Transporte por carretera

“Guerra Mundial” contra los coches contaminantes

Desde hoy, los conductores de vehículos con “malos humos” tendrán que pagar una nueva tasa en Londres: más de 14 euros para entrar en la Zona de Emisiones Ultrabajas del centro.

Las medidas de restricción del tráfico rodado persiguen –en teoría– mejorar la calidad del aire en las ciudades / Foto: Alberto R. Roldán
Las medidas de restricción del tráfico rodado persiguen –en teoría– mejorar la calidad del aire en las ciudades / Foto: Alberto R. Roldánlarazon

Desde hoy, los conductores de vehículos con “malos humos” tendrán que pagar una nueva tasa en Londres: más de 14 euros para entrar en la Zona de Emisiones Ultrabajas del centro.

Londres ha iniciado esta madrugada su batalla para mejorar la calidad del aire. Desde hoy, se ha puesto en marcha la Zona de Emisiones Ultra Bajas –ULEZ, en sus siglas en inglés– en el centro para los vehículos más contaminantes. El impuesto, aplicable las 24 horas del día, los siete días de la semana, tendrá un coste de £12.50 diarios (unos 14,50 euros) para aquellos vehículos que no respeten los criterios establecidos por las autoridades locales: los diésel que no cuenten con el estándar Euro6, obligatorio desde 2015, así como para la mayoría de los automóviles de gasolina con más de 14 años de antigüedad. Por otro lado, a los camiones y autobuses más contaminantes se les cobrará £100 al día.

La ULEZ se sitúa en los mismos límites que la actual zona de congestión de Londres cuya tarifa, £11.50, sigue vigente. Así, aquellos conductores cuyos vehículos no cumplan con los estándares de emisiones de escape tendrán que pagar ambas tasas si conducen en la zona acotada entre las 07:00 y las 18:00 horas. Un coste que asciende a £24 diarios y con los que las autoridades intentan promover medidas de movilidad más limpias.

Los conductores pueden verificar si su vehículo cumple con los requisitos en la página web de Transport for London. La tasa se aplicará a través de un sistema de reconocimiento de matrículas y la base de datos de la Agencia de Licencias para Conductores y Vehículos, que incluye los estándares de emisión de cada vehículo. El impuesto se puede abonar antes de la medianoche del día siguiente. Las multas ascienden a £160 para los automóviles y a £1.000 para los camiones. Personas con discapacidad y residentes en la zona de congestión están exentos de pago, así como los taxistas. No se aplica el mismo baremo a los conductores con licencia VTC que tendrán que abonar la tasa.

Se estima que la zona delimitada recibe alrededor de 40.000 coches, 19.000 furgonetas, 2.000 camiones y 700 autobuses diariamente por lo que el gobierno local espera que con esta medida las emisiones en carretera se reduzcan en torno al 45%.

Su implementación viene respaldada por un estudio del King´s College y el Imperial College de Londres, que muestra que de media cuatro londinenses, incluyendo a un menor de 14 años, son hospitalizados cada día debido al asma causado por la contaminación del aire.

Con ULEZ, Londres da un paso más hacia la mejora de la calidad su aire. Un proyecto que ya cuenta con otra fecha, octubre 2021, para que esta zona de emisiones ultra bajas se expanda hasta las carreteras de circunvalación norte y sur de la capital.

