Entrevista
Vera Drew: "Sentí que la historia del Joker era, en el fondo, la de ser una mujer trans"
La creadora presenta una sátira transgresora que reinventa Gotham para narrar una historia personal, política y queer
En 2022, Warner Bros. intentó frenar "The People’s Joker" en pleno Festival de Toronto. Lo que parecía un pequeño proyecto underground se convirtió, de golpe, en un símbolo de resistencia cultural. Ahora, la película ha llegado a Filmin tras un accidentado recorrido legal y un recibimiento entusiasta en la crítica internacional. Hablamos con su creadora, Vera Drew, quien además de dirigir y coescribir, encarna a Joker the Harlequin en una obra que mezcla confesión autobiográfica, sátira del universo Batman y un vibrante collage visual hecho por más de un centenar de artistas alrededor del mundo.
¿Cómo se siente con la recepción que ha tenido la película?
Me siento bastante bien. No puedo creer que la gente esté viendo esta película. Realmente pensé que estaba haciendo algo solo para mí y mis amigos, y ahora siento que está conquistando el mundo.
¿Cuándo se dio cuenta de que su biografía y el universo del Joker podían coexistir en una sola película?
Fue un proceso gradual. Cuando vi "Joker" de Todd Phillips me identifiqué mucho: es la historia de alguien que intenta ser artista, que busca ayuda y es abandonado por el sistema médico, el gobierno y hasta la familia. Como mujer trans, resonó conmigo profundamente. Mi experiencia en los últimos años ha sido esa: un sistema de salud imposible de navegar, costos altísimos y la certeza de que el gobierno no me va a salvar. Sentí que esa historia era, en el fondo, la de ser una mujer trans. Además, siempre he amado Batman y los cómics, como mitos con los que interpretar la vida. Así que todo fue un proceso natural de juntar esas sensaciones.
Pero el Joker es un juguete roto, y usted no lo es.
Gracias. Estoy obsesionada con el arquetipo del trickster, del arlequín como figura mítica que ridiculiza a la sociedad y se entiende a sí misma a través de la burla. Yo quería ser la primera mujer trans en interpretar al Joker. Sé que probablemente eso será lo que diga mi obituario: "ella fue la primera Joker transgénero". Y creo que eso es algo enorme, algo de lo que estar orgullosa.
¿Cómo construyó la comunidad creativa que hay detrás de la película?
Esa fue la mejor parte: colaborar con mis amigos y jugar. No me acerqué al proyecto desde el control absoluto, como dicta la teoría del autor, sino desde el soltar: compartir mis ideas, escuchar qué imaginaban otros artistas y aceptar que el resultado fuera distinto a lo que tenía en la cabeza. Esa conversación constante lo hizo bello. La película se rodó íntegramente en croma, con cada plano convertido en un efecto visual. Fue durísimo, pero despertar por la mañana, abrir el correo y encontrar un nuevo diseño para el Batmóvil era algo maravilloso.
¿No sintió que estaba perdiendo el control de su visión?
Para nada. Justo lo contrario: lo emocionante era que lo que imaginaba se transformara en otra cosa. Ese desprenderse del ideal perfecto de la obra es parte del proceso artístico. Uno escribe algo en su cabeza, pero al salir ya no es perfecto. Y ahí está lo bello: aceptar que cambie, que se transforme, que siga vivo.
¿Ese caos visual fue una elección estética o un acto de resistencia contra la pulcritud del mainstream?
Ambas cosas. Desde el inicio pensé: esta película va a parecer sostenida con cinta adhesiva. Y eso me permitió contar una gran historia desde un lenguaje punk, scrappy, imperfecto. Gracias a esa lógica podíamos tener persecuciones de coches que parecieran un videojuego, una batcueva que recordara a un juego antiguo, o títeres y animación 2D conviviendo en un mismo relato. Se convirtió en un mecanismo creativo para hacer un filme de superhéroes como ninguno otro.
¿Qué le reveló esta experiencia sobre quién es dueño de la cultura pop?
Me enfrentó a una realidad dolorosa: el copyright solo existe para proteger a los grandes conglomerados, no a los artistas. Los creadores originales de estos personajes, como Bill Finger, fueron explotados y ni siquiera reconocidos. Y mientras camino por Los Ángeles y tengo que ver carteles de Superman sin haberlo pedido, pienso: si estos héroes son mitos modernos, ¿no deberían pertenecer a todos? El mito es del pueblo. Nos sirve para entender el mundo. Por eso digo: esto pertenece a la gente, no a Warner Bros.
¿La censura cambió la forma en que el público se acercó a la película?
No. Warner envió la carta cuando la película aún no estaba terminada, pero yo no cambié nada. Había trabajado con abogados desde el guion, cuidando el terreno de la parodia y el uso justo. Lo que pasó es que Warner tenía miedo de que le quitáramos negocio a "Joker 2". Y eso es lo gracioso: "The People’s Joker" costó como un 1% de lo que cuesta una superproducción suya. Su respuesta, más que asustarme, me validó. Incluso sé de gente dentro de Warner que adora la película, aunque no puedan decirlo abiertamente.
Si Warner le hubiera dado luz verde desde el inicio, ¿habría sido la misma película?
No lo creo. Dudo que jamás hubieran querido producir un Joker trans. Y de algún modo, eso es parte de la autenticidad del filme: es punk, es anárquico, habla de cómo las corporaciones y los gobiernos no se preocupan por ti. Eso no lo iba a financiar un gran estudio. Aun así, si un día James Gunn viniera y me ofreciera producir la secuela con la misma libertad creativa, lo haría sin pensarlo. Pero sé que eso nunca ocurrirá.
¿Qué cree que vio Joel Schumacher en Batman que Hollywood aún teme mostrar?
¡Boom, has dado en el blanco! Sus películas, "Batman Forever" y "Batman & Robin", son mis favoritas. Schumacher fue un outsider que logró entrar en el sistema, un hombre gay en una industria que lo excluía, y eso le permitió dar una mirada auténtica de otredad. Sus Batman son camp, queer, emocionales, fieles a la rareza del personaje. Él entendió que Batman es un freak que se viste de goma para luchar junto a su “novio”. Esa autenticidad no puede darla un director “compañía”, macho y heterosexual. Le admiro profundamente y me entristece no haberle conocido.
Si su yo de 12 años viera esta película, ¿qué pensaría?
[Se emociona] La amaría. Siempre supe que estaba haciéndola para ella. A pesar de los obstáculos, ese es el éxito real: tender un puente hacia mi infancia y darle la película que habría cambiado su vida. Ella la vería y pensaría que es lo más cool del mundo.