Un corto viaje en taxi en Marrakech se convirtió en un inesperado acto de violencia para una turista extranjera, después de encontrarse con un conductor enojado que se negó a poner en marcha el taxímetro. Luego, la agredió verbal y físicamente, ante el asombro de los transeúntes, según relatan digitales marroquíes.

La historia comenzó cuando la turista tomó un taxi minibús para realizar un recorrido dentro de la Ciudad Roja. Sin embargo, la situación se descontroló al llegar a su destino, cuando se sorprendió al comprobar que el conductor le pidió 10 dirhams (97 céntimos de euro) sin haber puesto el taxímetro.

Cuando ella intentó recordarle que la tarifa habitual para esa ruta era de sólo siete dirhams, el conductor estalló de ira y empezó a insultarla y a gritarle. Para evitar una mayor escalada, pagó el importe y abandonó el vehículo, pero no olvidó anotar el número de matrícula del taxi.

El incidente se inició unos instantes después. El enfurecido conductor salió de su vehículo y se acercó agresivamente a ella, antes de agarrarla del brazo y obligarla a ir con él a la estación de policía. Testigos que intervinieron para disuadir al conductor de su actuación aseguraron que la turista había estado justificada en sus exigencias.

Este incidente vuelve a poner de relieve el problema de los abusos de algunos taxistas en Marrakech, que prosiguen con sus prácticas ilegales a pesar de las reiteradas quejas de ciudadanos y visitantes extranjeros, en particular por el mal funcionamiento de los taxímetros o la imposición injustificada de tarifas arbitrarias.

La turista presentó una denuncia oficial contra el conductor después de narrar todos los detalles de la agresión. Los activistas de derechos humanos han pedido una investigación urgente y sanciones adecuadas.