A rueda: Nadal, el capitán España

En caso de duda, Rafael Nadal. Así de simple. No conozco en el mundo del deporte a un líder más sólido y más ejemplar que el número uno del mundo. Lo ha demostrado esta semana en la Caja Mágica. Primero, fuera de la pista, donde ha ejercido de capitán con un discurso sosegado y convincente. Siempre con las palabras justas para rebajar la euforia tras la victoria y mantener la tensión competitiva tras la derrota, respetando al rival, motivando a sus compañeros, haciendo creer al aficionado. Cosa nada fácil en un deporte individual como el tenis, transformado en una locura colectiva en la Copa Davis, en un equipo en el más amplio sentido de la palabra. Verle celebrar la victoria ante Shapovalov, como si fuera su primera vez, emociona a cualquiera. Porque si fuera de la pista ha ejercido de capitán, dentro lo ha hecho de número uno del mundo. Su torneo ha sido espectacular, pletórico, tanto en individuales como en dobles a pesar de las horas y el esfuerzo de una temporada brutal. Sin duda, ha sido el capitán España, nuestro referente para lograr la sexta Ensaladera de Plata. Ojalá hubiese un Nadal para siempre.

En el nombre del padre El puño apretado, la mirada al cielo, las lágrimas asomando tras vencer a Auger-Aliassime. Roberto Bautista ha sido el otro gran protagonista de esta Copa Davis para España. Su viaje en medio de la competición para acompañar a su padre en sus últimas horas y el regreso, emotivo, para jugar su partido de la final y ganarlo a base de puro sentimiento, definen a la perfección a un tipo ejemplar dentro y fuera de la pista. A un deportista con una cabeza privilegiada y una persona de una sola pieza, capaz de sacar fuerzas de no se sabe dónde para seguir adelante tras un mazazo tan importante como el que ha vivido. Su Copa Davis en la Caja Mágica pasará a la historia del deporte español. Otra muesca más en esta época dorada. Que siga.