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Ahuyentando a las empresas
Quienes piensen que con sanciones y persecución van a conseguir que vuelvan los que se fueron, están completamente equivocados
Las amenazas de Puigdemont y cía a las empresas que se fueron de Cataluña tras la locura del procés, van en la misma línea de ahuyentar a unas sociedades que dieron aquel paso como consecuencia de las políticas alocadas de quienes decidieron declarar la independencia. Insistir en la criminalización es abundar en el error. Lo ha explicado muy bien Félix Revuelta, sobresaliente empresario español que preside Naturhouse y ha dicho: “En vez de preguntarse qué se hizo mal para que las empresas se fugaran de Barcelona, nos quieren castigar”. Con lo cual lo que logran es fortalecer la idea de que no es bueno volver a Cataluña, habida cuenta de las pretensiones extorsionadoras del independentismo gobernante. Todo lo contrario de lo que plantea, por ejemplo, el presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, al anunciar numerosos incentivos para las 973 sociedades que decidieron instalarse en su región huyendo de las políticas rupturistas de ERC y Junts. Para esas compañías, y para todas las empresas en general, Mazón anuncia una bajada de impuestos relevante y “un espacio de confort, reducción administrativa y un entorno amable”. Quienes piensen que con sanciones y persecución van a conseguir que vuelvan los que se fueron, están completamente equivocados. A ningún empresario le interesa convivir en un escenario de inseguridad jurídica, que al fin y al cabo es lo que propone el fugado de Waterloo. No se acaban de enterar de que en la UE y España hay libertad de empresa y los emprendedores pueden desarrollar sus proyectos allí donde lo estimen oportuno. Lo contrario es vulnerar la Constitución y el Tratado de Roma.
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