Meteorología
Un súbito ascenso de la temperatura en el Polo Norte, origen de la ola de frío en Europa
Un «gran calentamiento repentino de la estratosfera» el 10 de febrero provocó una rotura del vórtice polar
Emma es el nombre dado por la Aemet a la borrasca que está dejando en la mitad norte española una ola de frío polar y nieve. Pero, ¿dónde tiene su origen esta brutal bajada de las temperaturas que está dejando hasta -17º en algunos puntos de los Pirineos catalanes? En realidad estamos ante una lucha de titanes atmosféricos sobre la geografía española que enfrenta a una masa de aire polar continental, fría y seca, con otra de aire atlántico, proveniente del suroeste y mucho más cálida.
El origen del nombre Emma es germánico y contiene los conceptos de "inmensa"y "poderosa"que, todo indica, está dispuesta a demostrar una borrasca cuyos efectos se espera duren hasta comienzos de la próxima semana con notables bajadas de temperaturas y abundantes precipitaciones.
Según informa eltiempo.es, Emma tiene su origen “en el vórtice polar que está afectando a toda Europa. El vórtice polar es un ciclón persistente a gran escala situado cerca de las zonas polares terrestres, y se ubican en la media y alta troposfera y la estratosfera. El problema es que la perturbación o rotura del vórtice es algo que está ocurriendo con mayor frecuencia durante los últimos treinta años”.
Un reciente estudio señala que los vientos que habitualmente contienen al vórtice polar en sus latitudes, entorno al polo norte, se han debilitado y esa pérdida de intensidad permite que el aire frío del vórtice descienda hacia el sur afectando a Europa, Rusia llegando incluso al Mediterráneo. Como es el caso del frío extremo de esta semana.
“En invierno, el aire ártico normalmente está ‘bloqueado’ por fuertes vientos circumpolares de varias decenas de kilómetros de altura en la atmósfera, conocidos como vórtices polares estratosféricos, de modo que el aire frío está confinado cerca del polo. Sin embargo hemos observado que existe un cambio que ha debilitado esos vientos y permite que el aire gélido salga del Ártico y amenace a Rusia y Europa con extremos fríos”, señala Marlene Kretschmer, investigadora del Instituto para la Investigación del Impacto Climático de Postdam, en Alemania, informa eltiempo.es
De hecho, el frío que azota estos días el oeste de Europa no tiene su origen en el polo, por lo que no se trata de una ola de frío polar. De hecho, es todo lo contrario pues el origen está en el calentamiento súbito de la temperatura en el polo, según explica José María Sánchez-Laulhé Ollero, director del Centro Meteorológico Territorial de Málaga, en el blog de Aemet. “Sobre el día 10 de febrero se produjo un “gran calentamiento repentino de la estratosfera” [major Stratospheric Sudden Warminng (major SSW)]: La temperatura en la estratosfera del polo norte subió extraordinariamente en unos días (más de 50ºC a 30 hPa) y los vientos medios zonales se volvieron del Este hasta 50º N”.
Un SSW es un fenómeno caracterizado por un rápido incremento en la temperatura, de más de 25ºC en menos de una semana, en la estratosfera del invierno boreal, (hasta más de 80ºC en algunos casos).
Tras un gran SSW, como es el caso del actual, es frecuente que, debido a la creación de un anticiclón de bloqueo sobre el Atlántico a latitudes altas, la Oscilación del Atlántico Norte (NAO) entre en una fase negativa, lo que tiene una gran importancia para la península Ibérica.
“La NAO consiste en un dipolo norte-sur de anomalías, con un centro localizado sobre Groenlandia o Islandia y el otro de signo opuesto situado en las latitudes centrales del Atlántico Norte, próximo a las Azores. La fase negativa de la NAO conlleva presiones por encima de lo normal en latitudes altas y presiones por debajo de lo normal en el Atlántico norte central y el oeste de Europa. En la fase negativa la corriente en chorro de niveles altos y la senda de las tempestades del Atlántico norte se desplazan hacia latitudes más bajas, dando como resultado precipitaciones por encima de lo normal en el sur de Europa”, que es precisamente lo que está ocurriendo en estos días en todos los países de Europa occidental.
En contra de lo que pueda parecer por el calentamiento global, los inviernos recientes tanto en el noreste de EE.UU, en Europa y especialmente en Rusia han sido especialmente fríos en las últimas décadas. Por contra, el Ártico ha aumentado notablemente su temperatura y, según los expertos, estas consecuencias aparentemente paradójicas tienen una marcada relación.
Los expertos explican que si el hielo marino al norte de Escandinavia y Rusia se derrite, el océano libera más calor a la atmósfera y esto puede afectar hasta unos 30 kilómetros de altura en la estratosfera perturbando el vórtice polar potenciando las heladas en latitudes medias.
✕
Accede a tu cuenta para comentar