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¿Y si Asunta murió después de las nueve de la noche?
Hoy arranca el juicio en Santiago. Según la autopsia falleció entre las 16:00 y las 20:00, pero los horarios entre la última vez que fue vista y los niveles de Orfidal no cuadran. De ser así, sería difícil ajustar los tiempos de la madre, Rosario Porto, porque a las 21:30 estaba ya en Santiago de Compostela
Hoy ha arrancado uno de los juicios que más eco mediático van a provocar en las próximas semanas. Sentados en el banquillo Rosario Porto y Alfonso Basterra.
Hoy arranca uno de los juicios que más eco mediático van a provocar en las próximas semanas. Sentados en el banquillo Rosario Porto y Alfonso Basterra, los padres de Asunta, que el próximo miércoles hubiera cumplido 15 años. Están acusados de asesinarla el 21 de septiembre de 2013. Durante la primera jornada de juicio, acusaciones y defensas elegirán a los nueve miembros del jurado popular y a los dos suplentes de entre 25 candidatos. El sistema es simple: se hace un sorteo y se seleccionan a los primeros nueve ciudadanos. Los abogados que acusarán y defenderán a los imputados les hacen preguntas de cualquier índole. Si alguno no gusta, se le recusa sin tener que explicar el motivo y queda eliminado. Se vuelve a hacer un sorteo entre los restantes y se completa el hueco que ha dejado el excluido. Y vuelve el proceso a comenzar hasta que se constituye el jurado. El fiscal, la acusación particular, por una parte, y las defensas, por otra, cuentan con la posibilidad de recusar a cuatro jurados. Aunque agoten su cupo, quedarían 17 jurados potenciales para 11 plazas.
Esos ciudadanos pasarán cuatro semanas escuchando a testigos, peritos e investigadores. Más allá de las contradicciones y los testimonios reveladores, el juicio va a pivotar sobre un eje fundamental: la autopsia. LA RAZÓN ha tenido acceso a su contenido y ha pedido su interpretación a varios expertos de este país. Todos vienen a concluir que el trabajo realizado deja mucho que desear y abre tantas incógnitas, y de tal calibre, que hay quien se plantea qué habría pasado si Rosario Porto y Alfonso Basterra hubiesen sido juzgados por magistrados profesionales.
Cámara de seguridad
La autopsia concluye que Asunta fue asesinada entre las 16:00 y las 20:00 horas del 21 de septiembre. Sin embargo, existe una grabación de una cámara de seguridad en la que se ve a la niña de 12 años viva, caminando sola y con apariencia de normalidad, a las 17:20 horas.
Este dato objetivo, que no debería haber sido ajeno a los forenses, desvirtúa la data de la muerte establecida por los médicos. Este fallo aislado no es importante, pero sí dibuja la calidad del trabajo. Para establecer el momento de la muerte de la pequeña, el procedimiento adecuado y que viene reflejado en los manuales de estudio es medir la temperatura del cadáver y la del ambiente. Grosso modo, el cuerpo pierde calor a un ritmo de un grado por hora. Para calcular la data de la muerte, es el sistema más fiable. Sin embargo, a Asunta, mientras estuvo tirada en la cuneta de la pista forestal, nadie le tomó la temperatura.
Entonces, ¿cómo se calculó la hora a la que había fallecido la niña? Los forenses se fijaron primero en las livideces cadavéricas. Si un cuerpo está boca arriba tirado en el suelo, la sangre tiende a bajar con el peso de la gravedad hacia abajo, es decir, la espalda, las partes posteriores de las piernas, los tobillos, etc. En el caso de Asunta se observaron esos depósitos de líquido y se apreció que todavía no estaban fijados. Atendiendo a los libros de medicina legal y a la opinión de los expertos, esto se traduce en que, como mínimo llevaba tumbada en la cuneta tres horas. Pero el dato no sirve de nada. Según el acta de la secretaria judicial, el levantamiento del cadáver comenzó a las 05:20 de la madrugada. Si le restamos tres horas, nos situamos en las 02:20. De nada sirve, porque el cuerpo fue localizado por un vecino una hora antes.
