Ciencia y Tecnología
Si los marcianos jugaran a los videojuegos
Más de 20 años después de su éxito, regresa el mítico «Doom», para llevarnos otra vez al planeta rojo. Hablamos en exclusiva con un experto de la Mars Society para que nos diga qué nos encontraremos... en la pantalla y en Marte
Más de 20 años después de su éxito, regresa el mítico «Doom», para llevarnos otra vez al planeta rojo. Hablamos en exclusiva con un experto de la Mars Society para que nos diga qué nos encontraremos... en la pantalla y en Marte
Hoy los juegos «indies» están de moda y se los considera ya no una alternativa, sino un sector competitivo en el que a menudo historia y diseño compiten de tú a tú con los grandes estudios. Pero dos décadas atrás, cuando la palabra «indie» ni siquiera existía, id Software, un estudio muy poco conocido, lanzó al mercado un videojuego pionero en muchos sentidos.
La historia es sencilla: expedición a Marte, se abre un portal de teletransportación entre este planeta y algunas de sus lunas, pero un fallo en el sistema hace que ya no sólo entren y salgan humanos u objetos, sino también demonios de otra dimensión. A los que el protagonista debe matar. «Doom» fue el primer «shooter» de éxito, uno de los que inauguraron el entorno 3D y el responsable de que hoy existan comunidades de jugadores on-line. El título del videojuego se podría traducir como «condenado» o «predestinado» y le viene como anillo al dedo, ya que fue una de las semillas del lenguaje «gamer». Pero también ha sido pionero en otros aspectos, ya que probablemente fue el que inauguró la sensación de juegos «peligrosos». Su realismo –tengamos en cuenta que hablamos de 1993– era tal que fue catalogado como unos de los 10 juegos más polémicos de la historia. Fue condenado por organizaciones religiosas y hasta se sugirió poner licencias para su uso con gafas de realidad virtual. Si en una época el rock&roll fue señalado como instrumento maléfico, los videojuegos también sufrieron ese destino, nunca mejor dicho.
Pero ahora «Doom» regresa, de la mano de Bethesda Softworks, con el mismo objetivo: salvar la Tierra, limpiar Marte de demonios y ponérselo muy difícil a los jugadores. Sale a la venta el viernes 13 de mayo y su gran novedad es que contará con un modo que podríamos llamar «Elige tu propia aventura», en honor a los míticos libros. Se trata de «SnapMap», un editor de partidas y niveles, que funciona de modo muy intuitivo y permite vivir batallas y experiencias casi infinitas. Y compartirlas.
Para los diseñadores de la nueva versión, disponible para Xbox One, PlayStation4 y PC esta semana, el desafío fue aún mayor, ya que los jugadores saben mucho más de Marte que 20 años atrás. Y piden realismo. Por ello hablamos en exclusiva con Jonathan Clarke, director de la Mars Society Australia, una de las organizaciones independientes más implicadas en la exploración marciana. Clarke es geólogo ypaleoecólogo especializado en los desafíos que enfrentará una colonización al planeta rojo. De acuerdo con este experto, «llegar a Marte en diez años es una cuestión de voluntad. La tecnología existe para llevar a cabo una misión», asegura a LA RAZÓN. En «Doom», Marte y sus características atmosféricas, geológicas y físicas juegan un papel fundamental. «Disparar en la atmósfera marciana es diferente a hacerlo en la Tierra. Allí hay menos resistencia y la distancia que puede recorrer un proyectil es mucho mayor. En Marte seríamos más fuertes y podríamos saltar más alto, ya que la gravedad marciana es un 62% menor. Si aquí un salto nos eleva un metro, allí podríamos elevarnos casi tres y, si levantamos 100 kilos, allí, el doble. Pero lo más importante de un videojuego como éste es que estimula la imaginación, pone a Marte en el pensamiento de muchos jóvenes, que serán los responsables de llevarnos allí y de crear las tecnologías para que nuestra exploración sea exitosa». Pese a la menor gravedad marciana, eso no quiere decir que seamos más rápidos corriendo, quizá sí saltando, «por ello habría que tener cuidado en las curvas», dice Clarke.
Es cierto que los fanáticos de «Doom» pensarán que lo más peligroso que pueden encontrarse allí serán demonios, pero la realidad es que Marte esconde otras amenazas. «Hasta ahora ningún astronauta ha muerto en la parte ‘‘normal’’ de la misión –explica–. Los problemas siempre han ocurrido al despegar o al aterrizar. Y en Marte será lo mismo. Otro problema podría ser la parte médica, una enfermedad allí o un accidente en el terreno podría complicarse mucho. Las curas serían más complejas. La telemedicina debería avanzar en esta década: operar con robots, realizar diagnósticos a distancia y contar con drones que permitan traslados rápidos a la base». Pero la tecnología de «Doom» en la que todos estamos interesados es en la teletransportación. «Eso ya es mucho más complejo. Hasta ahora sólo hemos conseguido teletransportar partículas y el récord es de unos 100 kilómetros. Y eso es porque es una partícula, con muy poca información. Si quisiéramos hacerlo con un ser humano, habría que dividir todos sus átomos. Y eso es algo así como 4,5 x 10 a la potencia 42». Creo que es más fácil matar demonios. «Sin duda, sobre todo porque les puedes disparar desde lejos. ¡Y hasta lo puedes hacer con los discos duros! Tendríamos millones de ellos», concluye Clarke.
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