Entrevista
Javier Gutiérrez: «Mis hijos oirán ‘El Hobbit’ por primera vez a través de las palabras de su padre»
El intérprete pone voz a 20 personajes del audiolibro de la obra de Tolkien, de Planeta Audio, que acaba de lanzar Audible
En este caluroso verano, el actor Javier Gutiérrez contesta al teléfono desde Santiago de Compostela donde se encuentra grabando «El caso Asunta» para Netflix. El actor, que no parece dejar de trabajar nunca, acaba de lanzar junto a Audible el audiolibro de «El hobbit», de Planeta Audio, en el que pone voz a 20 personajes de la novela de Tolkien, y que ha resultado en 10 horas y 40 minutos de producción.
¿Cómo le llega el proyecto?
Se ponen en contacto con mi representante y me plantean sumarme a este proyecto, novedoso para mí, pero no para muchos compañeros. Desde hace un tiempo se van sumando más compañeras y compañeros a trabajar de esta forma y a dar voz a diferentes textos. Y hacerlo en el universo de Tolkien a mí era algo que me apetecía mucho. En principio era muy jugoso y me facilitaba el poder transitar por muchísimos personajes, poner voz a muchísimos. En ese sentido es un trabajo delicioso, muy placentero y muy enriquecedor también, porque uno pone todo lo que sabe, todas las armas que tiene a su disposición, en una novela que te da tanto juego para utilizar la voz y todos los recursos interpretativos que puede tener un actor.
¿Se dejó influir por las películas?
Lo primero que me viene a la cabeza es el actor Ian McKellen haciendo de Gandalf; que es una presencia majestuosa y uno ya no se puede imaginar otro actor que no sea Ian McKellen haciendo ese personaje. O el personaje de Gollum con esa voz tan característica, tan icónica, y, que bueno, no he reproducido, obviamente, pero sí me he basado un poquito en esa voz que todos tenemos en la cabeza a la hora de escuchar a ese personaje. La dirección ha corrido a cargo de Israel Elejalde, otro actor, director, compañero. Tiene mucha más experiencia en el tema del audiolibro y ha sabido guiarme muy bien para que yo transite por los diferentes escenarios y podamos dotar de personalidad a la cantidad de personajes que aparecen en la novela. Es una galería de personajes extensísima; no solo los principales, sino esa prole de enanos que viajan con con Frodo Bolson y con Gandalf, que son 12 y hay que poner voces a todos ellos. Ha sido un trabajo arduo en ese sentido, pero creo que muy bien guiado.
«El Hobbit» tiene sobre 300 páginas y más de 95.000 palabras...
Ha sido un proyecto que está diseccionado en diferentes jornadas, porque el trabajo vocal agota mucho y sobre todo, no es simplemente leer, sino que es llevar de la mano al lector, en este caso al oyente, por los diferentes escenarios que describe con una precisión y con una meticulosidad, Tolkien, abrumadora. Más allá de las voces de los personajes, de las emociones, y las vivencias de los diferentes personajes que acompañan a Bolson, estaban los escenarios. A la hora de estar narrando una novela, cualquiera, pero sobre todo una como la de Tolkien, por un momento se vuelve muy, muy agotador. Eran jornadas de cuatro horas para poder rescatar quizá una hora y media. Al final el resultado final del audiolibro, es de 10 horas y 40 minutos. Ocho jornadas de tres o cuatro horas, que llegan a ser agotadoras. Pero no podrían ser de más horas, porque si no el resultado al final se resentiría. El color de la voz y los matices empiezan a perder un poquito el sentido cuando pasa de las cuatro horas de lectura.
¿Elejalde le dio algún consejo?
No, sobre todo mucho juego y mucha libertad a la hora de crear y de transitar por la novela. Ya en la primera jornada de trabajo nos dimos cuenta de que nos lo íbamos a pasar muy bien y él ha estado muy atento, sobre todo a cambiar los ritmos y a dotar las voces de mayores colores.
Le hemos visto en pocos doblajes
No me he prodigado más porque hay un grupo de compañeros y compañeras que gozamos de cierto privilegio y podemos vivir de esto de una forma continuada. Uno de los últimos estudios de AISGE revela que sólo el 8 por ciento de compañeras y compañeras puede vivir dignamente de nuestro oficio. Y hay un tanto por ciento elevadísimo, dramático, que tiene que pelear y luchar para llegar a fin de mes y que el trabajo llega como llega, muchas veces con cuentasgotas. También es cierto que produzco el teatro que hago, y eso me permite mayor libertad a la hora de elegir cuándo me subo a un escenario, con quién y de controlar más los tiempos. Y luego, pues últimamente he trabajado muchísimo en cine y en televisión. Espero que no sea ni la primera ni la última oportunidad en la que pueda ponerme denalnte del micrófono a narrar un texto. Que haya más experiencias de este tipo, porque ha sido muy grato.
¿Cuánto tiene usted de Hobbit?
Bueno, practico todo lo que puedo el hedonismo, pero no me da para tanto. Siento que tengo cierto amor por la naturaleza y soy un buen comedor y bebedor sin llegar al exceso. Me gusta el buen vino y una buena cerveza para ahora que llega el verano. No llego a ser enano, pero soy una persona de baja estatura, con lo cual empatizo mucho tanto con Bolson como con ese grupo de enanos que lo acompañan en estas aventuras. Fíjate que se habla del espíritu o de cómo escribe tolkien el libro para sus hijos. Al principio parecería literatura como para adolescentes o para un público más infantil. Y todos deberíamos de recuperar a ese niño o a esa adolescente que tenemos como agazapado. Porque la lectura del hobby te despierta absolutamente todos los sentidos, es una auténtica maravilla, pero una maravilla. Si algo tiene la lectura es que despierta la imaginación. Y es un libro o es una novela que en cada página, en cada descripción, en cada capítulo, te lleva de un lugar a otro y no deja de sorprenderte, asombrarte, de fascinarte con esos mundos que describe, que describe Tolkien.
