Belén Tobalina
No descartan que Ana Julia quisiera el dinero del rescate
Más mentiras. «Los hechos no cuadran con un homicidio», según los investigadores
Las respuestas que da Ana Julia Quezada sobre cómo acabó con Gabriel las mantiene en el tiempo, pero a nosotros, como investigadores, los hechos no nos cuadraban como un homicidio», afirmó ayer el capitán de Homicidios, Secuestros y Extorsiones de la UCO durante la cuarta sesión del juicio. Es decir, que los propios investigadores apuntan a que no fue una muerte accidental. Además, «todo lo que decía era irrelevante y carecía de lógica respecto a lo que había sucedido». Tampoco colaboró antes de ser detenida. «Oculta verdades sobre su persona que nos extrañan. Miente cuando se le pregunta sobre cosas personales, pese a la gravedad de los hechos. Dijo, por ejemplo, que no trabajó en la prostitución». Y no solo eso: «Incluso nos llega a hablar mal del niño, que la insultaba, que cuando viajó a República Dominicana le dijo que no quería que volviera».
«Quiero a Gabriel»
Ni en el instante de ser detenida confesó la verdad cuando los agentes le pidieron abrir el maletero del vehículo: «Ángel, yo te quiero mucho, quiero a Gabriel y mi perro está dentro», como manifestó otro Guardia Civil. Durante la sesión de ayer se mostraron las fotos tomadas mientras la acusada desenterraba y metía el cadáver en el vehículo. A continuación, un agente de la Policía Judicial de Madrid explicó que buscaban a un niño vivo, «nunca se pensó que estaba muerto». Este mismo agente precisó que, tras analizar la vida de Ana Julia en Burgos, observó que «es una persona a la que parece que le gusta el dinero. No sé si, además de lo que había hecho, quería el dinero».
Después, se puso el vídeo de la reconstrucción de los hechos realizado el 13 de marzo de 2018, y, como bien precisó la acusación particular, allí «no había ningún familiar de Gabriel. Por lo que nadie le pudo decir –a los agentes– si las herramientas (pala, hacha y rastrillo) estaban o no allí»; defendiendo así la convicción de que no se encontraba en Rodalquilar el día previo, sino en la casa de la abuela paterna. De ser así, habría habido premeditación.
En este punto, un agente del servicio cinológico explicó que el perro hizo tres marcajes de restos biológicos en dicha finca: «En la fregona, en el cubo de fregona y en el suelo de una habitación», pese a que ella en todo momento ha negado que golpeara al niño a no ser que le diera al arrastrarlo.
Al terminar la sesión, la defensa manifestó que no estaba siendo un juicio justo, ya que «hay una discrepancia sobre la interpretación legal con la presidencia». «Entiendo que no se está manteniendo una igualdad y así lo denuncio y que se vulnera el derecho a la defensa», añadió Esteban Hernández Thiel al ser preguntado si en un futuro va a recurrir por este motivo. Un extremo que, según la acusación particular, responde «a una estrategia». Además, Patricia Ramírez, la madre de Gabriel, pidió ayer por redes sociales que se «prohíba» emitir contenidos de cómo murió su pequeño.
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