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Una experta en jardinería revela cómo reutilizar la tierra vieja de las macetas
La reutilización del sustrato de tus plantas puede ser una práctica ecológica, económica y eficaz

Cuando llega la primavera y toca renovar el jardín, muchas personas se preguntan qué hacer con la tierra vieja que quedó en las jardineras y macetas del año anterior. A simple vista, puede parecer que aún sirve, pero la experta en jardinería Brigitte Goss, colaboradora habitual del medio alemán MDR, advierte: “Mejor no reutilizarla tal cual”. Aunque el sustrato siga pareciendo en buen estado, es muy probable que esté agotado en nutrientes y no sea ideal para las nuevas plantaciones.
Sin embargo, eso no significa que tenga que ir directo al cubo de la basura o al compost. La buena noticia es que esta tierra puede recuperarse y transformarse nuevamente en un soporte fértil para las plantas. Goss comparte una sencilla guía en dos pasos para hacerlo.
Paso 1: Tamizado, el primer filtro
El primer paso para reutilizar la tierra consiste en extraerla completamente de la maceta o jardinera y colocarla en un recipiente aparte. A continuación, hay que tamizarla. Este proceso, más allá de eliminar impurezas, permite deshacerse de elementos no deseados como raíces secas, piedras o incluso larvas que podrían haberse alojado durante el invierno. Además, el tamizado ayuda a airear la tierra, devolviéndole una textura suelta y más fácil de trabajar.
Goss destaca que este proceso también evita que posibles plagas pasen al nuevo cultivo, ya que algunas larvas pueden haberse adaptado al medio anterior y representar un riesgo para las nuevas plantas.
Paso 2: Refrescar con nutrientes
Una vez tamizada, la tierra ya está lista para ser enriquecida. Aquí es donde entra en juego la mezcla con tierra nueva. La recomendación general es combinar dos partes de tierra vieja con una parte de tierra fresca. Esto es especialmente eficaz para especies que no demandan demasiados nutrientes, como muchas plantas de floración temprana.
Para plantas más exigentes, como las de balcón que producen flores durante todo el verano, la experta aconseja añadir también fertilizantes orgánicos. Abonos naturales como el compost maduro, las virutas de cuerno o la harina de roca primaria son excelentes opciones. Estos no sólo reponen nutrientes esenciales, sino que también mejoran la estructura del suelo y aportan minerales beneficiosos para el desarrollo vegetal.
Goss recalca la importancia de mezclar bien todos los componentes para obtener un sustrato homogéneo que garantice un crecimiento equilibrado.
¿Y qué hacer con los sacos de tierra que quedaron cerrados?
Otra duda común es qué hacer con los sacos de tierra para jardineras que quedaron almacenados desde la temporada anterior. Aunque parezcan intactos, incluso si aún están sellados, no es recomendable usarlos tal cual. Goss explica que estos sustratos suelen venir muy fertilizados, y con el tiempo, los nutrientes pueden degradarse o incluso liberar sales en exceso, lo que podría perjudicar a las plantas.
¿La solución? Mezclar este sustrato viejo con tierra nueva o con tierra recuperada de jardineras siguiendo el método descrito anteriormente. Así se reduce el riesgo de salinidad elevada y se consigue un equilibrio nutritivo adecuado para que las plantas florezcan con fuerza.

En un momento en que el reciclaje y la sostenibilidad se imponen como hábitos imprescindibles, la reutilización del sustrato de las macetas se presenta como una práctica ecológica, económica y eficaz. No sólo se evita el desperdicio, sino que se reduce la necesidad de comprar tierra nueva cada temporada.
Así que, antes de tirar esa tierra usada del año pasado, recuerda que con un poco de cuidado y algunos ajustes puede convertirse en el hogar perfecto para tus nuevas plantas. Como bien señala Brigitte Goss, “la tierra vieja no está muerta, sólo necesita un poco de cariño para volver a la vida”.
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