Coyuntura

Los expertos económicos que más dan en la diana

ESADE realiza cada año una radiografía de los organismos e instituciones que más se aproximan a la realidad en sus previsiones. El IEE, EthiFinance Rating y el CEEM-URJC, los más acertado en 2022

La economía se encuentra en un momento de «montaña rusa», con una elevada incertidumbre
La economía se encuentra en un momento de «montaña rusa», con una elevada incertidumbreDreamstime

«Es difícil hacer predicciones, especialmente del futuro». Esta frase, atribuida al físico danés, y Premio Nobel en 1922, Niels Bohr, y que parece una perogrullada (de qué se van a hacer vaticinios si no es del futuro) encierra en sí un significado más profundo que lo que inicialmente se puede pensar, sobre todo, si se piensa en el mundo de la Economía. Los expertos en la materia realizan constantemente cálculos y manejan innumerables parámetros y variables para determinar cómo evolucionará el Productos Interior Bruto, la inflación, el desempleo o los ingresos tributarios a unos meses vista.

Sin embargo, pese a los esfuerzos y lo concienzudo de los estudios, no se puede negar que el margen de error a la hora de vaticinar el devenir económico es grande, ya que, al contrario, por ejemplo, de las Matemáticas, la Economía no es una ciencia exacta, además, de estar influida por un alto componente emocional que tiene mucha incidencia sobre comportamiento de las personas y, por ende, sobre la actividad.

Reacción en cadena

No hay más que fijarse en el terremoto financiero de las últimas semanas, en el que se ha evidenciado aquello de que el «dinero es miedoso por naturaleza», demostrado en los millones de euros/dólares que se dejó en Bolsa el sector bancario como consecuencia del pánico provocado por la quiebra de SVB y el rescate de Credit Suisse. Una situación inesperada que, según el cariz que tome en los próximos meses, puede incluso influir en la hoja de ruta de los bancos centrales. Una auténtica reacción en cadena.

Si ya en condiciones estables resulta complicado elaborar predicciones económicas, ahora, en el momento actual de «montaña rusa» en el que está inmersa la economía mundial, unido a las tensiones geopolíticas, lo es mucho más, aproximando la figura del economista a la de "pitoniso".

De hecho, el propio Banco de España apunta en su último informa trimestral, correspondiente al mes de marzo, que existen varios elementos que complican hacer previsiones económicas y que pueden desbaratar los pronósticos para los próximos meses. Entre los principales factores de riesgo destaca, en primer lugar, el curso incierto de la Guerra en Ucrania y sus implicaciones sobre la incertidumbre y sobre el suministro y los precios de las materias primas. En segundo lugar, señala las tensiones financieras recientes, que podrían generar un mayor endurecimiento de las condiciones de financiación a escala global y afectar a la confianza de los agentes. También constata que existe una considerable incertidumbre sobre las implicaciones para la actividad y la inflación a escala internacional que se derivan de la reapertura de la economía china. En clave interna, las recientes sorpresas al alza en el componente subyacente de los precios han acrecentado las dudas acerca del grado de persistencia de la inflación, en un contexto en el que el proceso de traslación a precios de consumo de las alzas en los costes podría no haberse completado. A ello, se contraponen los efectos desinflacionistas de la bajada reciente de los precios de algunas materias primas. Finalmente, el Banco de España considera que no se han disipado los riesgos de efectos de segunda ronda sobre la inflación, por lo que podrían producirse incrementos salariales más intensos de lo esperado, dada la situación de relativa fortaleza del mercado de trabajo. Acontecimientos todos estos que dificultan, y mucho, hacer pronósticos para este año.

Objeto de estudio

El arte de predecir de los expertos, de acertar y de errar, ha sido también objeto de estudio. Ejemplo de ello es el economista del FMI Prakash Lougani, quien llegó a dos conclusiones tras analizar las cascadas de previsiones de dos décadas. La primera de ellas fue que la mayoría de las mismas eran prácticamente iguales independientemente del organismo o institución que las emitiese y que los resultados, al compararlos con la realidad, fueron bastante negativos, con un elevado margen de error.

Entonces, ¿para qué realizar una previsión que tiene altas probabilidades de fallar? Pues porque el ser humano toma sus decisiones en función de unas expectativas futuras. Un ciudadano programará sus grandes decisiones de inversión (por ejemplo, la compra de una vivienda) dependiendo de lo que espera ganar en el futuro. De igual manera, funcionan los Gobierno e instituciones. Por ejemplo, los bancos centrales diseñan su política monetaria también en función de expectativas, como la tasa de inflación o de crecimiento. Ante un panorama incierto y volátil, y el gran número de predicciones que se acumulan, ¿cuáles se pueden considerar más fiables: las del Gobierno, de una entidad financiera, de una universidad, de un organismo internacional, de una consultora...?

