Toros

Ciudad Real

Perera desoreja un «fuenteymbro» de vuelta al ruedo en Azpeitia

El diestro Miguel Ángel Perera salió hoy a hombros; Curro Díaz, que fue aparatosamente volteado por su primero, logró también un apéndice del cuarto.

Miguel Ángel Perera saliendo a hombros, en foto de archivo, de la plaza de toros de Roquetas de Mar
Miguel Ángel Perera saliendo a hombros, en foto de archivo, de la plaza de toros de Roquetas de Marlarazon

Azpeitia (Guipúzcoa). Se lidiaron seis toros de Fuente Ymbro, bien presentados, serios y hondos, y de variado comportamiento. Destacó sobremanera el quinto, de nombre «Hostelero», premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre; también se dejó mucho el cuarto; y complicados y deslucidos los demás. La plaza rozó el lleno en los tendidos.

Curro Díaz, cogido en su primero, al que lidió y mató Perera, y oreja.

Miguel Ángel Perera, ovación en el que mató por Curro Díaz, silencio tras aviso y dos orejas.

Andrés Roca Rey, silencio tras aviso y ovación tras aviso).

En cuadrillas, Curro Javier y Guillermo Barbero saludaron tras banderillear al quinto.

UNA GRAN FAENA

La primera de feria en Azpeitia empezó con susto, el protagonizado por Curro Díaz, que reaparecía de la grave cornada sufrida hace dos semanas en Manzanares (Ciudad Real), y que fue cogido aparatosamente por el primero de la corrida.

No hubo cornada, pero sí una fea caída, de la que quedó fuera de combate, por lo que tuvo que ser conducido a toda prisa a la enfermería, de donde volvió a salir para dar cuenta del cuarto, un toro noble y con calidad al que estructuró una faena de bellos pasajes al natural, merecedora de un trofeo.

Perera, que fue ovacionado con el complicado toro que volteó a Díaz, y que fue silenciado también con un primero de su lote de nulas opciones, se desquitó con el buen quinto, toro noble y humillador, al que el extremeño cuajó de «pe a pa» en una faena de templados, largos e hilvanados muletazos sobre ambos pitones. Dos orejas sin discusión.

Y el peruano Roca Rey se fue de vacío al corresponderle el peor lote. Su primero se negó enseguida, y el sexto tampoco fue para tirar cohetes. Anduvo esforzado con ambos, con sobrada firmeza, pero sin poder alcanzar el triunfo deseado.

EFE