Entrevista

Rafael Pampillón: «No queremos un presidente guapo ni divertido, sino que gestione bien»

El catedrático de la Universidad CEU-San Pablo y del IE Business School ha coordinado, junto a José María Beneyto, «La Alternativa», libro editado por Deusto que analiza los desafíos que debe asumir el Gobierno que surja de la urnas este año

 "Las políticas del Gobierno no persiguen el interés general, sino el voto"
"Las políticas del Gobierno no persiguen el interés general, sino el voto"Archivo

Rafael Pampillón ha coordinado junto a José María Beneyto «La alternativa. Desafíos políticos y económicos en el nuevo ciclo económico», publicado por Deusto. Un libro que Pampillón recomienda leer a Pedro Sánchez para que le ayude a tomar nota de por dónde tendría que encaminar correctamente sus políticas económicas. El texto, con prólogo de Alberto Núñez Feijóo, cuenta con la aportación de quince profesionales de primer nivel, aparte de la de los propios coordinadores, que realizan análisis muy interesantes sobre aquellas materias en las que son expertos, como Nicolás Checa, Ana Cristina Mingorance, Alicia Coronil, Pilar González de Frutos, Julio Pomés, Begoña Barruso-Castillo, Íñigo Fernández de Mesa, Emma Navarro, Nemesio Fernández-Cuesta, Adolfo Díaz-Ambrona, Carlos López Blanco, Simón Barceló, Gregorio Izquierdo, Luis de Burgos Buil y Sebastián Albella.

¿Por qué era necesario escribir un libro como este?

Porque el gobierno del PSOE y de Unidas Podemos está descentrado. Va a la deriva, haciendo políticas que no persiguen el interés general, sino que solo buscan votos. De ahí que se saquen de la chistera medidas populistas, como el impuesto a las grandes fortunas, a la banca y a las energéticas.

¿Cree que el Gobierno con medidas como estas trata de desprestigiar a las empresas?

Absolutamente. No está siendo un ejecutivo amable con ellas, que son las que crean empleo y el bienestar en un país. Cuando aplican impuesto sobre márgenes (algo que se debería hacer sobre los beneficios), se están olvidando, además, de que los accionistas suelen ser pequeños ahorradores que poseen acciones de estas compañías bien de forma directa, bien a través de fondos de inversión o pensiones. No es de recibo que se metan con el beneficio de entidades como CaixaBank, cuando dedica el 50% de los mismos a obra social, que es algo que, al final, redunda en el bienestar de todos.

¿Hay improvisación electoral?

Claramente. El Gobierno ha tenido cuatro años para desplegar sus políticas y, sin embargo, ahora les entran las prisas y empiezan a lanzar propuestas sin orden ni concierto, como el interrail, el aval de la vivienda, el bono joven... hay tal aluvión de anuncios que creo que no se aclaran ni ellos mismos.

¿Recomendaría al presidente que leyera el libro?

Por supuesto. El libro lo que pretende es poner orden, hacer un ejercicio de serenidad en capítulos tan importantes para España como las pensiones, la educación, el empleo, los impuestos, el gasto público, las políticas monetarias, el turismo o la digitalización, y todo desde la perspectiva de profesionales de reconocido prestigio. Es necesario analizar y ser conscientes de nuestras debilidades y problemas estructurales, pero también de cuáles son nuestras fortalezas.

¿Qué papel juega la educación en la progresión del país?

Es vital. Actualmente, es preocupante que el capital humano (el conjunto de conocimientos para producir bienes y prestar servicios) haya caído un 6% desde 2000. En el modelo educativo está imponiendo la mediocridad, huyendo de la excelencia, que es lo que debería ser su objetivo.

¿Es importante reconstruir el diálogo político tal y como señalan en el libro?

Sí, porque ahora estamos viendo un diálogo que no es normal. Es inaudito que el presidente del gobierno esté anunciando medidas al margen de su Consejo de Ministros y que lo haga de esta forma solo para conseguir votos.

¿Cree que si el PP vence en las elecciones finales de año, Alberto Núñez Feijóo gestionará con responsabilidad?

Ha demostrado que su gestión en Galicia ha sido buena. Se dice de él que es algo soso, pero no queremos que el presidente sea guapo ni divertido, sino que se dedique a gestionar el país y lo haga bien.

¿Cómo interpreta el cada vez mayor intervencionismo en la economía?

El Estado no debería decirle a los profesionales de cada sector cómo deben hacer las cosas. Las propuestas de supermercados públicos recuerdan a los antiguos economatos que, por cierto, vendían productos de muy baja calidad. Con otras, como la de crear una banca pública, no están inventando nada nuevo, ya que ahí estaban las cajas que, por culpa del intervencionismo político, ya sabemos todos cómo acabaron.

Pero el peso del sector público cada vez es mayor...

El intervencionismo se hace precisamente con más y más funcionarios. El número de empleados públicos no ha parado de crecer en los últimos años. Hemos pasado de menos de tres millones a tres millones y medio. No es de recibo que tengamos 300.000 cargos políticos más que Alemania. Es esencial reducir el sector público, porque, de esa forma, se pagarán menos impuestos y se reducirá la deuda y el déficit, algo que es fundamental.

¿Qué le diría al próximo presidente del Gobierno?

Pues que no lo va a tener nada fácil con la herencia que le está dejando el actual.