
Psicología
Por qué ser asertivo es más importante de lo que piensas para tu salud
"Una persona pasiva, que ceda ante los demás y que siempre ponga sus intereses en segundo plano, frente al de otros, verá mermada su autoestima"

Una persona agresiva, a pesar de conseguir sus metas a costa de las necesidades de los demás, tendrá probablemente relaciones insatisfactorias, y puede acabar sintiéndose rechazado, con baja autoestima, y con la sensación de poco control sobre su estado emocional.
Sin embargo, una persona con un estilo asertivo verá aumentado su sentimiento de valía, ya que tendrá una consideración positiva de sí mismo, sentirá que tiene el control sobre su entorno, y disfrutará de relaciones interpersonales sanas y satisfactorias.
“La comunicación asertiva forma parte de un conjunto de técnicas de afrontamiento que pueden hacer que nos veamos menos expuestos al estrés y a la ansiedad. Al sentir que tenemos herramientas, nos veremos más capaces de llevar a cabo nuestros objetivos, ya sean laborales, sociales, o de autocuidado”, afirma en este sentido Francisco Javier Bonilla Rodríguez, psicólogo clínico del Servicio de Psiquiatría de los hospitales universitarios Fundación Jiménez Díaz y Rey Juan Carlos de Madrid.
Cómo decir que ‘no’
Al mismo tiempo, sostiene que en torno a este concepto de asertividad ha surgido una vasta literatura que nos enseña cómo decir ‘no’, y cómo poner límites a los otros. “Pero lo que esconde esta conducta final de decir ‘no’ es la interiorización de unos derechos fundamentales que poseemos por el simple hecho de ser seres humanos”, remarca.
Incide este psicólogo en que la asertividad forma parte de un continuo, y donde la agresividad y la pasividad serían los extremos:
- Una persona asertiva se comportaría de una manera intermedia entre los estilos pasivo y agresivo, al expresar de forma respetuosa, directa, y honesta sus propias necesidades, deseos, opiniones, sentimientos y creencias; entendiendo que los demás pueden tener ideas diferentes a las suyas.
- Una persona agresiva lo haría de forma invasiva e irrespetuosa, pasando por alto los derechos y necesidades de los demás; persiguiendo que el otro cambie de opinión mediante coacción, manipulación, y minusvalorando lo que siente.
- Una pasiva se comportaría guardando las opiniones para sí misma y dejando de lado sus propios derechos y necesidades en beneficio del otro; solamente teniendo en cuenta lo que el otro opina, sin poder expresar sus deseos y emociones.
La asertividad se puede entrenar y adquirir
“Hay personas que de forma natural cuentan con habilidades asertivas en su día a día, ya sea por la educación recibida, o por los modelos de conducta que han observado en su entorno. Pero la buena noticia es que la asertividad se puede entrenar y adquirir. Hacer el ejercicio de hacer valer nuestros derechos y necesidades, con serenidad y firmeza, lleva tiempo y esfuerzo; por lo que hay que ser persistentes, pero los beneficios merecen la pena”, defiende a este respecto.
‘Respetarse a sí mismo y respetar a los demás’, tal y como destaca, es una frase que “parece fácil”, si bien advierte de que esconde tras de sí la asertividad. “La forma en la que nos comunicamos con los demás refleja también la forma en la que pensamos sobre nosotros mismos, sobre los demás, y sobre cómo deben ser las relaciones. Los sentimientos que nos surgen en las interacciones con otras personas son clave en el tipo de relación que establecemos, siendo éstas satisfactorias o decepcionantes”.
Tener libertad es salud mental
En este contexto, tal y como defienden ambos, una vez nos liberamos de la presión que ejercen las opiniones ajenas, seremos libres de actuar sin dar explicaciones, y de decidir siguiendo nuestra propia lógica, y sin miedo de quedar mal frente a los otros.
“Es fundamental prestar atención a las emociones, siendo necesario expresar lo que estamos sintiendo en la relación con el otro, de forma que pueda comprender cómo nos encontramos”, aconseja este experto.
De la misma manera, ve conveniente siempre mantener una actitud de calma, de firmeza, y de perseverancia en la defensa de nuestros intereses; “es fundamental de cara a tener interacciones sociales en las que no salgamos siempre perjudicados”.
En las relaciones familiares, de amistad, o laborales, recomiendan estos expertos igualmente actuar de una manera agresiva, pasiva, o asertiva, teniendo en cuenta que esto tendrá consecuencias diferentes en nuestro bienestar.
“Una persona pasiva, que ceda ante los demás y que siempre ponga sus intereses en segundo plano, frente al de otros, verá mermada su autoestima, sentirá que tiene poco control sobre lo que le ocurre, y se sentirá insatisfecho con las relaciones personales. Esto puede derivar en un bajo estado de ánimo, y en sentimientos de indefensión”, subraya.
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