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Siete consejos para que la cámara no nos espíe

Las cámaras de seguridad pueden ser hackeadas, como cualquier otro dispositivo

Una cámara de vigilancia, en una imagen de archivo / Dreamstime
Una cámara de vigilancia, en una imagen de archivo / Dreamstimelarazon

Las cámaras de seguridad pueden pasar de nuestro mejor vigilante de seguridad a un espía infiltrado. Que se lo pregunten a Pablo Iglesias, embarcado ahora en que se aclaren todas sus denuncias sobre el pirateo del sistema de seguridad de su chalet en Galapagar.

La verdad es que la mayor parte de las cámaras de vigilancia comerciales son relativamente fáciles de hackear, señalan los expertos de All4Sec, empresa española de ciberseguridad. El problema, añaden, es que a menos que se haga una búsqueda activa es muy difícil detectar si han sido hackeadas.

Para evitar disgustos, lanzan estos siete consejos a los usuarios:

1. Realizar una comprobación inicial para asegurar que nuestra cámara no ha sido ya hackeada. Primero, hay que comprobar si la cámara hace ruidos extraños. Después mirar si la cámara gira de forma anormal o en horas extrañas. Sobre todo, si está apuntando a un lugar específico o siguiendo a alguna persona de la casa. A continuación, comprobar si hay una luz LED parpadeando o encendida. Si está parpadeando es que alguien está intentando hackear la cámara y si está encendida, esto indica que la cámara ha sido activada. Si no hemos sido nosotros entonces es probable que haya sido hackeada. Y por último, vigilar el flujo de datos de la cámara. Los flujos anómalos en la actividad de tráfico las redes, sobre todo cuando se dan picos excesivamente altos, suelen ser señal de hackeo.

2. Comprar cámaras de seguridad con cifrado avanzado. Pueden ser un poco más caras pero la final lo barato, sobre todo cuando se trata de seguridad, acaba saliendo más caro, recuerdan estos expertos.

3. Asegurar tus cámaras con contraseñas. Una de las reglas más básicas de la ciberseguridad, pero nunca está de más recordarla. Sin embargo, es importante que nosotros diseñemos nuestras propias contraseñas. Las que vienen por defecto son extremadamente fáciles de hackear.

4. Asegurar el router de nuestra red doméstica. El router es el nexo de transmisión de datos de nuestro domicilio. Cualquier fallo en su protección afectará a todos los demás dispositivos conectados, incluidas las cámaras.

5. Controlar el número y tipo de dispositivos que se conectan a tu red. Es muy común que un dispositivo en apariencia inocente actúe como troyano e inserte malware en nuestra red sin que lo sepamos.

6. Actualizar el firmware de las cámaras. Las actualizaciones existen por una razón, los cibercriminales siempre están encontrando nuevas formas de acceder a nuestros dispositivos y una cámara sin actualizar es una cámara desprotegida.

7. Instalar un buen antivirus y firewall. A margen de todas las protecciones anteriores el firewall y el antivirus serán los principales muros contra programas maliciosos y criminales.