Medio Ambiente

La lenta recuperación del suelo tras los incendios

Los incendios forestales del pasado verano costaron 5 vidas humanas, arrasaron cerca de 400.000 hectáreas y afectaron a 440 municipios

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Los peores incendios en la historia de España: Joaquín Ramírez, experto en fuegos, advierte: ''Lo que viene va a ser mucho peor" istock

Los incendios forestales del pasado verano costaron 5 vidas humanas, arrasaron cerca de 400.000 hectáreas y afectaron a 440 municipios, pero también dejaron una víctima silenciosa y olvidada: el suelo, la "base de la vida", según la descripción del ingeniero Víctor Resco.

Este catedrático de Ingeniería Forestal en la Universidad de Lérida y doctor por la Universidad de Wyoming, ha explicado a EFE con motivo del Día Mundial del Suelo que "lo más fértil son los 5 primeros centímetros, donde se concentra la vida, y también es lo que se pierde más rápido".

Se trata de la parte superficial de la corteza terrestre, especialmente vulnerable ante el fuego y otras circunstancias como las riadas, que supone un elemento fundamental tanto para ganaderos y agricultores como para el desarrollo de la biodiversidad.

También lo es por su capacidad para almacenar carbono: las reservas del suelo son las segundas del mundo por detrás de las de los océanos.

Recuperación

Según la Sociedad Española de la Ciencia del Suelo (SECS), la recuperación de la mayor parte de las propiedades de los suelos afectados por incendios puede tardar, en el mejor de los casos, entre 1 y 5 años y, en los más desfavorables ¿los situados en zonas con mucha pendiente o con destrucción total de la materia orgánica¿, ¿la restauración de la vegetación puede incluso no llegar a producirse¿ y dar paso al fenómeno de la desertificación.

Así, una lluvia torrencial tras un incendio puede producir un suelo erosionado que tarde milenios en recuperarse, mientras que un suelo agrícola no se ve tan perjudicado debido al poco combustible que supone sus cultivos para las llamas.

En caso de incendio, este tipo de superficie "no tiene el mismo impacto directo y podrán volver a cultivar pronto", ha indicado a EFE el profesor de Edafología "la ciencia del suelo" de la Universidad Miguel Hernández de Elche y expresidente de la SECS, Jorge Mataix.

Lo primero que se hace tras un siniestro de este tipo es determinar "qué zona requiere más atención y cuál menos¿ y, aunque hay distintas maneras de abordar la recuperación, como el acolchado "recubrir el suelo con paja o astillas de madera para protegerlo" o la reforestación, sostiene que lo mejor, en caso de ser posible, es "dejar a la Naturaleza que se vaya recuperando por sí misma".

Un ejemplo de mala praxis sería extraer toda la madera quemada al poco tiempo de que hayan sido extinguidas las llamas, lo que en algunos casos, ¿puede tener un impacto mayor que el propio fuego" en el entorno natural.

"Si después del incendio arrastro con maquinarias y cadenas todos los árboles en un momento en el que estaban empezando a recuperarse, genero una erosión extra y hago que el suelo tenga menos capacidad de volver a su biomasa previa", ha señalado Mataix.

Reforestación

Replantar por "presión social" y no por que sea realmente necesario es otro ejemplo de lo que no hay que hacer: "es tirar el dinero y hacer más daño".

Desde su punto de vista, la sociedad no debería "pedir que se vaya a reforestar¿ constantemente, sino que se cuiden los árboles que van a salir de manera natural "aplicando los conocimientos científicos y técnicos para cada caso y cada zona".

La recuperación del suelo quemado supone un reto económico y técnico al que también hay que sumarle los trámites burocráticos-administrativos, que según el catedrático de la universidad ilerdense pueden llevar semanas, meses o incluso años y, para cuando se aprueba el procedimiento "puede que ya hayan venido aguas torrenciales que van a mermar mucho la eficacia de la intervención".

La teledetección con imágenes satélite o el uso de inteligencia artificial, que permitirán predecir "escenarios futuros de regeneración en función del historial que han tenido", suponen nuevas vías a explorar en la prevención y recuperación de los suelos ha contado el edafólogo alicantino