Aniversario

Ruiz-Mateos, del imperio levantado a pulso a su derrumbe por la política

Cuando se cumplen diez años de su muerte, analizamos la figura más personal de este empresario que, por jugar en los límites del poder, a veces desatendió reglas básicas

El patriarca de Nueva Rumasa, José María Ruiz Mateos
José María Ruiz Mateoslarazon

La historia quiere a José María Ruiz-Mateos (1931-2015) como los sevillanos a su Virgen de la Macarena. Con la pátina del tiempo, la suma de los años, el polvo que todavía levanta su nombre, la mirada cansada, el desgaste de la vida y el «que te pego, leche» con la mano alzada frente a un Miguel Boyer templado y escoltadísimo.

El fundador de Rumasa durante un acto público firmando autógrafos, y Ruiz-Mateos
El fundador de Rumasa durante un acto público firmando autógrafos, y Ruiz-Mateoslarazon

Si retirásemos la veladura, ahora que se cumplen diez años de su fallecimiento, quedaría un personaje plano, una foto limpia, pero irreconocible. Guste más o menos, es un símbolo identitario colectivo que alternaba lo sublime, lo grotesco y lo trágico. Supo equilibrar su caída con un crescendo carnavalesco que hacía que el ciudadano no supiera si soltar la carcajada, cabrearse o unirse al sainete en aquella España recién salida del blanco y negro. En ese difícil juego, Ruiz-Mateos era un maestro.

Creo su primera banca a los 12 años

Es curioso que su infancia coincidiese con el nacimiento de superhéroes como Superman, que le inspiró uno de los disfraces con los que se enfrentó al poder político ya en su vida adulta. Aunque aún faltaban muchos años para que el personaje llegase a su localidad gaditana de Rota, le contagió sus superpoderes, de manera que, con doce años, creó su propia banca a partir de una caja de cartón. La llamó Jomaruma y administraba las pagas de sus cuatros hermanos y algunos amigos, llegando incluso a hacerles préstamos con pólizas hechas a máquina.

El empresario Ruiz-Mateos, vestido de Superman a la puerta del juzgado
El empresario Ruiz-Mateos, vestido de Superman a la puerta del juzgadolarazon

No siempre pudo recuperar esos dineros, pero ya asomó su profundo interés por los negocios y su pericia para reflotar empresas. En esa banca infantil estaba el germen del imperio Rumasa, el mayor conglomerado empresarial de España, capaz de generar, hasta su expropiación en 1983, el 2% del PIB nacional. También él era, hasta entonces, el ejemplo de empresario exitoso que se movía siguiendo los valores que le transmitió su padre Zoilo, un experto corredor de vinos de la época al que, por cierto, quiso beatificar.

La estrategia de la colmena

Le dio a su imperio una forma hexagonal copiada de las abejas, el único insecto social cuya colonia puede sobrevivir mucho tiempo porque los individuos se acurrucan para mantenerse vivos en los meses de invierno. La abeja, decía él, es un animal laborioso y trabajador. Es obrera y fabrica para los demás, construye con orden y método y tiene una reina, la Virgen del Perpetuo Socorro, la patrona particular del gaditano.

Cualquier rasgo biográfico refleja ese carácter histriónico que se intensificó en su confrontación con los poderes después de la expropiación y, especialmente, con Miguel Boyer, a quien no escatimó lisonjas: cretino, farsante, impostor, mariconazo y el icónico «que te pego, leche». Aprovechó su influencia en sus años dorados para modelar su personaje seductor, prestigioso, intenso, profundamente religioso, diferente a todo.

La compra de marquesados

No consiguió la beatificación de su padre, pero sí encontró en la Serenísima República de San Marino la manera de obtener títulos nobiliarios con los que reforzar su aura de autoridad y prestigio. Entre ellos, el de marqués de Olivara, creado a su favor en 1976 y autorizado en España por el Ministerio de Justicia en 1982. Ostentó también los marquesados de Montemayor y de Campo Nublo. En su anhelo aristocrático, compró títulos para cada uno de sus trece hijos.

Cinco de los seis hijos varones de José María Ruiz Mateos junto a su padre, en una imagen de archivo.
Cinco de los seis hijos varones de José María Ruiz Mateos junto a su padre, en una imagen de archivo.larazon

También su acercamiento al Opus Dei, que en ese momento tenía una fuerte presencia en sectores económicos y financieros, pudo tener un componente de ambición, además de su admiración personal al fundador, Escrivá de Balaguer. Ruiz-Mateos ingresó en 1963 como supernumerario, lo que le facilitó la integración de varios miembros en la dirección de su conglomerado empresarial. No obstante, acabó denunciando la fuerte presión y traiciones dentro de la institución durante la expropiación de Rumasa en 1983. Después de un ultimátum para que rectificara sus críticas, fue expulsado en 1986.

Imagen de archivo del empresario José María Ruiz-Mateos
Imagen de archivo del empresario José María Ruiz-Mateoslarazon

Teatrero, pero no encantador, supo captar la atención de muchas mujeres que le daban el sí sin ni siquiera preguntar. Se casó con Teresa Rivero, madre de sus trece hijos, en 1958. Durante la crianza, fue una mujer tradicional, dedicada al hogar y supernumeraria también del Opus Dei. A partir de la expropiación de Rumasa, la estabilidad se rompió y él se dejó ver públicamente con varias amantes. A pesar de sus escarceos y su desparpajo sexual con las mujeres, mantuvieron el vínculo conyugal hasta su muerte, en 2015. Tras el fallecimiento, se confirmó la existencia de una hija nacida de su relación con Patricia Montes de Oca, llamada Adela María.

Teresa Rivero: «No tenemos ni para poner la calefacción»
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En el hogar impuso un organigrama jerárquico y autoritario. Él era el patriarca, autoritario, estricto y con un poder casi divino, y cada hijo reportaba al que estaba por encima. Ese patrón tradicional basado en la disciplina chocaba con su figura mediática irreverente, más propia de un showman. Murió en El Puerto de Santa María a causa de una neumonía con casi todo el patrimonio familiar embargado.

Los seis hermanos Ruiz Mateos condenados por estafa
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En mayo de 2025, la Audiencia Nacional condenó a seis de sus hijos varones a siete años por delitos en la captación de fondos para el Grupo Nueva Rumasa entre los años 2009 y 2011.Es el retrato amargo de una saga consumida por la tragedia judicial.