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La polémica sin fin del fichaje de David Broncano por RTVE

El titánico contrato que pretende llevar "La Resistencia" a la televisión pública está generando movimiento en la casa

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BroncanoLa Razón

El tan debatido y analizado contrato entre RTVE y David Broncano para la emisión de su programa «La Resistencia» en la televisión de todos parece haber llegado a un nuevo punto muerto. El Consejo de Administración de la Corporación Pública ha decidido, una vez más, posponer la votación sobre el fichaje del presentador y su programa, debido a una votación que arrojó 4 opiniones a favor, 3 en contra, una abstención, la de la ausente expresidenta de la entidad, Elena Sánchez. Esta decisión ha provocado una nueva paralización que, lejos de mitigar la controversia, ha servido para motivar un análisis aún más exhaustivo que todo lo que rodea este acuerdo.

Desde su filtración, el contrato ha generado una serie de críticas y preocupaciones dentro de RTVE. Sobre todo, las motivadas por la inclusión de unas cláusulas excepcionales que no tienen precedentes en contratos televisivos, como la duración de dos temporadas sin opción de corte durante los primeros 18 meses. Un blindaje que impediría una reacción en caso de que los resultados no sean los esperados, lastrando al ente público a una ruina en la que el dinero que se juega, que no es poco, es el de los contribuyentes. Además, el hecho de que la permisividad con el contrato haya sido objeto de debate dentro de la Corporación Pública, a pesar de ser legal tras la revisión jurídica y la aprobación del Comité de Compras, refleja el fuerte interés del Gobierno en cerrar el acuerdo «sea como sea», algo que, a todas luces, se aleja de la política democrática de un canal de comunicación que es patrimonio de los españoles.

Además, la destitución de Elena Sánchez como presidenta interina de RTVE, así como la salida del director de Contenidos Generales, José Pablo López, están claramente vinculadas a las negociaciones de este contrato. Las discrepancias sobre las condiciones del acuerdo, como la duración y el control de la producción, han generado tensiones internas y han llevado a una situación de bloqueo en el Consejo de Administración que, en principio, se habría «resuelto» con sus respectivas bajas. Pero el remedio ha sido otro de los detonantes de este caso, pues tanto Sánchez como López habrían sido cesados de unos cargos a los que accedieron por concurso público, mientras que la designación de la nueva presidenta interina, Concepción Cascajosa Virino, se habría saltado el normal procedimiento, saltándose las barreras del conflicto interno para convertirse en un tema de interés general y en una lucha de poder dentro de la televisión pública española, con intereses políticos en juego y preocupaciones sobre la autonomía editorial y la gestión eficiente de los recursos públicos.

Aunque en apariencia podría pensarse que la intención de RTVE de contar con Broncano y «La Resistencia» obedecía a un interés estrictamente comercial, el de competir contra el claro liderazgo de las televisiones privadas, en lo que sería el único asidero justificable de un fichaje así, con muchas más las sombras que hacen pensar en otro tipos de intereses.

Sin embargo, suponiendo que esto fuera así, estaría bien preguntarse la idoneidad de un programa como «La Resistencia» para ejercer esa competencia, pues evidentemente los datos de audiencia no justifican una apuesta tan costosa y, mucho más, cuando no hay capacidad de reacción en el probable caso de fracaso. Otra cosa es el contenido, pues aunque la idea es competir en entretenimiento, se espera que el que ofrezca la televisión de todos sea uno de calidad, uno que aporte, y no uno que se quede en lo superfluo, mucho más cuando su inclusión en la parrilla sacrificaría tiempo de un bien de todos como lo es el de los servicios informativos, pues en dicho contrato, para poder competir directamente contra los colosos del Prime Time, se suprimiría una parte del telediario. Y es que ahí está el meollo del asunto, pues es el contrapeso político que se quiere hacer desde el Gobierno de Pedro Sánchez a un programa de entretenimiento, y de máxima influencia, como lo es el conducido por Pablo Motos en Antena 3, en principio, en las antípodas políticas del presidente, y al que no pocas veces se ha llegado a señalar y criticar desde Moncloa, el que ha motivado este inesperado movimiento.

Una jugada que, aunque parecía astuta, está generando un efecto completamente adverso, pues la gente, sobre todo cuando entra en juego el patrimonio de todos, no traga entero y ha comenzado a ejercer una legítima función fiscalizadora desde las redes sociales y las plataformas a las que tiene acceso, calando con fuerza en los medios de comunicación y en las propias instituciones.

Sin embargo, habrá que ver hasta dónde es capaz de llegar el gobierno para conseguir aquello en lo que se ha empeñado.

Los números que no le dan la razón a RTVE

Según los datos obtenidos por LA RAZÓN, en lo que va de año «La Resistencia» tiene una cuota de pantalla promedio de 0,12%, siendo enero su mejor mes con un 0,14%. Es cierto que se trata de dato correspondiente a las emisiones e directo, números que crecensi tenemos en cuenta las redifusiones y el canal que emite los distintos capítulos del programa de David Broncano . Aus así, está muy lejos de 15,4% de promedio de cuota de pantalalla de la competencia.