Toros

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Victorino martín, premio a un ganadero de raza

«Su filosofía de vida siempre ha sido por amor al toro», define su hijo

Victorino Martin Andrés, en la plaza de tientas de su finca cacereña de Las Tiesas
Victorino Martin Andrés, en la plaza de tientas de su finca cacereña de Las Tiesaslarazon

El ganadero Victorino Martín ha sido hoy galardonado con el Premio Nacional de Tauromaquia que concede el Ministerio de Educación Cultura y Deporte.

Rumbo a Galapagar y teñido de ese precioso cárdeno de sus toros. Esos mismos en los que nadie, salvo él, creyó cuando iban camino del matadero. En el remite, Victorino Martín Andrés. El jurado del Ministerio de Cultura decidió ayer por unanimidad conceder el Premio Nacional de Tauromaquia 2016 al legendario ganadero madrileño. En el fallo, han pesado tanto «la excepcional temporada desarrollada por la ganadería de Victorino Martín Andrés en 2016, consiguiendo tres indultos en las plazas de toros de Sevilla, Calasparra e Illescas» como «la incomparable trayectoria de dicha ganadería, cuyo nombre ha quedado asociado a valores como la emoción, la bravura o la protección del valiosísimo patrimonio ecológico que encierra la Tauromaquia».

«Es abrumadora e incesante la cantidad de reconocimientos que le están llegando a mi padre en los últimos años de su vida, estamos muy contentos, orgullosos de su legado y de ver cómo lo encaja, con que naturalidad, es sorprendente», valoró Victorino Martín hijo, tras conocer la noticia de un galardón que le será entregado ya en 2017, con la temporada española en marcha.

Por eso, como de tal palo, tal astilla, Victorino Martín hijo no duda en citar la lección más repetida por su padre. Grabada a fuego como el hierro de la «A» coronada que lucen sus toros: «Todo lo que he hecho ha sido siempre por amor al toro, por el gusto de hacer las cosas bien, pura satisfacción personal, sin esperar nada a cambio, porque si lo haces correctamente, llegarán los triunfos y los premios», recita de carrerilla en palabras de su padre, porque «esta fue su filosofía de vida».

Según el jurado, «la concesión del Premio a Victorino Martín Andrés representa en definitiva un premio al conjunto de ganaderos de reses bravas de España», al tiempo que recuerda que se reconoce la fecunda labor de «un ganadero con más de medio siglo de ejercicio a sus espaldas». El Premio Nacional de Tauromaquia, concedido por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, está destinado a reconocer la labor meritoria de una persona, entidad o institución durante la temporada, de 2016 en esta ocasión, en el ejercicio de las diferentes actividades y manifestaciones de la Tauromaquia. Su dotación económica es 30.000 euros.

Victorino Martín también aprovechó este Premio Nacional de Tauromaquia, que se suma a la Medalla de Oro de las Bellas Artes concedida en 2014, para hacerlo extensivo «a todos los compañeros de profesión que se dedican a criar y perpetuar a este animal, lleno de misterio, con un patrimonio genético único como es el toro». «Va también por ellos, porque su labor es también la nuestra, estamos todos dentro de un colectivo que representa una seña de identidad de este país», compartió. «Es el premio que reconoce una labor ejemplar en el mantenimiento ecológico de una especie única, salvoconducto para el mantenimiento de todo un ecosistema, el toro es su gran guardián y dota de equilibrio a muchísimas hectáreas de terreno en España, su vida es pura ecología», insistió.

Perennemente vinculado a Galapagar, donde nació el 6 de marzo de 1929, si hay una plaza de toros ligada a la trayectoria de Victorino Martín, ésa es Las Ventas. Sus toros se estrenan en el albero de la primera plaza del mundo el 18 de agosto de 1969. Y llegó para quedarse. En el San Isidro de 1975, el 11 de mayo, «Jaquetón» abre su palmarés en Madrid, con el galardón al toro más bravo de la isidrada. Luego, llegaría todo un rosario de premios y distinciones. De todas ellas, 1982 se lleva la palma. El 1 de junio sale a hombros junto a la terna al completo en la denominada «Corrida del siglo». Mes y medio después, el 19 de julio, llega su cumbre con «Belador», único indulto hasta hoy en la historia de Las Ventas.