Abusos sexuales
“Drugged assault”, la última perversión: Vídeos caseros para adultos de violaciones a mujeres drogadas
Una simple búsqueda en internet devuelve más de 6 millones de resultados, de los que cada vez son más los vídeos filmados sin consentimiento
Las perversiones sexuales no tienen límites, aunque haya que cometer delitos para poder llevarlas a cabo. Así lo demuestra la proliferación de vídeos para adultos que muestran la violación de una mujer inconsciente. Aunque en muchos casos son simuladas, está aumentando de manera significativa la presencia de vídeos reales, en los que para poder grabarlos han tenido que anular la personalidad de una mujer introduciendo una droga en su bebida.
Este es el caso de Alexandra Jenna, una joven cantante británica de 28 años que no recuerda lo que le pasó durante cinco horas de su vida, pero que los médicos contrastaron que fue drogada y violada, según relató a “The Sun”. Otras mujeres como Jenna han vivido experiencias similares y no sólo luchado para tratar de superar el haber sido gravemente ultrajadas sino que han tenido que afrontar que su violación haya sido compartida en un sitio de sexo para adultos de acceso libre, por lo que las consecuencias en la mayoría de los casos han sido devastadoras.
Jenna recuerda que estaba en un club en Manchester y que pidió dos vodka con coca-cola. Después le preguntó a un hombre donde podía salir a fumar y cree que fue ese el momento en el que le echaron la droga GHB en su bebida. Sabe que el hombre le llevó a un patio exterior sin salida y no recuerda lo que pasó después. Intuye que allí fue donde la violaron. Después, logró escapar y se subió a un taxi para volver a casa y el conductor a ver que estaba echando espuma por la boca, la llevó a una comisaría. Cinco horas después, un coche patrulla la dejó en casa. También había perdido el control de la vejiga, un efecto secundario común del envenenamiento por GHB.
La GHB, es conocida como la droga de las violaciones porque tiene efectos sedantes y anestésicos. Cuando su madre la llevó al hospital al día siguiente, los análisis confirmaron la presencia de la droga en su sangre. Avergonzada y hundida por lo ocurrido se recluyó en su casa y no denunció los hechos. Tuvo que conformarse con saber que el local había sido cerrado por tráfico de drogas
Un caso extremo es el de la cantante Duffy, de 36 años, que el pasado mes de febrero confesó que había sido drogada, violada y secuestrada hace varios años.
Lo cierto es que con el simple gesto de poner en un buscador de internet la categoría “Drugged assault”, te devuelve más de seis millones de resultados. Es cierto que la mayoría de ellos son grabaciones profesionales que simulan la violación de una mujer inconsciente, pero hay muchos, cada vez más, que son agresiones sexuales reales grabadas sin el consentimiento de la víctima.
La mayoría de estas páginas web están alojadas en servidores de República Checa, donde la normativa es más laxa que en otros países, aunque el propio diario “The Sun” señala que en España hay alguna de estas páginas alojadas. La mayoría son de acceso libre, aunque algunas de estas webs requieren una suscripción.
LO cierto es que sea o no real el contenido que ofrecen, lo que están ofreciendo es un contenido que legitima la violencia contra las mujeres y supone un peligro porque el acceso a estos contenidos hace que los hombres que lo consumen luego traten de reproducirlos en la vida real. Los expertos en la lucha contra la violencia de género han repetido en numerosas ocasiones que estos contenidos funcionan como guiones para los hombres y que muchos de los problemas de este tipo que se comienzan a desarrollar en la adolescencia se deben al acceso y consumo de este tipo de materiales. Ellos, porque lo toman como guión; y ellas porque interiorizan que es normal lo que se representa en ellos y asumen roles que de otra manera nunca habrían aceptado.
Una de las recomendaciones para que situaciones como la de Jenna no se produzcan es que las mujeres beban a sorbos pequeños, se lleven sus bebidas al baño, que compren bebidas embotelladas y mantengan la parte superior de su consumición tapada o protegida.
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