Cargando...

Tecnología

Crean un recubrimiento que perfora bacterias al contacto: podría transformar la lucha contra las bacterias e infecciones hospitalarias

Imaginar un material que elimine bacterias sin químicos, sin antibióticos y sin riesgo de resistencia parecía ciencia ficción, hasta ahora

Descubren que ciertas bacterias intestinales modifican directamente la actividad de las neuronas al tocarlas EUROPAPRESS

En los últimos años, la ciencia ha buscado alternativas urgentes a los antibióticos tradicionales, especialmente ante el avance global de la resistencia bacteriana. Entre las líneas más prometedoras están las superficies inteligentes: recubrimientos y materiales capaces de impedir que los microbios se adhieran, se multipliquen o formen biopelículas sin recurrir a sustancias químicas agresivas, un enfoque, que mezcla ingeniería de precisión y nanotecnología, está ganando terreno en sectores que van desde la medicina hasta la industria naval.

Recientemente, un equipo de la Universidad Tecnológica de Chalmers ha dado un paso sorprendente en esa dirección cuando, inspirándose en estructuras galardonadas con el Nobel de Química en 2025, los investigadores han creado un recubrimiento capaz de matar bacterias por contacto, perforándolas antes de que formen biopelículas. Se trata de una estrategia completamente mecánica, sin antibióticos, sin metales tóxicos y sin riesgo de contribuir a más resistencia antimicrobiana.

La clave está en unas diminutas ‘púas’ formadas a partir de estructuras metalorgánicas donde, si su separación es demasiado amplia, las bacterias encuentran huecos donde asentarse; si están demasiado juntas, la presión se reparte y los microbios sobreviven, igual que alguien puede recostarse sobre una cama de clavos. Además, el equipo logró el equilibrio exacto para que cada célula bacteriana se encuentre con una punta fatal nada más tocar la superficie.

Según lo publicado por Interesting Engineering, el resultado es un recubrimiento versátil, compatible con materiales sensibles a la temperatura, como los plásticos usados en implantes, y potencialmente producible a gran escala, según destacan los autores del estudio.

Una defensa mecánica contra un problema creciente

A diferencia de los recubrimientos químicos tradicionales, este material funciona únicamente por daño físico: las nanoestructuras actúan como agujas microscópicas que rompen la membrana bacteriana al instante, y es que según el investigador principal, Zhejian Cao, “estas pequeñas púas perforan las células y las destruyen antes de que tengan oportunidad de formar biopelículas”.

Este avance tiene implicaciones enormes, puesto que las biopelículas son responsables de infecciones hospitalarias persistentes, fallos en implantes, pérdida de eficiencia en barcos y tuberías, e incluso mayores emisiones derivadas del uso de pinturas biocidas, por lo que evitarlas sin químicos tóxicos supone una mejora tanto sanitaria como ambiental.

Además, el método de Chalmers supera uno de los retos de tecnologías similares: puede fabricarse a temperaturas más bajas que otros recubrimientos avanzados, como matrices de grafeno, lo que abre la puerta a integrar materiales reciclados y abaratar la producción, según explicó el investigador Lars Öhrström. Los responsables del proyecto creen que, con el escalado adecuado, estas superficies podrían convertirse en aliadas clave en hospitales, industrias y entornos marinos.