Un triple por la educación

El proyecto Basketball is Education cuenta con la colaboración de la Obra Social La Caixa.

Nadie pone en duda ya que la actividad física es una pieza clave en el buen desarrollo de los niños, pero además el deporte puede convertirse en una herramienta de carácter educativo en el ámbito escolar. Hace un par de años nació la Fundación Baloncesto Colegial, que tiene sus cimientos en las Series Colegiales que desde 2001 hasta 2006 contribuyeron a recuperar el espíritu colegial del baloncesto en varios centros madrileños y que en 2006 puso en marcha la Asociación de Baloncesto Colegial, para organizar un año después la Copa Colegial.

La esencia de esta entidad «es recuperar la ilusión y las raíces colegiales de este deporte», señala Pablo Martínez Arroyo, ex jugador profesional en Estudiantes, entre otros equipos, y director general de la fundación, con el fin último de lograr que el baloncesto «se convierta en una herramienta educativa que forme parte integral del proyecto educativo de los colegios», con el año 2020 como horizonte. Y es que, tal y como pone de relieve el director de la entidad, «el baloncesto es un deporte que transmite valores muy importantes que nosotros llamamos ‘‘el quinteto inicial’’». «Estos valores son: un sentido de pertenencia, gracias al cual los niños tienen un sentimiento de implicación con la escuela por formar parte de su equipo; responsabilidad y liderazgo; colaboración y trabajo en equipo: esfuerzo y superación; y, por último, deportividad y respeto». Pero, además, Pablo Martínez Arroyo señala la singularidad del baloncesto que lo convierte en un deporte idóneo para trabajar en las escuelas: «Es el único inventado por un profesor en el ámbito escolar, lo que le da una ventaja respecto al resto de deportes, ya que su genética está en la escuela».

En este contexto, la fundación puso en marcha el proyecto Basketball is Education, que cuenta con el apoyo y la colaboración de la Obra Social La Caixa, mediante el cual se pretende potenciar esa imagen del baloncesto como una poderosa herramienta de educación. «Se trata de fomentar una serie de ideas en el entorno de la Copa Colegial y nuestras competiciones», explica el ex jugador de Estudiantes, quien define tres líneas de actuación: por un lado, los premios a los mejores jugadores estudiantes, que reconoce anualmente al niño o niña de cada ciudad que ha destacado por su labor en el torneo, pero también por su labor en el aula como estudiante; por el otro, la formación tanto a entrenadores como a profesorado y jugadores, los cuales reciben la visita de un ex jugador profesional que intenta transmitirles los valores del baloncesto y el peso que este deporte tuvo en su formación y educación. Por último, la tercera línea de trabajo se focaliza en la integración en el entorno de los partidos, antes de los cuales se celebra una reunión a la que acuden jugadores, entrenadores y árbitros mediante la que se procura transmitir los valores sobre los que debe girar el partido.

A día de hoy, la acción de la fundación está presente en cerca de 200 centros escolares de 13 ciudades españolas –Madrid, Barcelona, Zaragoza, Sevilla, Valencia, Vitoria, Málaga, La Coruña, Valladolid, Tarragona, Bilbao, Huesca y Badalona–, pero el objetivo es seguir ampliando se espectro de acción. «Focalizamos mucho nuestro trabajo en los mayores del colegio, porque son los líderes que los demás tienen como referente, pero, sin embargo, hemos creado un minievento para niños de 12 años porque son los futuros jugadores», explica Martínez Arroyo, quien especifica que se trata de «una acción de una sola jornada, en la que reunimos a los colegios de una misma ciudad».