Entrevista

Johan Norberg: «No hay forma más fácil de arruinar un país que una fiscalidad descontrolada»

El escritor sueco ha publicado recientemente con Deusto «El manifiesto capitalista»

Johan Norberg, escritor. © Jesús G. Feria.
Johan Norberg, escritor.© Jesús G. Feria.Jesús G. FeriaFotógrafos

Johan Norberg (Estocolmo, 1973) ha publicado más de una veintena de libros que, desde una óptica liberal, exploran distintos ámbitos económicos. La última obra del miembro del Cato Institute de Washington DC y colaborador de medios como de The Wall Steet Journal, «El manifiesto capitalista» (Deusto), es todo un alegato en favor del la globalización y del libre comercio que, ahora, tal y como advierte el autor, están en peligro.

¿Por qué era necesario escribir este libro?

Porque el Capitalismo está perdiendo la partida. De repente, los gobiernos alrededor del mundo están diciendo que el libre comercio es peligroso, que tenemos que repatriar la producción, subvencionar a ciertos campeones nacionales y controlar los negocios, cuando, en realidad, lo que más ayuda a solucionar problemas son, precisamente, los mercados libres.

¿Por qué esta denostación?

Como seres humanos y como sociedad, cuando experimentamos un shock, desarrollamos dos instintos: el de huida y el de lucha. Hemos pasado por muchos terrores en los últimos años, (pandemia, crisis financiera, invasión de Ucrania...). Como es algo que nos sobrepasa y nos da miedo, tendemos a levantar barreras y a generar tensiones, y nos olvidamos de que en los últimos 20 años 130 millones de personas han salido de la pobreza, y eso ha sido gracias a la apertura comercial.

Se está produciendo un fenómeno que no deja de ser llamativo. Tradicionalmente, el Capitalismo ha sufrido los ataques del populismo de izquierdas, pero, ahora, también lo recibe del de derechas, ¿a qué se debe?

Hace 20 años me atacaba la izquierda y, ahora, recibo los mismos argumentos por parte de la derecha populista. Creo que ambos extremos comparten el mismo malentendido sobre la economía, que no es otro que el de pensar que si alguien gana es porque otro pierde. Y eso no es cierto, ya que con crecimiento económico e innovación se generan sociedades más ricas. Todos ganan.

En los últimos años, se está produciendo otro fenómeno, el de la «Slowbalization», que tiende al proteccionismo y a la regionalización del comercio, todo lo contrario a las teorías que usted defiende...

La tendencia hacia un comercio en bloque es preocupante. La única manera de diversificar el riesgo es asegurar una actividad comercial abierta con todo el mundo. Ese fenómeno que, efectivamente, se está produciendo nos hará menos productivos, ya que nuestros negocios tendrán menos ganas de actualizar sus sistemas empresariales al no tener competencia. Afortunadamente, hay otra tendencia, y es que todo lo que tiene que ver con el mundo de las ideas se está globalizando más rápido que nunca. Eso es lo único que nos puede proteger de las economías proteccionistas.

Proteccionismo que se detecta en áreas como la propia UE. ¿No cree que hay actualmente un exceso de regulación?

Alguien ha comparado a la UE con los dinosaurios, en el sentido de que estaban quietos, pero, cuando algo se movía, lo atacaban y lo destruían. Pues algo similar está pasando. Algunos reguladores, cuando ven que una industria está creciendo, rápidamente, la ataca. Y eso es lo que está ocurriendo, por ejemplo, con el comercio abierto de ideas, que se está viendo frenado por este exceso de normas.

¿Qué rol debería desempeñar el Estado en la economía?

El gobierno debe ser un arbitro que cree unas reglas del juego iguales para todos, pero nunca un jugador. Tiene que limitarse a que las infraestructuras y los bienes públicos funcionen bien.

España ha disparado en los últimos años su gasto público. Sin embargo, eso no se ha traducido en mayores niveles de igualdad. Todo lo contrario, ya que ha retrocedido en todos los rankings mundiales...

No me sorprende, ya que el gasto público no necesariamente va a los lugares que más lo necesitan, sino que va destinado a una serie de lobbies y de intereses que pugnan por hacerse con el trozo más grande del pastel. Los recursos van a los grupos que hablan más alto, algo que también vemos en la empresa. La subvención no siempre va a la que tiene un futuro más prometedor, sino a la que eligen los político.

Pese a las crisis de deuda pasadas, parece que los gobierno no aprenden. En España, por ejemplo, crece y crece...

Me parece alarmante la poca memoria de los políticos. Hace 10 años pasamos por una crisis horrible, y creo que nos estamos exponiendo a otra porque no hay unas finanzas saneadas. Es muy fácil ser popular prometiendo a la gente cosas de forma gratuita, pero, a la larga, llegará un momento en el que tendrán que pagarlas sin obtener nada a cambio. Desgraciadamente, ese no es un fenómeno exclusivamente español.

¿Qué papel debería tener la política fiscal?

Muy pequeño. No hay manera más fácil de arruinar un país que tener una fiscalidad descontrolada.

¿Es bueno subvencionar a las empresas de forma generalizada?

Los gobierno ha puesto en marcha políticas para salvar a las empresas y a las personas. Se ha hecho con buena intención, pero eso ha provocado que se empiece a subvencionar el fracaso. Les pagamos más cuando fallan. Se las está apoyando solo por existir, no por innovar o invertir, y eso es muy negativo para un negocio, un individuo o una sociedad.