antonio Cabajmz

Antonio Caba, investigado por el homicidio/asesinato del empresario Juan Miguel Isla, cuyo cadáver apareció en un pozo de la finca de su propiedad en Valdepeñas (Ciudad Real), cometió un error de principiante para una persona como él que aparentaba controlarlo todo. En la primera declaración ante la Guardia Civil con respecto a la desaparición de Juan Miguel, mintió en lo que parecía un pequeño detalle, pero que centró las sospechas sobre su persona. Aseguró que el dinero, (más de 50.000 euros) se lo habían entregado los vendedores de la finca, en la que él hacía de intermediario, en un sobre cerrado y que desconocía la cantidad exacta. Resulta que dichos vendedores habían explicado a los investigadores todo lo contrario: el dinero se lo entregaron en una bolsa de plástico sin serigrafía y que el importe abonado fue comprobado por los asistentes. ¿Por qué no había dicho la verdad?

Inmediatamente, las pesquisas se centraron en él, con el análisis de sus teléfonos, “pinchazo” de los mismos, movimiento de su automóvil, patrimonio, en una labor exhaustiva por parte de la Guardia Civil que obra en las diligencias entregadas a la justicia. Además, en su coche, fue colocada, siempre con autorización, una baliza de seguimiento y dispositivos audio para saber lo que se hablaba en su interior. Cuando ya se veía acorralado por las pesquisas, poco antes de su detención, el pasado 8 de marzo, se dijo a sí mismo dentro de su vehículo: “esto ya está listo para sentencia”. Se sabía atrapado.

Los agentes tenían en su radar a Caba por otra desaparición, en circunstancias muy similares. Fue el 26 de junio de 2019 cuando Miguel González interpuso denuncia, en el puesto de la Guardia Civil de Manzanares, en Ciudad Real, por la desaparición de su hermano, Jesús María, tras realizar la venta de un vehículo por 14.000 euros a un vecino de dicha localidad. El intermediario fue Caba, que estuvo presente cuando se hizo el pago. A partir de ahí, nada se sabe del paradero de Jesús María. Muchas coincidencias entre ambas desapariciones: el cobro de dinero en efectivo en el que no solo había hecho de intermediario, sino que había participado activamente. Además, los familiares de Jesús María documentaron una supuesta deuda de Caba por dos contratos de préstamo por valor de 10.000 euros.

Los agentes pudieron determinar la posible implicación de una segunda persona, Gaspar Rivera. Todo parece indicar que ambos individuos habían intentado aparentar como voluntaria la desaparición de Isla y que había vuelto a Alicante, después de las citadas gestiones, a bordo de su vehículo, un Renault Clío. No era así. Horas después de que se dejaran de tener noticias de Isla, era Gaspar el que lo conducía camino de Albacete. Los agentes no dudaron en incluirlo como segundo sospechoso.

Toda la historia que Caba, con la ayuda de Gaspar, habían montado se empezaba a desmoronar como un castillo de naipes. Era cuestión de tiempo que los implicados empezaran a cometer nuevos fallos, a ponerse nerviosos y eso ocurrió a partir de la aparición, tras la colaboración solicitada por la Guardia Civil, del Renault Clío en un descampado de Albacete. Isla no se había largado sin más, abandonando a su pareja, de la que, según testimonios familiares, estaba completamente enamorado, sino que había sido objeto de una acción criminal conducente a su desaparición y posible homicidio/ asesinato.

Los agentes de la Comandancia de la Guardia Civil de Ciudad real, con el apoyo de los de la Unidad Central Operativa (UCO), realizaron un exhaustivo trabajo, que llama la atención por su precisión, de los movimientos de los coches implicados en los hechos, el de Caba, el de Isla y el Audi 4 de Gaspar. Los teléfonos de los sospechosos estaban controlados, lo que hablaban en el interior de sus automóviles, también. Era cuestión de esperar el momento que llegó.

Caba había mantenido desde el principio que, tras la compraventa, había dejado a Isla en su coche, el Renault Clío, y que no había vuelto a saber de él. Par afianzar su coartada, hasta había provocado que le pusieran una multa junto a su domicilio por aparcamiento indebido, pese a tener garaje propio. Los movimientos de su BMW demostraban que nuevamente no decía la verdad. Además, Gaspar había sido captado en por las cámaras de una gasolinera en la que paró cuando llevaba el Clío a Albacete.

El hallazgo del coche de Isla se produjo por la llamada de una vecina la noche del 25 de enero de 2023. Por el estado del vehículo, que mostraba signos de abandono, todo parecía indicar que había sido dejado allí por Gaspar en la tarde del dia 22 de julio de 2022, cuando desapareció el empresario Isla.

