Estreno

«The Witcher» pierde el embrujo

Netflix acaba de estrenar la cuarta y penúltima temporada de la serie basada en los libros de Andrzej Sapkowslki con la sustitución de Henry Cavill por Liam Hemsworth

Un fotograma de la cuarta temporada, que también podría ser de la Comunidad del anillo ia ser de la Comunidad del anillo
Un fotograma de la cuarta temporada, que también podría ser de la Comunidad del anillo ia ser de la Comunidad del anilloNetflix

«El medallón del cuello de Geralt se retorcía bajo la luz de la luna. Cuentan que la muerte seguía sus pasos. Pero nuestro brujo no conocía el miedo. Y esa es la historia del carnicero de Blaviken», explica el narrador mientras de una ciénaga surge una kikimora que se encuentra de frente con la espada del brujo Geralt de Rivia, que en esta cuarta temporada que acaba de estrenar Netflix, está interpretado por Liam Hemsworth en sustitución de Henry Cavill. A pesar de la espectacularidad de esta entrega, la colección de historias y los nuevos personajes, el pequeño de la familia Thor no da la talla, y no hablamos del traje de brujo, que también.

En la tercera temporada de «The Witcher» vivimos una auténtica tragedia. (Vilgefortz Mahesh Jadu) se ha erigido como el gran antagonista de esta historia, traicionando a la Hermandad de Aretusa y a la propia Tissaia (MyAnna Buring). Cirilla (Freya Allan) va camino de Nilfgaard para casarse con Emhyr (Bart Edwards), aunque nosotros sabemos que es una impostora retorcida. Tissaia acaba pagando el coste de la magia y Vizimir sufre de regicidio; larga vida al rey Radovid. Y la verdadera Cirilla se cambia el nombre a Falka y se alista con el grupo de las ratas. Geralt de Rivia tiene la espalda y la espada rotas tras su encontronazo con Vilgefortz), e intenta recuperarse acompañado por el bardo Jaskier (Joey Batey) y Yennefer (Anya Chalotra) intenta encontrar una manera factible de matar al mago oscuro y devolver el esplendor a Aretusa. La cuarta temporada intenta, con la escena de la kikimora, establecer un nuevo señor de los monstruos, pero aunque las escenas de lucha no han perdido un ápice de violencia y precisión, e incluso hay escenas mucho más sangrientas que en entregas anteriores, en los planos cercanos la presencia de Hemsworth no da la talla. No tiene la gravedad que tenía Cavill, que le favorecía hasta el amarillo de los ojos. Además, su predisposición corporal es incluso distinta, lo que en esta ocasión le resta credibilidad, incluso ante sus enemigos. Ni siquiera el no disimularlo y cambiar al actor de doblaje nos hace más creíble al personaje.

La trama vuelve a separar a los tres protagonistas mientras cada uno es consciente de que tarde o temprano volverán a juntarse, pero va a costar. Cirilla pasa casi toda la temporada rodeada de sus nuevos compañeros ladronzuelos, lo que permitirá a Ciri experimentar el amor hacia Mistle (Christelle Elwin), pero también la ira y la venganza. Conoceremos su vida como Falka, que se hará famosa por robar y vandalizar, en una versión oscura de la leoncilla de Cintra nunca vista antes, mientras el resto del mundo la busca por sus extraordinarios poderes. Ese es el caso de Emhyr, que tangencialmente sigue con su guerra para conquistar el continente, asesorado por Vilgefortz. Se añade otra línea temporal en la que un narrador cuenta las historias contenidas en el libro de poemas del bardo, un siglo después de la historia principal. También se recupera la figura de Cahir (Eamon Farren), que pretende enmendar sus faltas uniéndose a la expedición de Geralt por recuperar a Ciri, acompañado de nuevo por enanos y algún compañero nuevo que tiene bastante interés. Destaca Zoltan (Danny Batey) como el acompañante perfecto con un loro muy prescindible.

La serie muestra historias más humanas y con menos aparición de monstruos, que también causa una pérdida de interés por el espectador, porque es la transmisión directa de la pérdida de poder del brujo, que muestra muchos más sentimientos e inseguridades que en todas las temporadas anteriores. Estaba claro que esta cuarta entrega no era sino un trámite para una quinta que podría ser explosiva si consiguen causar una gran impresión en una conjunción de tramas y personajes. La línea argumental que pretende volver a reclutar a un ejército de magos podría desatar grandes escenas venideras.

La idea de continuar lo que se consiguió con «The Witcher» me imagino que debe ser titánico para casi todos los departamentos del proyecto, pero la sala de guion parece haberse puesto en automático y frases como «creí que nos estábamos resistiendo a los impulsos de ser salvajes; ya no», no convencen. Solo podemos encomendarnos a que en la quinta y presumiblemente última temporada se eche el resto y podamos ver un final digno de un principio que os cautivó con su oscuridad y rudeza, pero que ha ido cansando a medida que se intentaba estirar una historia.

Demasiados cambios y un par de personajes

►Si en una serie se hacen demasiados cambios, el cerebro del espectador asiduo puede confundirse. En esta entrega también se ha cambiado al veterano Vesemir, maestro de Geralt, que pasa de estar interpretado por Kim Bodnia a ser de Peter Mullan, por problemas de agenda del original. Era un personaje poderoso y también ha perdido fuerza. Afortunadamente, hay un par de incorporaciones nuevas que son de agradecer. El primer caso es el de Milva (Meng’er Zhang), una luchadora al estilo de Geralt y Yennefer. Pero sin duda la maestría llega con Laurence Fishburne como Regis, un misterioso personaje con más de un truco en su reluciente chistera nueva.

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