Cataluña

García Ferreras: «Zidane es mi referente»

El director de «Al rojo vivo» visitó «El Hormiguero», que alcanzó una cuota de pantalla del 13,8 por ciento y más de 2.7 millones de espectadores.

Pablo Motos, a la izda., y Antonio García Ferreras durante la emisión, el jueves, de «El hormiguero»
Pablo Motos, a la izda., y Antonio García Ferreras durante la emisión, el jueves, de «El hormiguero»larazon

El director de «Al rojo vivo» visitó «El Hormiguero», que alcanzó una cuota de pantalla del 13,8 por ciento y más de 2.7 millones de espectadores.

Dice Antonio García Ferreras –aunque a lo mejor dentro de unos años haya que sacarle la «maldita hemeroteca» de la emisión de «El Hormiguero» para desmentirle– que es tímido. Visto lo visto tras su visita al programa de Pablo Motos es mejor dejarlo en puntos suspensivos, porque, además de dar rienda suelta a su fina ironía, dio a conocer sus grandes pasiones, incluida el periodismo. Como muchos compañeros de profesión, es un adicto al trabajo. Así lo confesó cuando Motos le preguntó cómo hacía para aguantar tantas horas en directo. Fue entonces cuando dio la sensación de que eso para él es lo más fácil, «ya que no desconecto nunca porque incluso cuando veraneo estoy pendiente de los programas y recibiendo información constantemente».

Un té para resistir

Su capacidad de resistencia tiene un truco, el té. El whisky lo desecha «porque es la bebida de la socialización y el café la de los estudiantes». Ante la sugerencia del alma de «El hormiguero» sobre si recurría a alguna bebida energética, García Ferreras lo negó, no por voluntad propia, sino porque «la tengo terminantemente prohibida por Pastor». Aunque se los toma muy en serio, sus maratones televisivos son objeto de chanza, no solo en los programas de parodias, también en su hogar. Y, en ese sentido, comentó que sus hijos «me vacilan».

De más está decir que habló de política. Sobre la situación de Cataluña, comentó que «todo es posible, hay una dosis de surrealismo mágico importante», y afirmó que ha tenido una «magnífica relación» con Rajoy, «incluso antes de que Aznar ganase las elecciones y que le nombrasen vicepresidente del Gobierno. En las distancias cortas es un tipo desconocido, es afectuoso, y creo que podía pasarme horas y horas hablando con él».

Confeso madridista –cuando el equipo gana algún título en «Al rojo vivo» cambia su habitual camisa negra por una blanca–, ayer apareció con una camiseta que homenajeaba a su entrenador, Zinedine Zidane. Ahí le salió su corazoncito: «Yo soy de cuatro o cinco cosas en mi vida: de Carlota y Simón (sus hijos), de las «Variaciones Goldberg», de Johann Sebastian Bach, de Camarón y de Zidane. Esta es mi realidad», afirmó. La crisis, término que él pone en cuarentena, del Real Madrid le hizo sacar su veta más irónica. Con una introducción aparente humilde –«lo asumo, estamos pasando un momento muy difícil»–, desenfundó toda su artillería verbal: «Sí, es verdad, llevamos seis meses sin ganar la Copa de Europa, seis meses sin ganar la Liga, tres meses sin ganar la Supercopa de España y un mes sin vencer en el Mundial de clubes».

Televisivamente, no se entiende a García Ferreras sin Cristina Pardo a su lado. Colaboradora fija de «El hormiguero» con la sección «Podría ser peor», comentó algunas de las anécdotas que han vivido y desveló que, para contener un ocasional ataque de risa en directo, se tiró un vaso de agua por la cabeza. El programa fue el más visto del día, con un 13,8 por ciento de cuota de pantalla y más de 2.7 millones de espectadores.