Televisión

Disney Plus y el instante decisivo

El día 24 arrancaba la nueva oferta televisiva y en ella podemos encontrar tanto las producciones de Disney, como de Marvel, Star Wars, Pixar y National Geographic, además de algunos productos de Fox, como todos los capítulos de Los Simpsons.

Si Cartier-Bresson, padre del concepto “el instante decisivo” hubiese sido en lugar de fotógrafo programador de televisión, o algo parecido, habría elegido estos días y no otros para el lanzamiento de una nueva plataforma digital televisiva. El advenimiento de Disney Plus no podía haber llegado en mejor momento. En medio de una pandemia global y con las familias confinadas en sus domicilios, con miles de niños sin colegio subiéndose por las paredes a fuerza de no salir de casa y padres agotando los planes B, C, D e incluso Z para entretener a los retoños y tener un respiro, me juego un brazo y no lo pierdo a que las suscripciones han sido más que numerosas.

El día 24 arrancaba la nueva oferta televisiva y en ella podemos encontrar tanto las producciones de Disney, como de Marvel, Star Wars, Pixar y National Geographic, además de algunos productos de Fox, como todos los capítulos de Los Simpsons. Un montón de padres deberían salir durante toda la semana a aplaudir a los balcones.

Yo me he suscrito, claro, para que no me lo cuente nadie y he estado todo el día trasteando para contároslo.

No parece, a primera vista, una plataforma digital enfocada a competir directamente con Netflix, HBO o Filmin. Más bien parece la reacción lógica de un gigante del entretenimiento. ¿Por qué van a rentabilizar otros sus productos pudiendo hacerlo ellos mismos? Mucho mejor ofrecerlos en un mismo lugar y ejercer su propio control, rentabilizándolos por completo.

El catálogo es amplio: más de 500 películas y 300 series, que se irá viendo ampliado conforme los contratos con otros canales expiren y esos productos, que ahora están disponibles en otras plataformas ,vayan incorporándose a esta, así como las nuevas producciones que vayan apareciendo.

La interfaz (no me puedo creer que yo haya dicho eso) es bastante intuitiva y sencilla, y yo, aquí metida como todo el mundo, ya le estoy dando un buen tute al universo Marvel. Como soy de pasarme horas decidiendo qué ver para luego dormirme antes de que acaben los títulos de crédito iniciales, aquí no tengo problema. Las quiero ver todas. He empezado por la primera y acabaré por la última antes de que acabe la cuarentena. Esa creo que es la principal baza con la que cuenta la nueva plataforma, que si quieres ver alguna película de Marvel o de Star Wars, y son muchos sus fanáticos, solo podrás hacerlo aquí. Lo mismo sucederá, como comentaba antes, con todas las de Pixar y Disney conforme los contratos con otras plataformas expiren y se vayan incorporando al catálogo. Mini punto para Disney Plus (“disney plas”, como dicen en la publicidad).

Arranca, además, con el estreno de The Mandalorian, la serie del cazarrecompensas mandaloriano spin-off de Star Wars. Al contrario que en otros países, en España no se ha estrenado al completo, cosa que sí suelen hacer el resto de plataformas, subiendo las series completas el día de estreno. Dejando a un lado lo que para mí es un error, pues preferiría poder elegir el ritmo al que la veo y no tener que esperar a que me la vayan ofreciendo dosificada, la he disfrutado bastante. Y eso que me esperaba lo peor después de aburrirme como una ostra con la infantilización de las últimas pelis de la saga y que le vaticinaba también a esta serie (prejuicio mío, lo confieso) y a la desconfianza que me provocaba el hecho de que fuese aquí donde aparece baby yoda (otro prejuicio mío, vaya tela). Pero es que se ha dado tanto el coñazo con el bebecito verde que para ver el primer capítulo tuve que hacer un esfuerzo extra para vencer esa reticencia, pues me veía venir otra película de Star Wars tratando de gustar a los fans, a los no fans, a los niños y a los mayores. Pereza, vamos. Pero no.

En The Mandalorian se agradece la sensación de libertad, de no tener que autojustificar constantemente que se encuentra dentro del universo Star Wars, de darnos respuestas, de encajar ahí perfecta e inapelablemente. Es un spin off con todas las letras porque, sin dejar de situarse en ese universo, transcurre independientemente, sin la responsabilidad de zanjar o explicar nada. De hecho, parece más cercana al western, pese a los trajes retro-futuristas (¿existe este concepto o me lo acabo de inventar? ¿Es un oxímoron?). Esa autosuficiencia, ese alejarse del todo de la autorreferencia constante sin dejar de ser lo que es (la historia del cazarrecompensas mandaloriano, que no tendría ningún sentido fuera del contexto “starwarsariano”) es un logro que se agradece. Igual que se agradece la complejidad del personaje, que tenga sombras y luces, y se aleje también del claro, evidente y manido enfrentamiento bien vs mal.

Al final parece que me estoy alegrando más de todo lo que no une a The Madalorian con Star Wars, de su ruptura, que de todo lo que sí lo hace. Va a resultar, a poco que me confíe, que me ha gustado porque podría funcionar perfectamente sin el hilo que la une a la saga primigenia.