
Curiosidades
Por qué aparece la yema verde en los huevos duros (y si deberías preocuparte)
Si alguna vez has cocido un huevo y te ha salido la yema verdosa, no te preocupes. Esta alteración de color tiene una explicación científica. Y no, no significa que esté en mal estado

El huevo es uno de los alimentos más consumidos del mundo. Rico en proteínas, vitaminas y grasas saludables, su versatilidad lo convierte en un imprescindible en cocinas de todas las culturas. Desde el desayuno hasta recetas más elaboradas, está presente en casi todas las dietas.
Sin embargo, a pesar de lo habitual que es, sigue generando muchas dudas: ¿cuántos huevos se pueden comer al día?, ¿son mejores los blancos o los marrones?, ¿por qué algunas yemas se tornan verdes al cocinarlas? Hoy, resolvemos esta última.
¿Por qué la yema del huevo duro a veces se ve verde?

Si al pelar un huevo duro notas que la yema tiene un halo verdoso o grisáceo, especialmente en la zona que está en contacto con la clara, no te alarmes. Es una reacción química totalmente normal provocada por una cocción excesiva o demasiado brusca.
Cuando el huevo se cuece durante mucho tiempo o en agua demasiado caliente, el azufre presente en la clara reacciona con el hierro de la yema, formando sulfuro ferroso. Este compuesto es el responsable de ese tinte verdoso que a veces aparece en el huevo duro.
La doctora Dawn M. Bohn, experta en ciencia de los alimentos, explica que esta reacción no representa ningún riesgo para la salud, aunque puede alterar ligeramente la textura o el sabor del huevo.
¿Es seguro comer la yema verdosa?

Sí. Aunque el color pueda resultar extraño, el huevo sigue siendo perfectamente comestible. La reacción que produce el tono verdoso no indica que esté en mal estado ni que contenga bacterias o sustancias nocivas. Eso sí, si el huevo huele mal o presenta otros signos de deterioro (como cáscara rota o flotación en agua), lo mejor es desecharlo.
¿Cómo evitar que la yema se vuelva verde?
La solución es sencilla: controlar el tiempo y la temperatura de cocción.
Tiempo ideal: entre 8 y 10 minutos desde que el agua comienza a hervir.
Truco extra: una vez transcurrido ese tiempo, enfría los huevos en agua fría o con hielo para detener la cocción y evitar que el calor residual siga modificando su interior.
Así, conseguirás una yema de color amarillo intenso, con buena textura y sin alteraciones.
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