Religión
Francisco resume sus 10 años de Pontificado: «Han sido una tensión»
El Papa pide «la paz» como regalo de aniversario, y afirma que nadie puede negar que nos encontramos ante una guerra mundial
El Papa Francisco tuvo claro su deseo con motivo de su décimo aniversario en el trono de san Pedro: «Por mis 10 años como Papa, regálenme la paz», pidió en una entrevista con los medios de comunicación del Vaticano incluida en «Popecast», un podcast en el que el pontífice ofrece una mirada sobre estos años.
Sobre aquel 13 de marzo de 2013, «la primera palabra que me viene es que parece que fue ayer». Y se atrevió a resumir este periodo: «Estos diez años han sido así: una tensión, vivir en tensión».
Tras 40 viajes al extranjero, tres encíclicas, 899 santos canonizados, miles de audiencias o cientos de visitas a diócesis y parroquias, el Papa calificó «la audiencia con los abuelos en la plaza de San Pedro» de todo el mundo el 28 de septiembre de 2014 como «el momento más hermoso» de su Pontificado.
«Los ancianos son sabiduría y me ayudan mucho. Yo también soy viejo, ¿no? Pero los ancianos son como el buen vino que tiene esa historia añeja. Los encuentros con ancianos me renuevan y me rejuvenecen, no sé por qué... Son momentos hermosos, preciosos», aseguró Francisco.
Respecto a los momentos más dolorosos, mencionó todos los relacionados con el horror de la guerra, como cuando visitó los cementerios militares de Redipuglia y Anzio (Italia), la conmemoración del desembarco de Normandía o la vigilia para evitar la guerra en Siria. «Detrás de las guerras está la industria armamentística, esto es diabólico», declaró Francisco. «Un técnico me dijo que si no se fabricaran armas durante un año se podría resolver el problema del hambre en el mundo. Es el mercado el que ha creado la guerra (...). Las guerras sirven para probar armamentos», manifestó.
Así, condenó una vez más la barbarie que se vive desde hace más de un año en Ucrania y compartió sus «tres sueños» para la Iglesia, para el mundo y para los que gobiernan el mundo, para la humanidad.
Francisco no esperaba que él mismo, un obispo «venido del fin del mundo», fuera el Papa que dirigiera la Iglesia universal en lo que calificó como una nueva guerra mundial, la de Ucrania. «Pensaba que lo de Siria era algo singular, luego vinieron las demás (...) Me duele ver a los muertos, jóvenes –sean rusos o ucranianos, me da igual– que no vuelven. Es duro», señaló. En este sentido, declaró que actualmente nadie puede negar que el mundo esté frente a una guerra de orden mundial «ya que todas las grandes potencias están involucradas».
Francisco celebró en el día de ayer una misa en su residencia, Casa Santa Marta, con los cardenales presentes en Roma, un momento íntimo del que no se proporcionó información ni imágenes, y prosiguió con su jornada habitual (que ayer era festiva en el Vaticano), como ha venido haciendo todos los años desde su elección. Según su estilo habitual, no suele celebrar cumpleaños ni otras efemérides.
Durante estos 10 años el Pontífice ha visitado un total de 59 países, muchos de ellos de minoría católica (como Egipto o Emiratos Árabes), y ha viajado a lugares muy lejos de Roma, como Myanmar y Bangladesh, donde ha reiterado la universalidad de su mensaje. Entre sus próximos destinos se encuentran Budapest (Hungría), del 28 al 30 de abril, ciudad que ya visitó en 2021 para celebrar la misa de clausura del 52 Encuentro Eucarístico Internacional, y participará en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que se celebrará en Lisboa en agosto.
En octubre presidirá en Roma las dos últimas jornadas del Sínodo de la Sinodalidad, un gran proceso de escucha que la Iglesia católica comenzó en octubre de 2021 en las iglesias locales y que ha escuchado tanto la opinión de Conferencias Episcopales, como las de parroquias, colegios y laicos.
A sus 86 años y con el problema de rodilla que le obliga a utilizar a veces la silla de ruedas, hace unos meses se desataron todo tipo de rumores y teorías sobre su posible renuncia o su capacidad de gobierno (que se incrementaron tras el fallecimiento del Papa Benedicto XVI). Sin embargo, Francisco acalló las habladurías con una sola frase: «Se gobierna con la cabeza, no con las piernas», zanjó.
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