Paraguay

Rescatados del aborto con la mejor bendición

Melany, de 16 años, estuvo a punto de abortar. Ahora tiene un bebé de 11 meses
Melany, de 16 años, estuvo a punto de abortar. Ahora tiene un bebé de 11 meseslarazon

Son siete historias, siete ejemplos de supervivencia y lucha. Meses, e incluso años más tarde de que estas madres se plantearan abortar, hoy se reúnen en la iglesia de San Germán de Madrid para que sus bebés sean bautizados. Nunca creyeron que se convertirían en un ejemplo de superación, pero sus progenitores les han demostrado lo contrario. Tuvieron miedo y falta de apoyo. Y, pese a todo, salieron adelante con la ayuda de un grupo de apoyo, la Asociación MasFuturo, que les abrió las puertas y les ayudó con los gastos.

Miriam y Alicia son dos de las niñas que hoy recibirán el sacramento que las hace formar parte de las familia cristiana. La primera viene de una familia luchadora y humilde. Sus padres huyeron de Nigeria y llegaron a España en busca de un futuro mejor. Se trata de Félix, un geólogo, y su esposa. A pesar de su preparación, él perdió su empleo y ella, al poco de llegar, se quedó embarazada. Decidió abortar sin que lo supiera su marido. Pasadas unas semanas, llamó a los jóvenes que intentaron ayudarla a la entrada de la clínica abortista porque estaba arrepentida. Les dijo que se quería suicidar. Tras largas conversaciones, la joven decidió darle un nombre a su bebé abortado –lo que le ayudó a superar el trauma– y, sólo unos meses más tarde, volvió a quedarse embarazada. Esta vez no duda: una nueva niña ha entrado en sus vidas. Se llama Miriam, el nombre de la hija de la mujer que la ayudó durante este drama. Sus padrinos también serán dos voluntarios de la organización que la apoyó.

Rosana llegó a España de Paraguay y, al poco tiempo, consiguió traerse a sus dos hijos a Madrid. Pero a las pocas semanas se quedó embarazada. «Tenía miedo y no se lo dije a mi marido, pero con la llegada de los niños sabía que no podría cubrir todos los gastos y, además, perdería mi trabajo», explica. Se sentía sola. Acudió a informarse a una clínica. A la salida, unos chicos «me insistieron en que les dejara mi número, que ellos me ayudarían a seguir adelante». Recibió una llamada y se puso a llorar, pero las palabras de consuelo la ayudaron a continuar. Su lucha no terminó ahí. Rosana tiene 38 años y la ginecóloga le insistió en que su embarazo es de riesgo: «Me aseguraron que mi niño tendría síndrome de Down». Aun así, no se hizo la amniocentesis porque no quería que su embarazo peligrara. Hoy, su hija Miriam tiene 4 meses. Y no deja de reírse; es el alma de la asociación, que cuida de ella y de su madre. También es el ojito derecho de su padre, que nunca supo que su mujer se planteó la interrupción de la gestación.

Otro de los casos que demuestra la fortaleza de estas madres es el de Melany, de 16 años. Tiene un bebé de 11 meses. Lo tenía todo en contra: «Ni mis padres ni los de mi novio querían que siguiera adelante con el embarazo», cuenta la joven, que está terminando sus estudios de Secundaria. Antes de dar a luz a su bebé, la trabajadora social le insistió en que abortara: «Me dijo que no iba a tener ninguna ayuda», relata. Su hermana Jenny es la única que la apoyó. «Fue la que le dijo a mis padres que esperaba un niño». Éstas son sólo cuatro de las muchas historias de jóvenes y mayores que fueron valientes y siguieron adelante con su embarazo.