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El gadget del sábado: Osmo 360, una cámara sólida como una roca

No solo abarca una visión de 360º, también se permite competir con algunos drones.

Cámaras
Cara y cruz de la Osmo 360DJIDJI

Sin duda son una de las cámaras más interesantes en cuanto a desarrollo tecnológico: una cámara de 360 grados te permite capturar todo tu entorno y aun así no evidenciar la presencia de la propia cámara, ni distorsionar lo que vemos. Son un recurso muy buscado en periodismo, viajes y deportes, pero no todos los fabricantes aciertan con el diseño adecuado. Básicamente que no veamos la imagen como si fuera a través del culo de una botella. Y la nueva Osmo 360 lo consigue. Vamos por partes.

DJI es un viejo conocido en el apartado de la fotografía de, llamémosle, nuevas visiones: drones y cámaras de acción. También tienen sus propias estaciones de energía. Con este conocimiento, era lógico que lanzara su primera cámara de visión completa, la mencionada Osmo 360, una bestia en frasco pequeña con un sensor de imagen de 1 pulgada.

A primera vista, la Osmo 360 es un dispositivo de aspecto muy sencillo, sin nada que delate sus capacidades, de hecho, se parece más a una cámara de acción propia de DJI que a una 360º convencional. Sin embargo, la Osmo 360 tiene lentes consecutivas: en un lado, un sencillo logotipo de DJI y una luz LED, mientras que, en el otro, una amplia pantalla táctil. Todo resuma calidad. Cuenta con tapas herméticas para la batería (y la tarjeta de memoria) y el puerto de carga USB-C (compatible con carga rápida).

En la base se encuentra el ya conocido conector magnético unidireccional de liberación rápida de DJI, con un orificio roscado en el centro como alternativa para conectar accesorios. Y es que la clave de esta cámara es su capacidad de usar accesorios. O más bien, su necesidad: sin el palo selfie que queda oculto, su uso se reduce bastante. Y ese es quizás su único tema pendiente.

En lo positivo, la posibilidad de elegir entre una gran gama de opciones (más que muchas de la competencia) se agradece, al igual que su rápida capacidad de respuesta: pulsamos el botón y listos para la acción. Mención aparte merece la opción Rock Steady que mantiene la imagen “limpia de movimiento” aunque estemos corriendo, es como contar con una steady cam prácticamente.

También se puede controlar el dispositivo a través de la app DJI Mimo, y quizás esto sea algo que muchos hagan: la cámara se sincroniza fácilmente con el teléfono, tras lo cual el teléfono actúa como visor y control remoto, con opciones como zoom y barrido de arrastre.

La aplicación también permite actualizar el software y editar el video después de crearlo. Entre sus características más destacadas se incluyen las plantillas para editar videos rápidos, aptos para redes sociales, con la función de “edición con un solo toque” y la posibilidad de seleccionar al menos 5 clips de tu colección. La aplicación también incluye filtros, texto, stickers e incluso algunos efectos interesantes. Vale la pena perder un tiempo trasteando entre todas las opciones para sacarle partido.

Las funciones avanzadas incluyen la posibilidad de añadir datos de GPS del teléfono o un reloj deportivo con mapas a los gráficos superpuestos. Se nota que DJI lo ha utilizado antes de lanzarlo y ha evaluado, adecuadamente, las respuestas.

El vídeo se puede adaptar a formatos 16:9, 9:16 o 1:1 y su capacidad para seguimiento de sujetos está disponible y una vez que aprendemos a usarla demuestra ser muy útil, sobre todo en deporte. La pantalla táctil es intuitiva, cuenta con la información adecuada y, aunque pequeña (lógicamente) es fácil de navegar. Los micrófonos integrados son muy buenos (se nota que DJI tiene conocimientos en el tema) graban un sonido bastante limpio, pero la comodidad del sistema Osmo de DJI también es muy útil.

Tanto en fotos como en vídeo, las imágenes tienen el rango dinámico y la calidad que podemos esperar y debemos demandar en cámaras como estas. En pocas palabras: muy buena calidad. A esto hay que sumarle un excelente mo noche (SuperNight), que funciona en 8K.

En apenas 183 gramos condensa 105 GB de almacenamiento interno, una batería que permite grabar casi dos horas de forma ininterrumpida y el control por gestos y voz, es una pasada: podemos comenzar o detener una grabación con un movimiento de la mano.

Veredicto:

Teniendo en cuenta sus cualidades, el paquete básico (480 euros) no compensa tanto como el Adventure (€629) que incluye dos baterías más (no tan necesarias la verdad) y el palo selfie “invisible” de 1,2 metros. Personalmente, me inclinaría por el paquete básico y el palo selfie de 2,5 metros que me permite simular un dron elevándome casi 5 metros sobre el suelo. Su precio final es casi el mismo: 480 del básico más €125 del selfie de carbono de 2,5 metros, suman 605 euros). Sin el palo selfie, el pequeño o el hermano mayor, la Osmo 360 es un avance, con el accesorio, se convierte en un imprescindible.