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Francis Wolff: “Sé que las corridas van a morir, pero quiero evitar su asesinato”

Cartel anunciador de la película
Cartel anunciador de la películalarazon

Francis Wolff asistió a su primera corrida de toros en la plaza de Nimes (Francia) en 1969. Era parisino, tenía 18 años y a nadie de su familia le gustaban los toros. Según confiesa no estaba preparado para el shock que vivió aquella tarde en la plaza, cuando nació una pasión que le ha acompañado durante 50 años y a la que ha consagrado parte de su carrera.

Francis Wolff es un filósofo poco corriente. Respetado en todo el mundo por sus estudios sobre Aristóteles, también filosofa sobre temas que nadie había analizado bajo esa óptica. Su libro “Filosofía de las corridas de toros” fue una revolución con la que pretendía “poner un poco de raciocinio en un arte tan irracional que despierta tantas discusiones políticas”.

Ahora salta de la academia al cine y protagoniza una película documental “Un filósofo en la arena” que hace un profundo recorrido por el mundo del toreo desde una perspectiva novedosa. La declarada afición de Wolff se conjuga con la visión de los directores, los mexicanos Jesús Muñoz y Aarón Fernández, que en el momento de empezar la película no sabían prácticamente nada sobre la fiesta brava. El resultado es una cinta que consigue alejarse del debate simplista de aficionados contra antitaurinos y despierta en el espectador un interés por acercarse al tema desde una perspectiva profunda, con voces como el nobel de literatura Mario Vargas Llosa, el dramaturgo Alberto Boadella, el pintor Miquel Barceló, el director Agustín Díaz Yanes y la periodista de La Razón, Patricia Navarro. Se estrena en México el 1 de febrero (en España no está previsto por el momento).

En la sociedad actual existe una hipocresía flagrante, según cuenta Wolff, en la relación entre humanos y animales. Por una lado son la nueva “clase explotada a la que hay que proteger”, una especie de nuevo proletariado y por el otro se les denigra y maltrata en mataderos y cadenas de producción, donde hay mucha menos dignidad que en la plaza, según el francés.

“Es una película más filosófica que taurina”, admite Aarón Fernández a la prensa tras el preestreno en la capital mexicana y señala otro tema que subyace en el filme: el hecho de que en la sociedad actual se trate de esconder la muerte, que se ha vuelto un hecho frío, aséptico, una deshonra que no debe ser visibilizada.

La tesis de Wolff es poco alentadora para los taurinos, las corridas de toros van a morir antes o después “como cualquier obra histórica antes o después va a desaparecer. Yo espero que sea por muerte natural, porque deje de haber jóvenes que quieran jugarse la vida o la afición vaya desapareciendo y espero que yo muera antes de que eso ocurra”.

Lo que el filósofo intenta con su obra y con esta película es, según sus palabras, es evitar “una muerte violenta, un asesinato” en clara referencia a la prohibición, “cuando el toreo aún tiene mucho que decir”.