Premio Cervantes
Eduardo Mendoza se pronuncia en 'El Hormiguero' sobre la situación en Cataluña: "Hay un cansancio muy grande"
"Un novelista tiene que pensar poco y estar mucho en la calle poniendo el oído", aseguró el premio Cervantes, que presentó su flamante libro que combina espionaje y humor 'Tres enigmas para la organización'
'El Hormiguero' recibió, por primera vez, al prestigioso escritor Eduardo Mendoza, quien dejó muestra de su maestría, de su aguda pero compasiva mirada y de su humor sutil, heredados de el padre del Quijote. El ganador del Premio Cervantes 2016acaba de publicar a sus 81 años su nueva novela de detectives, titulada "Tres enigmas para la Organización", cuya trama gira alrededor de una Organización gubernamental clandestina que afronta una peligrosa investigación secreta de tres casos que podrían estar ligados entre sí. Todo discurre, cómo no, en su Comala particular: la Ciudad Condal.
Mendoza, caballero barcelonés, humilde heredero de la burguesía catalana, (el bigote cano precisamente recortado como escarapela de su elegancia), dijo que se jubilaba de la literatura, pero tres días después se puso a escribir su última novela: "Al día siguiente de jubilarme digo 'qué hago'; no sé hacer nada más, y pensé que ya era tarde para aprender otro oficio. Escribía relajado, lo primero que se me venía a la cabeza".
¿Cuáles son los tres enigmas y qué es la Organización? "Si escribes sin presión puedes escribir lo que quieras pero no salen los libros muy lógicos. Yo mismo no sé bien de qué va", comentó bromeando sobre su flamante novela el autor de 'La verdad sobre el caso Savolta', aunque Pablo Motos la renombrara como "Savoya", como Amadeo.
¿Qué hay de los nombres tan peculiares que le pone a sus personajes? "Me cuesta bautizar a mis personajes. Miro con visión periférica: a veces pasa un camión con verduras y luego leo una esquela, junto un nombre con otro... y sale".
"Un escritor tiene que pensar poco, ha de dejarse llevar. Un novelista tiene que estar en la calle: en el mercado, en las tiendas, en un bar... Yo eso no lo escucho, pero lo oigo. A lo mejor al cabo de 40 años me viene a la mente", eso es la visión periférica según el padre de 'Sin noticias de Gurb'.
Mendoza, genio del humor castizo, fue traductor de la ONU en la época de la Guerra Fría: "La conclusión que saqué es que los espías no sirven para nada. No hay nada que espiar. Entonces se espían entre ellos. La prueba es que si un país deja de tener espías, el otro se queda con sus espías sin saber qué hacer", aseguró el escritor catalán, con esa clarividencia y humor sutil que le caracterizan.
El premio Cervantes dice tener dos tipos de novelas, las serias, que les cuesta parirlas, y las tontas, que las escribe con relativa facilidad, ¿cuáles tienen más exito? "He tenido mucha suerte porque han funcionado bien unas y otras cada una en su terreno. Pero por supuesto las de risa... Una vez en el extranjero un lector me pidió que dejara de escribir novelas series porque de esas había mucho y de risas, muy pocas."
'Sin noticias de Gurb', publicada antes de las Olimpiadas de Barcelona por entregas en El País, ha sido uno de sus mayores exitos. "Con los políticos actuales se puede hacer una novela tonta y otra seria", expresó sin mojarse mucho, con el presentador de 'El Hormiguero' tratando de llevarlo con el capote al fango político.
¿Cómo ve Mendoza, por cierto, la situación en Cataluña? "Yo creo que pasa mucho menos de lo que dicen. En Cataluña hay un cansancio muy grande, porque ha habido una época muy tensa y crispada, lo que queremos es volver a la normalidad como sea".
"Yo creo que se ve de una manera muy distinta dentro de lo que se ve fuera", abundó el autor de 'La ciudad de los prodigios'. Y añadió: "Es algo que está ahí de una manera larvada y puede que vuelva a brotar..."
Eduardo Mendoza hizo de intérprete entre Ronald Reagan y Felipe González: "Cuando Felipe fue a Washington había muchos temas candentes para España, había que dar una sensación de que conocíamos la situación y eramos receptivos. De todo eso se hablo muy poco, y luego nos fuimos todos a comer. Fin de la entrevista. Importancia, diez; glamour, cero."
¿Por qué el autor de 'El laberinto de las aceitunas' tira los libros después de leerlos? "Antes los daba, pero ahora no los quieren. No me gusta acumularlos porque tengo demasiado, y entonces los tiro. Es como guardar los periódicos o las revistas, ¡no vas a tener el ¡Hola! de 1956".
"La vida es muy corta, no tengo ningún reparo en dejar un libro a medias, porque hay muchos libros por leer. Doy unas 20 páginas de margen para darle una oportunidad al libro. Es raro que acabe un libro, quizás haya acabado un 10% de lo que he empezado a leer", desveló el escritor de 'El Rey recibe' respecto a sus hábitos lectores.
Si el escritor barcelonés tuviera que recomendar un libro a algún no aficionado a la lectura: "No creo que haya que recomendar una cosa ligera, porque igual que la coge la dejara. Si a alguien le recomiendas 'Crimen y castigo' y le gusta, estará perdido y no parará de leer nunca".
Mendoza, que ha cumplido 81 años, reflexionó sobre la vejez y la sabiduría: "Con la edad descubres que tomarse en serio a uno mismo es un disparate. Pensar que la vejez, o la experiencia, te acaba conduciendo a la sabiduría es un error", sentenció el escritor de 'Riña de gatos'.
¿Qué consejo le brindaría a los jóvenes? "Ante todo, sé bien educado. Luego ya verás tú lo que tienes que hacer", puntuó finalmente el padre de Onofre Bouvilla.
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