Ginecología
El tratamiento láser, una solución para las pérdidas de orina de la mujer
La incontinencia urinaria es una afección muy común, sobre todo en las mujeres como consecuencia de la edad, los embarazos, los partos o la menopausia
Allá por el año 2006, la actriz, recientemente fallecida Concha Velasco (1939-2023), protagonizó la primera campaña de publicidad que se emitió en España sobre leves pérdidas de orina que sufren las mujeres a partir de cierta edad. La incontinencia urinaria es la pérdida sobre el control de la capacidad de orinar. Una afección muy común, sobre todo en las mujeres como consecuencia de la edad, los embarazos, los partos o la menopausia. Una de cada tres mujeres sufre incontinencia urinaria y puede llegar a afectar a su calidad de vida.
La orina se produce en los riñones que forman parte del sistema urinario superior, o vías urinarias altas, junto con los uréteres. El sistema urinario inferior o vías urinarias bajas, lo forma la vejiga y la uretra. El cuerpo humano elimina los desechos y las sustancias tóxicas del organismo a través de la orina. Cuando la orina sale de los riñones, pasa por los uréteres y se almacena en la vejiga hasta que, una vez se ha llenado, el cerebro recibe una señal nerviosa y “entran ganas de ir al baño” y vaciar la vejiga a través de la uretra. Los músculos que ayudan a impedir que la orina “se escape” son el esfínter uretral, que se encuentra alrededor de la uretra y se contrae para evitar que la orina salga al exterior, y el músculo de la pared vesical, musculo detrusor, que se relaja para que la vejiga se agrande y pueda contener la orina. Durante la micción, el musculo de la pared vesical se contrae para que la orina salga de la vejiga y el esfínter se relaja para dejar que la orina pase. El conjunto de músculos y ligamentos que sostienen todos los órganos pélvicos, la vejiga, la uretra, el útero, la vagina y el recto, para que funcionen correctamente, es el suelo pélvico. Cuando el suelo pélvico se debilita aparecen problemas que pueden afectar al funcionamiento de los órganos pélvicos.
La vagina después del parto pierde elasticidad y en ocasiones puede sufrir dilatación o laxitud, que afecta en las relaciones sexuales. También la pérdida de estrógenos en la menopausia hace que las paredes vaginales adelgacen lo que puede provocar sequedad vaginal, alteración del pH por tener más riesgo de infecciones en la zona y por tanto repercutir en las relaciones sexuales. La doctora Ruth Aguiar Couto, especialista en Obstetricia y Ginecología del Grupo Ron del Hospital Quirónsalud A Coruña explica que “la incontinencia urinaria es más frecuente entre la población femenina. Los factores que aumentan el riesgo de sufrir esta afección están los cambios en la anatomía del suelo pélvico que suele ocurrir a consecuencia del embarazo, el parto o el paso de los años”. El impacto que tiene este problema es muy negativo pues repercute tanto a nivel físico como psicológico provocando en la mujer que lo padece inseguridad, ansiedad e incluso, depresión.
En muchas ocasiones, al toser, reír, estornudar, al hacer ejercicio o levantar algo pesado, la orina se escapa porque se ejerce presión sobre la vejiga, es lo que se conoce como “incontinencia de esfuerzo”. También puede ocurrir que la vejiga no se vacíe del todo y se experimenten pequeñas pérdidas de orina, es “incontinencia por rebosamiento”. Asimismo, se pueden tener perdidas como consecuencia de alguna infección o enfermedad. El tratamiento dependerá del tipo de incontinencia, la gravedad y la causa que la provoca. La técnica láser es un recurso que utiliza el láser Erbio para prevenir las pérdidas de orina y tonificar la zona pélvica “esta técnica permite actuar sobre la mucosa vaginal estimulando la producción natural de colágeno que hace que la pared vaginal interior se tense de manera que se proporciona un mayor soporte a la vejiga y por lo tanto, restaura las funciones habituales de continencia y mejora la calidad de vida de la paciente” añade la doctora Aguiar Couto.
El tratamiento láser se recomienda a mujeres que han sufrido cambios en la zona vaginal como consecuencia de una caída de estrógenos o por partos. Los especialistas aconsejan dos sesiones de media hora cada una, aunque esto dependerá del grado de laxitud o de atrofia vaginal. Entre sesión y sesión se debe dejar un tiempo de cuatro semanas y, en algunos casos, se deberá repetir sesiones de mantenimiento a los seis meses. Es importante, después del tratamiento, realizar ejercicios para fortalecer la musculatura del suelo pélvico.
Con esta técnica láser se consigue recuperar el tono de las paredes vaginales, además de tratar la atrofia de los genitales y, por su efecto térmico, estimular la producción natural del colágeno en la zona lo que devuelve la función vaginal, reduce el diámetro de la vagina, recupera el tono y la lubrificación y reconstituye el pH y consigue mejorar la calidad de vida de la mujer.
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