"Una nueva era"
El tercer fármaco frente al alzhéimer que cambiará la vida de los pacientes
Donanemab ralentiza la progresión de la enfermedad en un 36% en paciente menores de 75 años con síntomas precoces. "No es la cura, pero es un paso adelante muy importante"
El de hoy ha sido un día de esperanza para la comunidad científica y médica y para los millones de enfermos de alzhéimer. Especialmente para aquellos que se encuentran en estadios tempranos de progresión de la enfermedad, que representan aproximadamente el 10% de los más de 50 millones de personas en el mundo que la padecen.
La farmacéutica Lilly ha presentado a primera hora de esta tarde los resultados completos –ya había avanzado los preliminares a principios del mes de mayo de este año– del estudio de fase 3 TRAILBLAZER-ALZ 2, que demuestran que su anticuerpo monoclonal donanemab –dirigido contra la proteína amiloide, precursora de la enfermedad degenerativa– ralentizó significativamente (36%) el deterioro cognitivo y funcional en personas con síntomas tempranos de la enfermedad, disminuyendo así su riesgo de progresión.
En el estudio, llevado a cabo con casi 1.182 pacientes con niveles bajos-medios de proteína tau –la sustancia que se acumula en el cerebro en forma de ovillos neurofibrilares– casi la mitad de los participantes que recibieron donanemab no presentaron progresión clínica al cabo de un año. De media, la progresión de la enfermedad se ralentizó entre 4,4 y 7,5 meses a lo largo de 18 meses.
A su vez, análisis adicionales de diferentes subpoblaciones demostraron que aquellos pacientes con un estadío más temprano y menores de 75 años obtuvieron un beneficio aún mayor, con una ralentización del deterioro de un 60% frente a placebo. Además, el efecto del fármaco siguió aumentando en comparación con placebo a lo largo del ensayo, a pesar de que muchos pacientes completaron el tratamiento a los 6 o 12 meses, lo que apoya un tratamiento de duración limitada.
Una vida más autónoma
Estos datos han sido presentado hoy en la Conferencia Internacional de la Asociación Americana de Alzheimer 2023 (AAIC, por sus siglas en inglés) celebrada en Ámsterdam, y se han publicado simultáneamente en la revista científica Journal of the American Medical Association (JAMA).
«Los hallazgos confirman la importancia que tiene el diagnóstico temprano y preciso de la enfermedad de Alzheimer. El cambio significativo que donanemab produce sobre el devenir de la enfermedad será relevante para las personas que la sufren, especialmente en esas fases tempranas en las que podrán disfrutar más tiempo de una vida más autónoma, más satisfactoria y de mayor calidad», señaló Pablo Martínez-Lage, neurólogo experto en Alzheimer y director científico de la Fundación Cita Alzheimer.
Donanemab se dirige específicamente a la placa amiloide depositada en el cerebro y ha demostrado su capacidad para reducirla en una media del 84% a los 18 meses de tratamiento, frente a una disminución del 1% en los pacientes que recibieron placebo. Los pacientes cesaron el tratamiento una vez habían alcanzado los criterios previamente definidos de eliminación de placa amiloide. En este sentido, aproximadamente la mitad de los participantes alcanzó este umbral a los 12 meses y, aproximadamente siete de cada diez, lo lograron a los 18 meses.
La petición de autorización a la Agencia del Medicamento de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) para donanemab se solicitó en el segundo trimestre de 2023 y se espera su resolución a finales de este año. Si se aprueba, este anticuerpo monoclonal se convertirá en el tercer tratamiento para el alzhéimer en recibir la aprobación de la Agencia norteamericana en los últimos dos años, después de lecanemab y aducanumab. Todo un récord en el abordaje de una patología que llevaba décadas acumulando descubrimientos fallidos.
[[H2:«Avalancha» de pacientes]]
"Por desgracia, no podemos decir que sea la cura del Alzheimer, pero si supone un gran paso adelante en el objetivo de frenar el deterioro cognitivo. Estos anticuerpos monoclonales están cambiando la forma en la que se aborda la enfermedad ya que, por primera vez, tenemos algo que funciona para eliminar la proteína beta amiloide y normalizar los valores a niveles indetectables», explica a LA RAZÓN desde Ámsterdam Pascual Sánchez, neurólogo experto en investigación sobre demencias y director Científico de la Fundación Centro de Investigación de Enfermedades Neurológicas (CIEN), de Madrid. «Nuestros colegas de Estados Unidos - donde una molécula con un mecanismo de acción similar, lecanemab, está ya financiada por el sistema público de salud- nos cuentan que se ha producido una auténtica avalancha de pacientes solicitándolo, y nos avisan de que el sistema tiene que estar preparado para afrontarlo».
