Enfermedades raras
Un bebé deshauciado comienza a respirar al ser desconectado de la máquina de soporte vital
Sky Disson estaba haciéndose a la idea de que tenía que despedirse de su tercera hija, Lillie, que permanecía viva gracias a la máquina de soporte vital. Los médicos instaron a los padres que lo mejor para su hija era desconectarla, para que no sufriera, ya que no había esperanza alguna de que se recuperara. Entonces, Sky decidió meter las manos y los pies de la pequeña en un cubo de pintura para inmortalizar sus huellas en un lienzo, con el que recordarla toda la vida. Lillie llevaba seis meses inconsciente en la cama. Diez días antes, estuvo 24 minutos sin respirar. Su corazón había dejado de latir. Los médicos lograron reanimarla, pero ella no despertó. Los especialistas indicaron que podría haber sufrido daños cerebrales importantes.
Según explicó la propia madre a "Mirror", "era como si estuviera durmiendo para siempre. Era horrible verla así".
Cuando los médicos le comunicaron a Sky y a su marido Peter Klawinska que era muy poco probables que Lillie volviera a respirar por su cuenta tomaron la decisión más difícil de su vida: había que desconectarla de la máquina que la había mantenido hasta ahora. "No pude abrazarla, no fui lo suficientemente fuerte", confiesa. En cambio, su marido la cogió en brazos y comenzó a acunarla. En el momento de desconectarla, algo increíble sucedió. Cuando le retiraron los tubos, Lillie se aferró a la vida y comenzó a respirar.
Los médicos y las enfermeras se sorprendieron por su determinación por vivir, pero advirtieron a los padres que la niña podría dejar de respirar en cualquier momento. Lillie estuvo tres días más en observación dejó uel hospital una semana después. Los especialistas seguían insistiendo en que necesitaba cuidados paliativos y que no iba a sobrevivir.
Lillie ha cumplido 14 meses de vida y su recuperación va mejor de los esperado, aunque el daño cerebral que sufrió le provocará problemas para caminar y la obligará a ir a fisioterapia cada semana. Poco a poco va siendo más consciente de su entorno, responde a las voces de sus padres y ha comenzado a emitir los primeros sonidos.
Ahora, se ha sometido a terapia de oxígeno en una cámara hiperbárica, que envía más sangre al cerebro y ayuda con las células dañadas. Después de cinco sesiones, ha mejorado notablemente. Ha comenzado a sonreír.
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