Precisamente, para hacer un balance de las misma, Esade realiza desde 2010 un ejercicio a través del cual hace una radiografía de la fiabilidad de la previsiones, reflejando cuánto se aproximaron o desviaron las distintas instituciones con respecto a los datos reales en economía y empleo (en su última recopilación, en la correspondiente a 2022, también incluye la previsión de inflación). Todos estos pronósticos los refleja en la conocida como «Diana Esade», que pone el foco en las previsiones que más se aproximaron a los datos oficiales con que concluyó el año. Los más certeros en cuanto a las previsiones de crecimiento económico para 2022 fueron EthiFinance Rating, antiguo Axesor, el Centro de Estudios Economía de Madrid (CEEM-URJC), el Instituto de Estudios Económicos (IEE) y la consultora Metyis. En concreto, los tres primeros barajaban unas previsiones de un crecimiento del PIB del 5,7%, y el cuarto del 5,3%. Finalmente, la economía española avanzó a un ritmo del 5,5%, por lo que la desviación de estas instituciones ha sido de apenas dos décimas. No dieron en la diana, pero sí se aproximaron.

AFI, Funcas, Oxford Economics, Repsol, Banco de España y FMI también estuvieron cerca, ya que pronosticaron un crecimiento del 5,8%, tres décimas más.

La media de todas las previsiones recopiladas por ESADE fue del 6,1%, lo que sitúa la diferencia entre los pronósticos y la realidad del seis décimas. Pese a ello, se puede decir que los distintos organismos estuvieron bastante afinados, sobre todo si se comparan la desviación del año anterior (2021), cuando la diferencia fue de dos puntos porcentuales.

Si se hace balance de los últimos tres ejercicios, el IEE, Repsol y Metyis son las instituciones que han sido más precisas en sus vaticinios, seguidas por la OCDE, Cemex, el Bancos de España y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

En cuanto a la tasa de paro, los que más se aproximaron al 12,9% en que cerró 2022 fueron Caixabank y el Gobierno, que anticiparon un promedio del 14% y 14,1%, respectivamente. Les siguió, BBVA, Ceprede (Centro de Predicción Económica) e Intermoney con una desviación de 1,3 puntos. En los últimos tres años, el mayor grado de acierto en lo referido al desempleo han sido Ceprede, los servicios de estudios de Santander e Intermoney, seguidos de BBVA, Repsol, ICADE y el Gobierno.

Inflación

En relación al tercer parámetro, la inflación, todos los organismos se quedaron cortísimos a la hora de prever el nivel de los precios. Y es que el IPC se ha desbocado, pulverizando récord y situándose en tasas inusualmente altas. Tal y como decía el que fuera presidente delBundesbank, Karl Otto Pöhl, «la inflación es como la pasta de dientes. Una vez sale del tubo, es muy difícil volverla a meter».

Pese a que las predicciones estuvieron muy alejadas de las cifras reales, ICAE-UCM y Funcas fueron las sido las instituciones que más se aproximaron al nivel de inflación general real, que se situó en el 5,7%, con previsiones del 2,4% y el 2%, respectivamente, los que se traduce en una desviación de más de tres puntos.

En el caso de la inflación subyacente, la que no tiene en cuenta los elementos más volátiles de la cesta de la compra como los alimentos frescos y los productos energéticos, las predicciones estuvieron bastante más alejadas, ya que la más alta manejada entre todas las instituciones era del 1,7%, frente al 7% con que cerró 2022, siendo CEEM-URJC, Equipo Económico e Intermoney las más certeras, con previsiones del 1,7% y el 1,6%, respectivamente. Ello evidencia que hay hechos completamente inesperados, que complican mucho la vida a los economistas.

En los que respecta a los últimos tres últimos ejercicios, Ceprede (Centro de Predicción Económica), la Universidad Loyola de Andalucía y los servicios de estudios de Caixabank e Intermoney son las que más se aproximaron a los datos reales , seguidas de Funcas, CEEM-URJC e ICAE. Así, la desviación entre la media de previsiones (1,6%) y la tasa de inflación general con la que acabó 2022 (5,7%) ha sido de 4,1 puntos porcentuales. Es la segunda diferencia más alta observada en estos últimos 13 años sin tener en cuenta la de 2021(5,5). En relación a las previsiones en cuanto a inflación subyacente, la senda de datos es más limitada, con información solo desde 2017. En este caso, la desviación entre la media de previsiones (1,2%) y la tasa real de 2022 (7,0%) es la mayor del histórico, 5,5 puntos porcentuales.

Aciertos

Pese a las dificultades para hacer predicciones y las críticas recibidas sí que es cierto que algunos organismos los han clavado. Es el caso del IEE, que en el 2020 predijo de forma exacta la caída de 11 puntos de PIB como consecuencia de la pandemia. El Centro de Predicción Económica de la Universidad Autónoma de Madrid (Ceprede) y Banco de España acertaron con sus previsiones al pronosticar un crecimiento de la economía española del 2,5% en 2018. En 2011, BBVA Catalunya Caixa y La Caixa acertaron con un crecimiento del 0,7%

Notario, no juez

La «Diana Esade», realizada a partir de Panel Funcas, no es tanto un juez como un notario, que se limita a dar fe de las distintas previsiones. Su interés no es disponer de una clasificación de aciertos, sino conocer cuál es la desviación que, a lo largo del tiempo, una institución obtiene en sus previsiones. Así, su objetivo es elaborar un indicador de fiabilidad que ayude a las empresas y sus directivos a la toma de decisiones para que, a partir de ellas, puedan realizan sus presupuestos y planes estratégicos a partir de ellas.

Un ejercicio que, sin duda, resulta de gran utilidad, sobre todo en un momento coyuntural como el actual. Será interesante ver los resultados de 2023 y qué organismos son los que más afinan en su empeño en dar en el centro de la diana.