Nueva York

La ciudad tiene previsto penalizar el uso del automóvil en su centro urbano. Para lograrlo, y de paso recaudar cientos de millones de dólares, el gobernador del Estado, Andrew Cuomo, plantea cobrar una tarifa por acceder a Manhattan. La tasa, que entraría en vigor a partir de 2021, fija el perímetro del cobro a partir de la calle 60. Esto es, desde South Central Park y hasta la punta sur de la isla, incluyendo Midtown y Downtown, Chelsea, el Soho, los dos Village, Chelsea, Chinatown y el Lower East Side. Con los cerca de mil millones de dólares del peaje, Cuomo aspira a descongestionar una ciudad ahogada por el tráfico y por la imposibilidad de ampliar buena parte de sus infraestructuras. De paso envía un mensaje al resto del país, asumiendo un mensaje hasta hace poco contracultural en unos EEUU que han hecho del coche un absoluto tótem cultural y de la carretera un género. El gobernador también pretende revitalizar las finanzas de la MTA, la empresa público/privada que gestiona el metro y los autobuses de la ciudad. Cuomo no está solo en su empeño: cuenta con la complicidad del alcalde, Bill de Blasio, con el que comparte siglas y en no pocas ocasiones deseencuentros. Enfrente tendrá a muchos de los colectivos teóricamente afectados. Desde los trabajadores del taxi hasta los transportistas, y desde los vecinos de zonas mal comunicadas, en especial de Queens, Staten Island y Brooklyn, hasta todos los empleados que llegan a la ciudad desde Nueva Jersey o las localidades residenciales del condado de Westchester. Al fondo, claro, la cuestión básica: la discusión respecto a unas tarifas indiscriminadas, que no atienden a los ingresos de cada uno, y la evidencia de que los muy ricos no sufrirán por la medida ni verán alterados sus hábitos de transporte. Bien porque ya viven en el centro, bien porque gastarse 125 dólares semanales en tasas significa muy poco para quienes pueden comprarse un apartamento en la 56 por el «módico» precio de 100 millones de dólares. Tampoco está previsto que afecte al transporte en helicóptero.

Berlín

Alemania fue uno de los países pioneros en crear una zona restringida a los vehículos contaminantes. En Berlín, desde el 1 de enero de 2008, únicamente pueden adecer los vehículos menos contaminantes a la zona ecológica «Die Umweltzon». Para ello, los automóviles cuentan con etiquetas de colores. Si es verde pueden circular sin restricción. Los de etiqueta roja no pueden acceder a esta zona, y los vehículos de las otras dos categorías podrán o no circular según los picos de contaminación que se produzcan y no en toda la extensión.

Roma

Pese a las restricciones de tráfico en la capital italiana, el caos circulatorio es tal que la delegada de Movilidad adelantó el pasado 1 de enero la prohibición de acceso al centro histórico a los vehículos diésel Euro 3, que en España no tienen ni distintivo ambiental.

París

La capital francesa es una de las urbes más medidas ha tomado para frenar los altos niveles de polución por el tráfico rodado. Desde 2015, la ciudad prohíbe la circulación de coches con matrícula par o impar ante picos de contaminación: cuando se superan los 50 microgramos por metro cúbico de partículas finas (PM 2,5). En julio de 2016, los vehículos más contaminantes (lo matriculados antes de 1997 y las motos antes de 1999) no pueden, además, circular por París los días laborables desde las 8 de la mañana hasta las 20:00 horas. Y previsiblemente no serán las últimas medidas, iniciativas que han sido implantadas junto a un paquete de ayudas económicas para los ciudadanos que renuncien a su coche privado como un 50% de descuento al utilizar los coches eléctricos compartidos o una ayuda de hasta 400€ para la compra de una bicicleta. De hecho, Francia, según publicó Anfac, ha comprometido 20.700 millones de euros para descarbonizar el transporte.

Oslo

En la capital de Noruega los vehículos diésel o de gasolina no podrán circular más allá de 2025 con el objetivo de mejorar más aún ella calidad del aire de Oslo.

Ámsterdam

Los Países Bajos apuestan por fomentar más aún si cabe el uso de la bicicleta. Y se han marcado como objetivo que en 2035 todos los coches nuevos tienen que ser cero emisiones. En Ámsterdam y Rotterdam tienen zonas de bajas emisiones. En Ámsterdad, su Plan de Aire Limpio 2025 establece restricciones a los vehículos fabricados antes del año 2000 desde el año 2017, no obstante, un año después, las restricciones seguían sin afectar a vehículos particulares.

Madrid y Barcelona

Mientras en la capital se ha restringido el acceso a Madrid Central, salvo a los residentes y sus invitados, los coches o motos con etiqueta CERO y ECO, así como a los que tengan etiquetas B o C siempre que aparquen en un parking, Barcelona va a vetar la entrada a 50.000 vehículos contaminantes el 1 de enero 2020, que será cuando entre en vigor la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) permanente.