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Así son los toros a los que no se arriman los animalistas

El PACMA podría conseguir un escaño según el pronóstico del CIS. De ser así, harían historia, pero su campaña en la que una mujer da de comer a un ejemplar resultó ser un «fake» en toda regla. La ganadería brava no es para llevar a casa como una mascota más.

«Si respetas su espacio, los toros te respetan también. Sin embargo, nunca te puedes confiar, hay que tener un ojo en algún sitio donde subirse». Fotos: Alberto R. Roldán
«Si respetas su espacio, los toros te respetan también. Sin embargo, nunca te puedes confiar, hay que tener un ojo en algún sitio donde subirse». Fotos: Alberto R. Roldánlarazon

El PACMA podría conseguir un escaño según el pronóstico del CIS. De ser así, harían historia, pero su campaña en la que una mujer da de comer a un ejemplar resultó ser un «fake» en toda regla. La ganadería brava no es para llevar a casa como una mascota más.

Los portavoces de PACMA han hecho una campaña polémica en la que hacían creer que un animal bravo o salvaje no lo es por naturaleza sino porque el hombre le hace ser así. Muchas son las voces que los han tildado de «ignorantes» pero no hay que olvidar que algunos de sus preceptos atraen a un nicho electoral del que otros partidos se quieren apropiar. Hablamos con un ganadero de lidia para que nos cuente la realidad del mantenimiento de este animal, su alimentación, sostenibilidad y bravura.

Tras esta campaña en la que los toros (y los toreros) han cobrado un gran protagonismo, nos alejamos hacia la calma del campo bravo, el de verdad. En su finca de la Ganadería Quintas nos espera José Manuel, uno de los propietarios de este hierro, voz autorizada para hablar de la raza de lidia. Por la campaña del PACMA con el «toro» Marius empezamos: «Efectivamente no es un buey, pero ni mucho menos un toro de lidia, es un toro de raza avileña», contesta de forma rotunda. «Dentro del ganado bovino hay una mucha mayor diversidad de la que la gente conoce». Precisamente del profundo desconocimiento que hay hoy sobre el animal, se lamenta este profesional: «Esta ignorancia no solo afecta al toro de lidia, sino a todo animal del medio rural. A veces tengo la sensación de que los animalistas solo están acostumbrados a las mascotas de ciudad. El comportamiento de “Marius” me recuerda más a mis perros que a cualquiera de mis toros».

Así responde a Laura Duarte, representante de PACMA, formación que mañana según algunas encuestas recibiría su primer escaño. La candidata por el Partido Animalista Contra el Maltrato Animal ha protagonizado la campaña de su movimiento con su visita hace unos días al toro Marius, un encuentro que se repitió ayer durante la jornada de reflexión. Laura no hace caso a voces, como la de la Fundación del Toro de Lidia, que aseguran que Marius no es un toro de lidia. Ella volvió a reiterar sin ánimo de arrepentimeinto que «es un toro tranquilo porque en el santuario donde vive se le trata con respeto».

Pero también habla de respeto Isaac, trabajador de la ganadería Quintas. Convive diariamente con el toro bravo y dedica su vida a él: «Si respetas su espacio ellos te respetan a ti, además es cierto que reconocen a quienes les cuidamos todos los dias. Sin embargo, con estos animales nunca te puedes confiar, siempre tienes que poner un ojo en el toro y el otro en el primer rincón al que puedas subirte». A pesar de que cada día conviven con el riesgo, la experiencia siempre es un grado: «Con solo mirar al toro a los ojos sé si está tranquilo o alborotado. El momento más peligroso es cuando se están peleando y uno sale a la huida. Si te pilla en medio no esperes que te esquive».

Mientras PACMA califica de «involucion» (a quienes viven de la tauromaquia o la caza) este ganadero cuenta por cientos sus hectáreas y por más de dos mil sus cabezas de ganado. Se encarga de la cría y mantenimiento de esta especie sin apenas ayudas institucionales. Detrás de la ofensiva animalista se esconde la filosofía de que «no existen animales peligrosos, o en este caso bravos, sino razas estigmatizadas por el hombre», según reza su programa electoral.

Sobre la criticada «irresponsabilidad» del PACMA al mostrar al toro como un animal inofensivo, este ganadero (José Manuel) advierte de que «la precaución es condición indispensable. Es raro el ganadero de bravo que nunca ha sido cogido por un toro suyo. En su aparente calma reside su peligro». Pero además de su comportamiento son muchos requisitos los que distinguen al toro de lidia del resto de razas, como la asignación del número de crotal con su respectiva inscripción como toro de lidia o el tamaño. El de Marius es opuesto al toro bajo que siempre se busca para la plaza.

Un mundo se esconde, más allá de la «ramita» que se aprecia en el vídeo del PACMA, en la alimentación de esta especie excepcional. José Manuel llega a calificar el proceso alimenticio como el mayor secreto del ganadero: «Cada mayoral tiene su fórmula particular, su combinación exacta de cereales y correctores para que los toros den el mejor rendimiento en la plaza. Para nosotros la alimentación es la primera labor a la que dedicamos la mañana; cargamos los camiones y decidimos a qué apartado vamos a ir primero. Esta alimentación también varía según la edad del animal, en sus primeros años se autoabastecen en amplias extensiones, mientras que a medida que se acerca la edad para la lidia se intensifica su nutrición, hasta los 8 kilos de paja y pienso diarios, para que alcancen su peso ideal (entre 500 y 600 kilos)».

José Manuel, por encima de todo, reivindica la figura del ganadero de bravo como conservador de un ecosistema y material genético únicos: «Para ser ganadero de lidia se necesita pasión por el toro, no por el negocio. Al animal le dedicamos más tiempo que a nuestra propia familia, de hecho, yo les intento criar como si fuesen hijos míos, pero entendiendo que su fin último es la lucha en la plaza de toros. Por todo esto cada veterinario que visita mi casa sale con una idea distinta de la que tenía». José Manuel asegura que el hecho de que los ataques animalistas hayan afectado a toda la industria cárnica «ha conseguido que todo el sector se una más. Tienen que entender que no todo el mundo es vegano y que la ganadería debe subsistir».

A pesar de esta misión, la sostenibilidad económica del ganado bravo está muy comprometida: «Se ha extendido el falso mito de que vivimos de las subvenciones, cuando solo recibimos la PAC (de la Unión Europea), como cualquier industria cárnica. La mayoría de empresarios y ganaderos taurinos logran sobrevivir gracias a otras actividades, pero subsistir hoy exclusivamente del toro de lidia es casi un milagro. Si no fuese por las corridas de toros jamás sería rentable».