Además de la elevada demanda por parte de los pacientes, también hay que contar con el alto coste previsto para el fármaco, que se administra a los pacientes mediante goteo intravenoso. Por ello, algunos expertos presentes en la reunión científica destacaron que podría tener sentido limitar la duración del tratamiento al tiempo necesario para eliminar las placas amiloides del cerebro. "Esto podría mejorar enormemente la viabilidad del tratamiento para pacientes, clínicos, aseguradoras y sistemas sanitarios", aseguró Gil Rabinovici, director del Centro de Investigación de la Enfermedad de Alzheimer de la Universidad de California en San Francisco (Estados Unidos)
Por otra parte, Liz Coulthard, profesora asociada de Neurología de la Demencia en la Universidad de Bristol (Reino Unido), defendió que los resultados del estudio "son alentadores y significan que en uno o dos años se podrán ofrecer a los pacientes una serie de tratamientos que ralenticen la progresión de la enfermedad de Alzheimer". Según la experta, el fármaco parece tener «un beneficio significativo, al menos para algunos pacientes». Sin embargo, puntualizó que «aún no se sabe si este beneficio continuaría después de 18 meses».
Casos concretos
Sería el caso de un 10% de las personas que padecen la enfermedad, que son las que se calcula que están en la etapa de deterioro cognitivo leve. A este grupo pertenecen Ildefonso Fernández, de 63 años y José Antonio García, de 67, ambos diagnosticados con 58 años. Los dos son miembros del Panel de Expertos de Personas con Alzheimer (PEPA), creado en nuestro país en 2017 y adscrito a la Confederación Española de Alzheimer (Ceafa), constituido por personas menores de 65 años y diagnosticadas con esta demencia.
El PEPA demanda planes de capacitación y concienciación para evitar que el Alzhéimer les excluya de la sociedad y les estigmatice. Apuesta asimismo por desarrollar políticas transversales en todas las materias, que les ayuden a garantizar su autonomía e independencia.
A Ildefonso le despidieron del trabajo cuando contó su diagnóstico. Era jefe de compras de la multinacional Alcampo. “El día que me diagnosticado me dieron una invalidez absoluta y se me retiró del trabajo. Yo no sé si hubiera sido capaz de seguir con la responsabilidad que tenía, pero sí sé que hubiera sido un gran reponedor de los lineales de mi hipermercado”, explica a este periódico. Para mantenerse activo –algo que los especialistas aseguran que representa entre un 30 y un 45% del éxito frente al avance de la demencia– tiene que pagar tres sesiones semanales de terapia ocupacional que le cuestan entre 300 y 500 euros al mes.
«Demandamos una apuesta clara por la investigación biomédica y, hasta que se desarrolle y apruebe un fármaco realmente efectivo para ralentizar la enfermedad, acceso en igualdad para que todos los pacientes (vivan donde vivan y ganen lo que ganen) tengan cubiertas sus necesidades con ayudas para su rehabilitación cognitiva».
Juan Antonio, al que también despidieron del trabajo sólo por el hecho de tener alzhéimer, tuvo que buscarse por su cuenta la manera de permanecer activo y ocupado. Alude al "caos" de las ayudas de la Ley de la Dependencia, que no sirven para las personas en su situación. "A mi, que soy una persona que aún conduce, llevo las cuentas de mi casa, trabajo en tres asociaciones distintas, me ocupo de mi parcela y soy el tutor legal de mi madre de 94 años- que también tiene alzhéimer- vienen los de la Ley de la Dependencia a ofrecerme una persona que venga varias horas a la semana a mi casa para limpiar, cocinar y ayudarme a ducharme. Pero, vamos a ver, si yo no necesito eso, si yo soy completamente autónomo e independiente. Cámbiemelo usted por sesiones de terapia para ejercitar la memoria, que hay muchas personas que no se pueden pagar 300 o 500 euros al mes». "Reivindicamos que las terapias de estimulación cognitiva sean reconocidas científicamente y que estén cubiertas por el SNS, y también que se prologue la vida laboral, atendiendo a la innovación médica y al estado cognitivo de cada persona con alzhéimer", añade.
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