Religión
El Papa Francisco viaja e Luxemburgo y Bélgica con el drama de los abusos a menores como telón de fondo
Se reunirá con un grupo de víctimas a puerta cerrada
El Papa Francisco comienza este jueves un viaje a Luxemburgo y Bélgica, dos países de tradición fuertemente católica, pero en los que el proceso de secularización parece imparable. El principal motivo de este desplazamiento es conmemorar el 600 aniversario de la Universidad Católica de Lovaina y no se espera que el Sumo Pontífice visite las instituciones europeas.
Se espera que el Papa haga llamamientos a la paz en el mundo, en un momento en el que la guerra en Ucrania y la ofensiva israelí en Gaza y el Líbano acapara todos los titulares de la prensa internacional. Además, según ha adelantado el Vaticano, el Papa aprovechará la visita para reunirse con un grupo de migrantes en la Universidad católica de Lovaina.
El punto más sensible de este viaje será la reunión con un grupo de víctimas de abuso sexuales por parte del clero belga, si bien este encuentro transcurrirá con la máxima discreción y no habrá más datos hasta que esta cita haya tenido lugar.
En el año 2010, la Iglesia Católica belga pidió perdón por los casos de pederastia después de conocerse que el arzobispo de la diócesis belga de Brujas, Roger Bangheluwe, había abusado sexualmente de un sobrino suyo y de otros menores. En marzo de 2024, el Papa Francisco decidió su expulsión del clero.
Tras este caso, se produjeron nuevas denuncias que desembocaron en la publicación de un código de comportamiento para obispos y sacerdotes en su relación con niños y adolescentes. Esto llevo también a la Conferencia Episcopal a indemnizar a las víctimas costeando los gastos terapéuticos. En total, la Iglesia del país ha tenido que pagar cinco millones de euros. La visita del Papa también coincide con el escándalo que ha sacudido a Francia después de que un total de 24 mujeres hayan acusado al abate Pierre, el fundador de la asociación caritativa Emáus y todo un símbolo de la lucha contra la pobreza, de haberles agredido sexualmente.
Bélgica es un país de tradición fuertemente católica, ya que su génesis como un Estado independiente se debe, en gran parte, a su adscripción mayoritaria a este credo. La Revolución belga de 1830 se produjo tras el alzamiento de los habitantes predominantemente católicos de las provincias del sur frente al norte, mayoritariamente protestante. Esta revuelta consiguió la secesión de Flandes y Valonia frente al entonces Reino Unido de los Países Bajos.
A pesar de que durante muchas décadas el país ha desarrollado poderosas instituciones católicas como colegios, universidades y hospitales, cada vez son menos belgas los que se declaran católicos o asisten de manera regular a misa. Según el último informe de la Iglesia católica del país, tan solo un 8% de los fieles asisten a los oficios religiosos y los matrimonios religiosos y resto de sacramentos también están experimentando un caída constante. Actualmente, en la región de Bruselas la religión más practicada es la musulmana.
A pesar de este desinterés religioso, el Papa clausurará en su viaje este domingo en Bélgica con una misa multitudinaria en el Estadio Balduino en la que se espera la asistencia de 40.000 personas. Las reservas para participar se terminaron en dos horas, como si un concierto de una estrella del rock se tratara. El propio portavoz francófono de la conferencia de obispos de Bélgica ha reconocido que esta afluencia masiva ha sido “una muy buena sorpresa”
Benedicto XVI no emprendió ningún viaje a Bélgica durante su papado, mientras Juan Pablo II realizó dos en 1985 y 1995. El gran ducado de Luxemburgo nunca había vivido un visita de estas características. En noviembre de 2014, el Papa visitó el Parlamento Europeo en Estrasburgo (Francia) y pronunció un discurso a favor de “restaurar la dignidad del trabajo” y de no permitir que “el Mediterráneo se convierta en un enorme cementerio”.
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