El Barça a la altura del betún
El Barcelona rozó ayer el esperpento. Convirtió su viaje a Pamplona en una odisea y tuvo que acabar cogiendo un tren y un autocar a toda prisa para poder llegar con el tiempo justo al Reyno de Navarra para enfrentarse a Osasuna, después de pasarse toda la mañana esperando a que AENA les diera un visto bueno para volar, y a nadie se le escapaba que nunca llegaría. Hubo incluso un amago de suspensión del partido durante una mañana llena de rumores y resuelta con una falta de tino alarmante por parte del Barcelona.