Incendios
Los peores incendios en la historia reciente de España: Joaquín Ramírez, experto en fuegos, advierte: ''Lo que viene va a ser mucho peor''
Una de las principales preocupaciones de los expertos son los incendios de sexta generación, capaces de generar tormentas de fuego y propagarse de forma explosiva
El verano de 2025 ha marcado un hito trágico en la historia reciente de España en cuanto a incendios forestales. Según el Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales (EFFIS), se han quemado más de 393.000 hectáreas, superando ampliamente el récord de 2022. Este verano se han registrado seis de los diez mayores incendios forestales del siglo XXI, concentrándose principalmente en Castilla y León, Galicia y Zamora. Joaquín Ramírez, experto en fuegos y responsable de Technosylva, advierte: ''Tenemos que hacer cambios, porque lo que viene va a ser mucho peor.''
Incendios de sexta generación y megaincendios
Una de las principales preocupaciones de los expertos son los incendios de sexta generación, capaces de generar tormentas de fuego y propagarse de forma explosiva. El Dr. Javier Martín, profesor de Ecología en la Universidad de Sevilla, explica: "El cambio climático está sin duda en el origen de los intensos incendios y de múltiples focos que están asolando España este verano. La acumulación de biomasa forestal y el abandono del paisaje agrario tradicional han provocado una mayor incidencia de megaincendios con múltiples focos, de comportamiento impredecible y efectos devastadores."
Especialistas como Juan Caamaño, responsable del área de capacitación y operaciones de la Fundación Pau Costa recuerdan la importancia de la gestión de combustibles: ''Sabemos que si tenemos menos de diez toneladas de materia seca por hectárea, tendremos incendios que podremos apagar. Para eso hace falta gestionar parte del territorio para dejarlo por debajo de esos volúmenes de combustible.''
Luis Berbiela, vocal del Patronato de la Fundación Pau Costa, añade: ''No puede haber un solo núcleo rural en España que no esté predefendido. No puede ser que la gente del pueblo se tenga que poner a desbrozar el entorno de sus casas porque llega el fuego.''
Falta de coordinación y centralización
Otro de los problemas señalados por los expertos es la escasa coordinación y centralización en la lucha contra los incendios. Aunque España tiene una de las mayores capacidades de extinción por superficie del mundo, el problema no reside tanto en apagar los fuegos, sino en prevenir que se conviertan en incontrolables.
Juan Caamaño subraya: ''Hasta ahora se ha abordado desde las comunidades autónomas, pero necesitamos una perspectiva nacional, incluso europea. Nos haría falta una entidad similar a las ‘inter-agencias’ de Canadá o EEUU que establezca marcos de trabajo comunes y estandarizados para mejorar la coordinación entre comunidades.'' El especialista añade que también es urgente invertir en la investigación: ''Nos ha faltado la capacidad de entender cómo se han propagado estos fuegos. Debemos avanzar en el conocimiento de estos incendios y de los combustibles vivos, porque este año pensábamos que con el agua que había caído serían capaces de soportar las temperaturas y no ha sido así.''
Por su parte, Joaquín Ramírez apunta a la falta de centralización de datos: ''En España no existe un análisis nacional de riesgo de incendio forestal. Hay trabajos parciales por las distintas comunidades autónomas, pero nada a escala nacional que permita planificar y coordinar esfuerzos, a pesar de estar contemplado en la revisión de la Ley de Montes de 2023.''
Juan Picos, experto en fuegos de la Universidad de Vigo, resume el problema desde la perspectiva de la toma de decisiones: ''Quien toma las decisiones debe entender que no es un problema de bomberos, sino de medidas que hay que tomar a escalas muy grandes y transversales. En términos sanitarios, no necesitamos tener más cirujanos, porque esta crisis no se arregla en la mesa de operaciones: necesitamos que la gente no entre muriéndose al quirófano. Una vez que se desatan estos incendios, los que están ahí no pueden hacer milagros.''
Consecuencias humanas y movilización ciudadana
Las consecuencias humanas han sido dramáticas: siete personas fallecidas, miles evacuadas y cientos de vecinos y brigadistas actuando en primera línea. Virginia Carracedo, investigadora de la Universidad de Cantabria, alerta sobre lo que viene: ''Lo que queremos evitar es que lleguemos a un año de 800.000 hectáreas quemadas: el siguiente episodio está detrás de la puerta.''
Las protestas de bomberos y brigadistas han sido frecuentes en Galicia, Castilla y León, Madrid y Castilla-La Mancha, reclamando más efectivos, mejor formación y modernización de los recursos.
Reacciones políticas y medidas de emergencia
El Gobierno declaró en verano zonas de emergencia y coordinó recursos de protección civil. Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, explicó que la respuesta al incendio o a los incendios que asolan España ''está ahí''. ''Se extinguirán los incendios. Se abordará la reconstrucción de todas las zonas afectadas, pero también debemos reflexionar sobre una estrategia que anticipe una mejor respuesta ante los efectos de la emergencia climática," añadió
Margarita Robles, ministra de Defensa, señaló que la falta de planificación y de recursos en los momentos críticos ''ha agravado la situación." Esto indica una falta de planificación y coordinación adecuada en la gestión de los recursos, lo que habría impedido una respuesta más eficaz en los momentos de mayor necesidad.
María García Arenales, portavoz de Greenpeace España, criticó la falta de acción preventiva: "Lo que estamos viviendo en el verano de 2025 tenía precedentes y era predecible. Las declaraciones de algunos partidos políticos resultan poco útiles, ya que se focalizan en los medios de extinción y diluyen la responsabilidad sobre lo que está ocurriendo y la urgencia de actuar sobre lo que vendrá."
La necesidad de prevenir y coordinar
El verano de 2025 deja una lección inequívoca: sin coordinación, planificación, investigación y gestión efectiva de la biomasa, los incendios seguirán creciendo en intensidad y frecuencia. La prevención y la sostenibilidad no son opcionales; son la única manera de proteger vidas, ecosistemas y comunidades frente a los incendios que ya forman parte de la España del futuro cercano.