Los forenses del juzgado de Vázquez Taín trataron también de establecer la data de la muerte a través del humor vítreo. El problema es que este líquido del ojo se extrajo con una jeringuilla después de que el cuerpo hubiese pasado doce horas dentro de una cámara frigorífica. Esto altera notablemente los valores y desnaturaliza las posibilidades de alcanzar un resultado fidedigno.
Sin embargo, hay un dato que no se ha tenido en cuenta, pero que tiene enorme trascendencia. Los valores de Orfidal encontrados en el cuerpo de Asunta pueden ayudar a fijar la hora de la muerte. Se encontró Lorazepam en sangre, estómago y orina. En función de cómo se metaboliza este fármaco, se puede establecer que Asunta falleció, como pronto, dos horas después de haber sido vista viva por última vez.
Según el juez Vázquez Taín, una menor de edad ve con vida a la pequeña junto a su padre a las 18:20 de la tarde. Si se le suman dos horas, nos ponemos en las 20:20, superando la data de la muerte establecida por los forenses oficiales. ¿Y por qué es tan importante la hora de la muerte? Porque si fuese científicamente posible que la menor falleciera después de las nueve de la noche, los tiempos para acoplar los horarios de Rosario Porto se ajustarían con dificultad. No hay que olvidar que a las 21:30 aproximadamente está en Santiago. ¿Cabría la posibilidad de una tercera persona, hasta el momento desconocida, que pudo trasladar el cuerpo de Asunta? La función de los médicos forenses es establecer de una manera científica y sin especulaciones las conclusiones que obtienen del estudio del cadáver. Si esto falla, toda la brillante investigación de la Guardia Civil tendrá un resultado yermo.
Decisiones controvertidas
Durante los dos años que ha durado la instrucción sobre el asesinato de Asunta, el juez Vázquez Taín ha tomado decisiones controvertidas que pueden convertirse en zancadillas para las acusaciones. Éstas son algunas de ellas:
- Incinerar el cadáver
¿Cuándo murió Asunta? ¿Cuál fue la causa de la muerte? ¿Se hizo bien la autopsia? El juez Vázquez Taín permitió que tras la autopsia oficial, el cadáver de la menor fuera rápidamente incinerado, destruyendo así la posibilidad de que se hiciera un segundo examen médico, al que tanto acusación y defensa tendrían derecho. «Esa segunda autopsia podría haber despejado muchas dudas, pero el juez instructor tomó una iniciativa manifiestamente equivocada», comentan fuentes judiciales.
- Los acusados casi quedan libres
El 27 de septiembre de 2013, el magistrado dictó un auto de prisión contra Rosario Porto y Alfonso Basterra que incumplía la legalidad. Es obligatorio explicar qué razones llevan a un juez a privar de libertad a un acusado, pero el magistrado en este caso las omitió. Tras los recursos de los abogados de la defensa y el brutal escándalo mediático, que apuntaba la posibilidad de que los imputados salieran libres por un error del juez, apareció un segundo auto, con idéntica fecha, esta vez motivado.
- Las escuchas ilegales en los calabozos
En los primeros días de investigación, a falta de evidencias contundentes, el magistrado Vázquez Taín colocó micrófonos ocultos en los calabozos de la Guardia Civil donde había encerrado a Rosario Porto y Alfonso Basterra. Se pretendía así «romper el pacto de silencio». ¿Vale todo para obtener pruebas? La Audiencia Provincial de La Coruña decidió que no y declaró las escuchas realizadas ilegales. Por tanto, la conversación entre ambos imputados no podrá oírse durante el juicio ni los integrantes del jurado popular deberán tener en cuenta las grabaciones. Sin embargo, su contenido se ha escuchado en radios y televisiones y su trascripción se ha publicado en muchos diarios. Frases que no se olvidan como: «Tu imaginación calenturienta nos va a traer muchos problemas», tal y como le reprochó Rosario a Alfonso. A lo largo de la Instrucción, José Luis Gutiérrez Aranguren, abogado de Rosario Porto, ha denunciado que «se han producido actuaciones judiciales que no eran legales» y que «el fin no justifica los medios». También se quejó del estilo inquisitorial, y en algunos ocasiones de mofa, que, según Gutiérrez Aranguren, utilizó con los acusados durante los interrogatorios.
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