Toros

Toros

Puerta grande para Hernández y Ventura

Sergio Galán cortó una oreja. Los toros de Castillejo de Huebra, bajos de raza

Leonardo Hernández y Diego Ventura a hombros en Granada
Leonardo Hernández y Diego Ventura a hombros en Granadalarazon

Último festejo de la feria de Corpus. Corrida de rejones. Toros (1º, 2º, 3º, 5º y 6º) con el hierro de Castillejo de Huebra y el 4º con el hierro de José Manuel Sánchez. Todos, negro de capa. Descastados en conjunto y muy justos de presentación. Menos de media plaza.

Sergio Galán, palmas y oreja.

Diego Ventura, ovación y dos orejas.

Leonardo Hernández, oreja y dos orejas.

Terminó el abono del Corpus granadino con una corrida de rejones. El público pudo ver detalles y faenas que tuvieron calidad en muchos aspectos, sobre todo, por parte de Diego Ventura en el quinto y Leonardo Hernández en sus dos toros. En su conjunto, la feria no ha respondido a las expectativas creadas y las entradas no han sido buenas salvo en el festejo del jueves, que registró más de tres cuartos. Esto debe ser motivo de reflexión por parte de todos.

Sergio Galán no pudo lucirse con el descastado primero. Puso voluntad pero todo quedó en buenas intenciones. Estuvo acertado con el rejón. Palmas. En el cuarto Galán templó las embestidas de su oponente, que consiguió hacer una labor pulcra y con buenos detalles artísticos. Estuvo acertado a la hora de matar y cortó una oreja.

Diego Ventura mostró en el ruedo de la monumental lo mejor de su toreo: variedad, la puesta en escena, la espectacularidad, el valor, el dominio y la técnica; vibrante con las banderillas cortas; adornos, gestos, otra forma, otro estilo del rejoneo, que apasiona a los públicos. Falló con el rejón de muerte y perdió los trofeos. Con el quinto mimó y templo la embestida de un astado bajo de raza, pero al que extrajo el poco partido que tenía. Rejón y descabello a la primera. Cortó dos orejas que le permitieron abrir la puerta grande.

Leonardo Hernández tiene un toreo sobrio, clásico, elegante, pulcro, vistoso; en busca siempre del temple y la pureza. No estuvo bien con el rejón de muerte, pero cortó una oreja. Con el sexto, Leonardo estuvo muy torero en los tres tercios y se adornó con garbo y elegancia luciendo las cualidades de su selecta cuadra. Acertó con el rejón a la segunda y cortó dos orejas, lo cual lo convirtió en el triunfador de la tarde.