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«Juego de tronos», el invierno llega a Madrid
Hoy se inaugura en IFEMA la exposición definitiva sobre la serie con los vestuarios y las piezas originales de la producción
No se puede evitar un pellizco de melancolía cuando se camina por «Juego de tronos. La exposición oficial», que desde hoy se puede visitar en Espacio 5.1 de IFEMA. Tampoco una sensación de que, a causa de una pulsión cleptómana, alguien termine saliendo de la muestra arrestado al intentar hacerse con algunos de los objetos y vestuario de la serie. Eso no le ocurrió a Liam Cunningham, que interpreta a Sir Davos Seaworth en la serie. Durante la presentación de la exposición interactiva de 1.400 metros cuadrados, el actor admitió llevarse algunas piezas al terminar el rodaje. «Mi hija tiene una pared en su dormitorio llenos de artículos que me gusta decir que los ‘‘liberé’’. Mis preferidos son los huesos de dedos de mi personaje (que lo llevaba en una bolsita colgada del pecho) y un ciervo tallado de madera». Isaac Hempstead Wright (Bran Stark) –¡quién iba a pensar la (buena) suerte que correría el muchacho!– fue más modesto. «Al final arramplé con una cuchara de madera y dos boles, uno de paja. Todo lo que me queda para demostrar que trabajé en ‘‘Juego de tronos’’ es... ¡menaje de cocina!».
Los más fetichistas se embelesarán con el vestido de novia de Margarey Tyrell y el atuendo de boda de Joffrey Baratheon, los vestuarios de Arya y Bran Stark, que utilizaron en la séptima y octava temporada de la ficción, el abrigo de piel blanco de Daenerys Targaryen, los trajes de Jon Nieve, el vestido de cuero confeccionado a medida por Cersei Lannister para el día de su ascensión al trono, Garra –la espada de acero valyrio de Jon Nieve y, por supuesto, una réplica exacta del Trono de hierro, ése por el que porfiaron todos los personajes y que causó la ruina de la mayoría de ellos. Los visitantes podrán sentarse en él y llevarse una fotografía para la posteridad. «Era un privilegio disfrutar de esas vestimentas porque inmediatamente te metías en el personaje. Para mí, son algo más que elementos de atrezzo y vestuario. Los considero piezas artísticas, unas pequeñas obras de arte», explica Hempstead Wright. Cunningham, un intérprete curtido en el teatro entendió perfectamente el valor que tenían. «Lo fácil que pasen ante tus ojos la armadura de Joffrey y no reparar en ella, pero significan mucho más que un complemento para los actores. Simboliza el compromiso que han tenido todos los departamentos de arte por hacer las cosas muy bien para que esta serie trascienda al mero entretenimiento», comenta.
La ayuda de Cornejo
La diseñadora de vestuario Michele Clapton, que también estuvo en la presentación, les escuchaba con orgullo. No en vano fue ella la que ideó este universo, la que mientras se estaba preparando el episodio piloto viajó a Madrid para María Cornejo –de la sastrería Cornejo– para cambiar impresiones y la que finalmente daba el visto bueno a todas las prendas. «Todavía no me creo que está exposición exista. Hay que tener en cuenta de que nadie pensó que la serie iba a tener tanto éxito, por lo que durante la primera temporada, muchos trajes se readaptaron para otras secuencias», dice. Y es que, como afirma Cunningham: «En la serie era importante que el elenco lo formasen actores que no fuesen muy conocidos para darle más realismo. Y al final... ¡nos hemos convertido en unas estrellas!»
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