Llama la atención que Antonio Caba, al ser interrogado por distintas personas de su entorno acerca de la desaparición de Isla, respondiera con seguridad que se trata de un hecho de índole voluntaria -a pesar de lo inesperado de la misma y, sobre todo, del tiempo transcurrido sin noticias-- “no dudando en emplear descalificativos contra su persona, con alusiones a que se habría llevado consigo elevadas sumas de dinero, provenientes de una posible estafa o engaño en el proceso de venta de la finca del desaparecido, al haberle ocultado a los compradores la carga hipotecaria pendiente de liquidación –cifrada en 300.000 euros-, así como el traspaso de derechos de agua”. Otra mentira. Todo era una estrategia urdida por Caba para evitar focalizar la atención de su entorno en la posible comisión de un crimen. De hecho, se hallaba, según las investigaciones de la Benemérita, en una “paupérrima situación económica”.

Tras el hallazgo del Clío en Albacete, Caba entró en una situación de desasosiego y llegó a establecer contacto con un letrado. Adoptando todo tipo de medidas de seguridad, al estar convencido de que su teléfono estaba intervenido y era vigilado, mantuvo distintas entrevistas con Gaspar, hasta en el interior de su garaje, Le preocupaba que en el Clio se hubieran encontrado rastros biológicos de ambos u otras pruebas. Su nerviosismo iba en aumento.

Y ello condujo a un nuevo fallo que fue detectado por los investigadores. Antonio y Gaspar dejaron sus teléfonos en la localidad de Membrilla (para que no se detectaran sus movimientos) y se dirigieron a la finca en cuyo pozo habían tirado el cadáver de Isla, para ver si la zona estaba vigilada. Gaspar veía guardias por todos los lados. Que si un punto negro, que si detrás de.... Histéricos.

Para colmo de males (para ellos) la Guardia Civil se había interesado por la compra de la citada finca, justo unos días antes de la desaparición de Isla. Los responsables de la agencia así se lo hicieron saber a Gaspar, que había hecho de intermediario, y al propio Caba, lo que acrecentó la desazón de ambos.

El nerviosismo de Caba aumentaba, ya que consideraba que Gaspar no guardaba las medidas de seguridad requeridas, en especial sobre el uso del teléfono y las llamadas que le hacía. Sin saber que tenía el interior de su coche el aparato de captación de voz instalado por la Guardia Civil, se explayó hablando consigo mismo:

Porque eres tonto. Eres tonto. Que tengo el teléfono intervenido muchacho. ¿Pero, tú estás bien de la cabeza? (…) eres tonto. Eres medio tonto. Más. Tu eres tonto. Y me llama para decirme... Si eso ya sabía yo lo que iba a pasar. ¡Y qué! Te acabas de echar el delito encima. ¿Eres tonto o te falta un agua? Te falta un agua. La has cagado bien. Me han llamado 200.000 personas, y coges y me llamas. Coge el puto coche y acércate coño. Que eres más tonto. A ver qué cojones te pasa. Porque alguien de Ciudad Real me dijo que eras ludópata. Te gastas los cuartos conforme.... Pero que es igual. Ahora ya no hay escapatoria, ya no. Está todo el mundo hablando.... Y coges y me llamas. Qué urgente ni qué pollas. Si a mí me da igual. Pero si es gue eres muy tonto Gaspar. Si yo sé lo que hay. Los que han ido, han dicho que eres ludópata. ¿Es que no puedes coger el puto coche y acercarte? Que estás siempre igual. ¿Qué has hecho con el dinero? Pues te lo' voy a decir. ¿Ouieres que te lo diga? Lo que me dijeron a mí en el cuartel. iOue eres ludópata! Eso me dijeron, que eres un ludópata. Tú eres medio tonto Gaspar. Medio no, entero. ¿Tú sabes la que te ha caído? Tú no sabes lo que yo estoy pasando. Mi hermano, todos los amigos, todo el pueblo, sesenta personas. Y tú aquí más tranquilo que la hostia; yéndote a echar a las máquinas, que me lo dijeron a mí en el cuartel. Si cuando tienes algo te pones... ¿Por qué? Porque mucho, mucho y eres lo mismo que mi pene”. Realmente, Caba estaba fuera de sí.

Los siguientes pasos fueron la recuperación del cadáver de Isla del interior del pozo de la finca de Caba y su detención y la de Gaspar que, tras declarar voluntariamente ante la juez, le contó a la Guardia Civil, de forma espontánea, su colaboración en el crimen. Señaló que al acceder al interior de la casa situada en la finca “se encuentra el cuerpo tendido en el suelo tapado con una manta (…) Caba le dijo que iban a envolver el cuerpo y limpiar el lugar rápido, así corno que tenían que mirar si había algún casquillo de bala por ahí, diciéndole que la pistola no era suya, que se la habían dejado para limpiarla, sintiendo miedo en esos momentos”.

Caba dejó el coche mal aparcado para que le multaran, como parte de su coartada
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