Estreno
«Kamikaze»: la serie que confirma que hay vida después de la muerte
HBO Max estrena su primera producción europea con este drama danés sobre el duelo
Si tienes un avión y muchas ganas de morir por una causa que, a priori, ves justificada, nadie dudará que tienes lo que hace falta para ser un kamikaze. Julie es una joven danesa de 18 años que vive despreocupada. Su día a día pertenece a irse de compras, quedar con los amigos y cultivar sus seguidores en redes sociales. Pero todo cambia en un sólo segundo cuando recibe un mensaje de texto de su familia en viaje de vacaciones. «Nos estamos estrellando. Te quiero. Haz lo que quieras. Papá». Su padre, su madre y su hermano iban a bordo, y todo su mundo se desmorona.
Así es el comienzo de «Kamikaze» la serie que acaba de estrenar HBO Max y que supone la primera producción europea de la plataforma recién renovada. En esencia, la ficción, basada en el libro original de Erlend Loe «Muleum», narra cómo se enfrenta Julie al duelo con un relato triste pero salpicado de otros géneros como el thriller y la comedia negra. La joven enseguida blindará su mundo interior y exterior, al que no tendrán acceso ni su psiquiatra, ni sus superficiales amigos. En la mirada de Julie se instala una falsa euforia que hace prever que puede querer acabar con su vida. Lo primero que sorprende de esta serie es que se invierte el orden natural del libro y lo primero que se nos muestra es a una joven que se nos antoja desconocida, completamente rapada, llena de heridas, con un curioso tatuaje que encumbra al sirope de panqueques y que aparentemente ha tenido un accidente que la deja varada en el desierto.
Grandes exteriores
Lo que iremos adivinando en esta ficción, creada por la productora Mette Dilsted, la guionista Johanne Algren y la showrunner Annete K, Olesen ( «Borgen»), y dirigida por Kaspar Munk («Algo en que creer»), es que Julie pasará por sus propias etapas de duelo, y que tras las experiencias sexuales aleatorias y efímeras, y la supuesta superficialidad de sus decisiones, nos invita a un viaje catárquico que ella cree que la lleva a la muerte. Su siguiente idea genial es intentar reproducir la muerte de su familia, grabando un mensaje en el que desvela su intención de volar en avión constantemente para intentar aprovechar la estadística que ofrece alguna oportunidad de morir en el aterrizaje o en el despegue.
Huyendo de su propia vida para encontrar la muerte, Julie se embarca en viajes lejos de Dinamarca que la llevan hasta Londres, Seúl, México, las Islas Canarias o el Sáhara, entre otras. Serán esos lugares los que la pongan en contacto de nuevo con la vida, por la predisposición del personaje a hacer felices a los demás, sin guardarse nada para la felicidad propia. La propia voz de la joven se instala en off en la narración para recordarnos que la razón de seguir a Julie es triste y de una gran soledad, pero que la ficción rompe con saltos horarios y la inserción en los pensamientos de ella de imágenes animadas, marionetas y stopmotion, acompañados de sueños y alucinaciones. En sólo ocho episodios de entre 23 y 35 minutos, habrá que averiguar si Julie es «Kamikaze».
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