Educación
«He tenido problemas con los profesores por saber más que ellos»
Álvaro Cabo es autor del libro “Ser inteligente no es un delito” y del blog “Mi país a través de mis ojos”
Álvaro Cabo es autor del libro “Ser inteligente no es un delito” y del blog “Mi país a través de mis ojos”
Álvaro llega puntual, a las cinco de la tarde, acompañado por su madre. Es un niño normal, de trece años, que sale del colegio con su mochila y ganas de merendar. Sin embargo, su tarjeta personal plasma aspectos de su vida mucho menos comunes en la adolescencia que le toca atravesar: escritor, trainer, blogger, tertuliano, emprendedor y conferenciante son las profesiones que se leen sobre su dirección de email, su blog, el título de su libro y su teléfono de contacto. Su coeficiente intelectual supera la media, pero asegura que eso no basta para llegar lejos.
-¿En qué curso estás, Álvaro?
-Ahora mismo estoy en tercero, un curso adelantado porque me salté primero de la ESO.
-¿Eso te lo propuso el colegio?
-En absoluto. En este sistema educativo es algo que siempre tiene que ser por parte del alumno y es un largo y duro proceso que en muchos casos no sale adelante por la pesadez de las trabas administrativas.
-En tu blog hablas de la necesidad de introducir la economía en el colegio a una edad más temprana. Entiendo que tú tienes nociones de economía...
-La economía vamos a tener que utilizarla en el futuro al margen de a qué nos dediquemos. Todos necesitaremos interpretar un tique, un albarán o una factura. Lo bueno que tiene Internet es que todo lo puedes aprender. Ahí está todo lo que durante dieciocho años nos transmite el colegio. Yo he aprendido economía a través de Youtube, tutoriales, programas de invertir en bolsa de manera virtual,...
-¿Defenderías entonces la opción de Home Schooling que existe en países como Estados Unidos?
-Creo que lo bueno que tiene el colegio es que constituye el primer círculo de amistades fuera de la familia. Sin embargo, existen casos extremos de bullying y estudiar desde casa debería ser una opción que las familias pudieran barajar.
-¿Cuándo te empezaste a dar cuenta de que los intereses que tenías no eran los mismos que los de la gente de tu edad?
-Creo que nunca me he dado cuenta de eso, sino que con el tiempo he ido viendo que mis compañeros se quedaban atrás en algunas cosas o tenían algunos gustos distintos y yo, aunque compartía esos gustos, tenía algunos otros.
-Entonces a ti el fútbol te interesa igual que a cualquier otro chico de trece años...
-Por supuesto, me interesa y lo practico. Lo importante es tener la capacidad de entablar conversación con cualquiera, no sólo con tus inferiores o iguales.
-Pero, si nunca has estado fuera de lugar en el colegio, ¿por qué titular tu libro “ser iteligente no es un delito” entonces?
-Nunca he sufrido un caso de bullying por parte de mis compañeros, pero el hecho de esforzarme en las aulas sí que me ha causado problemas con los profesores. En el libro explico que la palabra “superdotado” no lo es todo, sino que también es necesario trabajar. El éxito es un 1% de talento y un 99% de trabajo. En algunos casos, el alumno sabe bastante sobre un tema, llegando a poner en un aprieto a un profesor que se ha especializado demasiado. En clase han llegado a decir “que respondan todos menos Álvaro”. Desemboca en un abuso de poder del profesorado porque a menudo no está preparado para dar respuesta a chicos cuyos intereses van más allá de lo que se estudia en clase y lo que hacen es cortarlo de raíz, ya que estos alumnos los sacan de su zona de confort.
-¿Estás a favor de que existan clases para niños con conocimientos más avanzados?
-Sí, claro. Si decimos que es clasista separar a los alumnos por nivel, ¿por qué no es clasismo dejar a los que se esfuerzan con los que no se esfuerzan para que no puedan seguir superándose a sí mismos? Es una buena medida para que se puedan desarrollar y, sobre todo, para erradicar cualquier caso de bullying.
-¿En qué se diferencian los jóvenes españoles de los franceses, alemanes o escandinavos que están tan por encima educativamente?
-No podemos generalizar porque existen dos clases de jóvenes: el estereotipo, que lo cumple el 60%, y que es el que se ocupa de sí mismo, las redes sociales y los seguidores y otro 40% que se preocupa por su futuro y su país. La diferencia con respecto de otros países es que en España no se premia desde el sector público a ese 40%. Para poder desarrollarte mejor necesitas cierto poder económico y vivir en una gran ciudad. Esa es la principal diferencia en España: no existe una ayuda para ese talento.
-¿Son las circunstancias personales de las que hablabla Ortega y Gasset más determinantes en España que en otros países?
-Sí. La importancia del apellido está perdiendo peso frente a los logros personales, pero aún existe esa diferencia. No es la misma calidad la de la educación pública y la privada. En cambio, en muchos países, como Noruega o Corea del Sur, que son los que tienen mejor resultado en el Informe PISA, la educación privada únicamente representa un 2%, mientras que en España la recibe el 40% o incluso el 50% de los jóvenes. Allí disponen de una educación pública de tanta calidad que no es necesario recurrir a la privada.
-¿Cómo podríamos impulsar el interés por la cultura y el aprendizaje en la juventud?
-Además de la economía, sería una muy buena medida fomentar el marketing, porque saber venderse es otra cosa que vamos a necesitar en el futuro. En España no se está vendiendo bien la idea de ser mejor persona, trabajar libremente y tener unos hobbies sanos, sino que los medios de comunicación y las redes sociales sitúan el éxito en ligar mucho, salir muchas veces de botellón o tener un buen cuerpo, pero nadie habla de la importancia de cultivar el músculo más importante, que es el cerebro.
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