
Opinión
¿Qué es el éxito?
Por aquí, en las ciudades del ruido y la furia, hasta el aire puro se tiene que pagar

Me encanta que algunos hombres con prestigio y ciencia, mujeres ha habido más, estén desarrollando una labor sustancial hablando del amor y del «ser» en vez del «tener». Este es el caso del cirujano y escritor Mario Alonso Puig, que nos alienta en sus numerosos escritos a reflexionar sobre cómo podríamos encontrar cierta paz en nuestra vida. En lo último que leo de él habla del éxito, considerando que hoy el tener bienes materiales es el propósito de casi todos, pues creemos que ahí está la fortuna vital. Nos dice Mario, sin embargo, que ese éxito social no acarrea en la mayoría de los casos esa felicidad añorada, ya que, aunque es compatible, la felicidad está en el ser. Y nos pone el ejemplo de un pastor que con apenas un ojo y pocas ovejas irradiaba serenidad y luz a raudales. Pues bien, apreciadísimo Mario, aun estando de acuerdo con la premisa inicial, que cierta serenidad sólo se consigue de dentro a fuera, y que la acumulación de bienes nada tiene que ver con la paz interior, creo que sí que existe una estrecha relación entre el tener y el ser en estos contextos en los que habitamos. El pastor de su ejemplo no sufre la toxicidad ambiental, sonora, burocrática, política y demás que padecemos en las ciudades. Seguramente no esté sobreinformado, ni maneje redes sociales ni tenga un jefe tirano ni sufra de competitividad insana con los compañeros de trabajo. Estoy convencida, además, que es un señor inteligente y sensible. Pero, sobre todo, está en un lugar pacífico y con pocas necesidades triviales. Por aquí, en las ciudades del ruido y la furia, hasta el aire puro se tiene que pagar. Aquí, aunque hay también muchas personas maravillosas, es complicado irradiar luz y sonrisas ante tanta ferocidad social. Aquí la maquinización y el artificio mandan. Y hay que fingir el éxito social para abrirse camino.
Pero, dicho todo esto, sigo agradeciendo la inmensa labor de todos los que contracorriente trasmiten que solo el amor apacigua el mundo.
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