¿Hay espíritu de posterioridad?
Soy casi del pleistoceno, porque yo sigo buscando kioscos para comprar la prensa escrita. Y me gusta mucho el papel. Pero en estos tiempos que corren en el que hay que adaptarse a lo que nos va pasando casi por encima y una prueba de ello es el cine. El cine, por desgracia, igual que las experiencias en directo, tanto la música, los conciertos como el teatro, yo lo he vivido ahora mismo con una gira, una versión teatral de Los Santos Inocentes en cualquier provincia de este país, incluso en Madrid, como han agotado las localidades la primera semana. El público está ávido de experiencias en directo, pero es cierto también que en las salas de cine cada vez va menos público porque las reglas del juego también han cambiado desde la pandemia. Hemos descubierto que se podía ver el cine, la televisión, hacer maratones de series en casa. Y eso también de alguna forma ha ausitado el hecho de que los espectadores casi ya tengan, ya se acercen a las salas de cine, por desgracia. Y hablo de eso, de los tiempos nuevos, de cómo han cambiado las reglas del juego. Y como vamos tan a prisa, muchas veces no podemos pararnos a ver más más de dos páginas, pues yo creo que es una buena... A través del audiolibro, se nos brinda una oportunidad excelente de seguir acercándonos a la literatura y de hacerlo a través de actrices, de actores y con textos tan elevados y tan tan fascinantes como este. Me encantaría que mis hijos oyesen por primera vez, que seguramente será así, 'El Hobbit' a través de las palabras de su padre. Pero no obstante, les animaré también a que más allá de la película, revisiten la historia de 'El Hobbit' a través de los libros.
¿Cómo encuentra la industria?
Es un tema peligroso. Hay una especie de auto censura por parte de los creadores de este país y que no se hace tanto lo que a uno le apetecería, como lo que al fin y al cabo es lo que va a poder colocar o vender. Es cierto que las plataformas han irrumpido con muchísima fuerza y que han llegado también de alguna forma para salvar esta especie de industria, donde no paran de producirse series y donde se producen también muchas películas. Pero a la vez a mí me deja un sabor un poco agridulce, porque echo en falta mayor riesgo a la hora de producir. Aunque sí es cierto que hay películas muy arriesgadas, películas de corte independiente que se producen y se hacen casi a espaldas de esa industria de la que estoy hablando, pero son las menos. Y que luego vienen a un público también muy minoritario, muy de festivales, quizá. Y nos hemos olvidado del gran público, de películas también con presupuestos con músculo y que no estén tan pendientes de la taquilla o de los números, tanto como de los gustos de los creadores y que tengan cierta independencia y cierta libertad para poder colocar sus guiones y sus proyectos sin pensar en los números o los gustos de las personas que deciden el cine o la ficción que se tiene que ver en determinado momento. Dicho esto, como te decía antes, creo que estamos viviendo una época muy difícil para las audiovisuales, no tanto para el mundo de la televisión, pero sí para el mundo del cine, y que espero que en algún momento, no sé cómo, porque se están adoptando ya todas las fórmulas, pero que el cine resista y que vuelva otra vez a recuperar a ese público que ha perdido mayoritariamente después de la pandemia. Es difícil porque no sé cómo se le puede meter mano a eso, pero ojalá que sea así, porque creo que el cine es un arte que no debe morir. Igual soy un romántico, pero el cine como hay que disfrutarlo y como hay que verlo, es una sala oscura, una pantalla grande, medianamente grande y con desconocidos a tu alrededor. Y que tengamos ese gusto y ese privilegio y podamos vivir y sentir esa experiencia de emocionarnos, de reír, de llorar con un desconocido al lado. Y cuando se enciendan las luces, pues mirarnos a los ojos y haber disfrutado de un buen rato de cine, de vida y de una experiencia que yo creo que no se puede comparar una sala de cine tanto como en el salón de la casa de uno. Y por contra, pues están, como te decía, el teatro, yo creo que tiene más pegada que nunca. Lo estamos viviendo ahora también con festivales del teatro, que, con muchísimos espectadores, se convierten en citas ineludibles del verano. Y los conciertos de música, de la pos pandemia, de reunir a tanta cantidad de gente y de volver a poder vibrar en directo, ya sea a través de una espectáculo ya con conciertos de música, es algo que ha vuelto, por lo menos tenemos que agradecerlo. Pero el cine yo lo veo más complicado y ojalá que no se convierta en un artículo de lujo y sea como ir a la ópera.
¿Proyectos futuros?
Esta serie que estoy trabajando es "El asesinato de Asunta", el crimen de una niña asiática adoptada. Ocurrió hace diez años en Santiago de Compostela y es una serie para Netflix producida por Bambú con muy buenos guiones y un reparto excelente. Está desde Candela Peña, Tristán Ulloa a María León, Raúl Arevalo...Un grandísimo elenco y ojalá que podamos estar a la altura y sea un éxito para la plataforma. Luego tengo pendientes de estreno varias películas. Está 'HoneyMoon' de Enrique Otero, que se presenté en el festival de Málaga; una road movie con Nathalie Poza y 'Pájaros' de Pau Durá con Luis Zahera también, una road movie, de dos perdedores. Estrenaré en Teatro en Avilés en el mes de septiembre 'El traje' de Juan Cavestany con Luis Bermejo, una obra que producimos nosotros también y que habla sobre la deshumanización de la sociedad y de la corrupción política.
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