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Dormir entre viñedos, comer a fuego lento: así renace Hotel Perelada

El Hotel Perelada, junto con su Castillo, que acoge un sublime restaurante, constituye una experiencia fabulosa en lo histórico, musical, gastronómico y enológico

Dormir entre viñedos, comer a fuego lento: así renace Hotel Perelada
Dormir entre viñedos, comer a fuego lento: así renace Hotel PereladaHotel Perelada

He aquí la información pura y dura: después de una pausa invernal dedicada a afinar detalles y renovar espacios clave, el Hotel Perelada —inaugurado en 2001— reabrió sus puertas hace unos meses con una propuesta actualizada que sólo hace que reforzar su carácter: el de un refugio sereno en pleno Empordà, donde la gastronomía, el bienestar y el entorno natural se entrelazan con discreta sofisticación. y recientemente distinguido con una Llave Michelin, este hotel boutique de cinco estrellas volvió a recibir a sus huéspedes para ofrecerles, entre otros servicios, su He aquí la información pura y dura: después de una pausa invernal dedicada a afinar detalles y renovar espacios clave, el Hotel Perelada —inaugurado en 2001— reabrió sus puertas hace unos meses con una propuesta actualizada que sólo hace que reforzar su carácter: el de un refugio sereno en pleno Empordà, donde la gastronomía, el bienestar y el entorno natural se entrelazan con discreta sofisticación. y recientemente distinguido con una Llave Michelin, este hotel boutique de cinco estrellas volvió a recibir a sus huéspedes para ofrecerles, entre otros servicios, su Wine Spa, donde disfrutar de tratamientos en pareja, masajes sincronizados, propuestas de vinoterapia y circuitos de relajación. No en vano, estamos en un ambiente tranquilo que remite a la tradición vinícola local, esencia tanto del spa como del grupo al que pertenece el hotel.

La cocina también ocupa un lugar central en esta nueva etapa. El restaurante L’Olivera, bajo la dirección del chef Paco Pérez, ha reformado completamente sus instalaciones para responder con mayor agilidad y precisión al nivel que exige su propuesta gastronómica. En esta temporada, la carta gira en torno a dos menús cerrados, diseñados con un enfoque contemporáneo que pone en valor los productos del territorio. Platos como los guisantes de Llavaneres con cigala o el solomillo con colmenillas se ofrecen con maridajes personalizados: uno con etiquetas representativas de la bodega Perelada y otro seleccionado por el sumiller con vinos procedentes de distintas regiones del mundo.

El hotel mantiene además su apuesta por el golf, con un campo de 18 hoyos donde se celebran torneos de referencia, y completa su oferta con gimnasio, pista de pádel y piscina al aire libre.

Campo de golf Hotel Perelada
Campo de golf Hotel PereladaHotel Perelada

A escasa distancia, el Restaurante Castell Perelada –galardonado con una estrella Michelin y dos Soles Repsol– reanuda su actividad de la mano del chef Javi Martínez y del sumiller Toni Gerez, responsable de sala premiado por la Guía Michelin. Allí, la cocina catalana tradicional se reinventa sin perder raíces, en un menú degustación construido con productos del huerto propio, que interpreta el recetario clásico desde una mirada contemporánea y rigurosa.

El chef Javier Martinez y el sumiller Toni Gerez
El chef Javier Martinez y el sumiller Toni GerezRestaurante Castell Perelada

Fin de la información. Bueno, una cosa más, la enésima fabulosa que se puede disfrutar en este hotel: una serie de visitas guiadas absolutamente memorables, como la que se proporciona para conocer la Bodega Perelada, 90 minutos en que se recorre la arquitectura del lugar y el proceso de elaboración de vinos con una cata de tres etiquetas, o la que nos lleva a la bodega y al Museo del Castillo Perelada, que durante tres horas hace que el visitante se quede en un continuo asombro al descubrir el claustro, la biblioteca, el museo del vino y vidrio y la bodega, seguido de una cata de tres vinos.

Cervantes entre vinos

He aquí la experiencia del Hotel Peralada, tan completa, bella y original, tan elegante, deliciosa y confortable, que sólo cabe conocerla y desear repetirla. El mismísimo Alonso Quijano, el caballero que viajó por La Mancha para «desfacer agravios, enderezar entuertos y proteger doncellas», se quedaría estupefacto al verse en miles y miles de ejemplares, muchos centenarios, en la biblioteca del Castillo de Peralada, que conforma una de las colecciones cervantinas privadas más importantes del mundo. Todo ello es un tesoro bibliográfico de primera magnitud que nos lleva a conocer la misma concepción del Castillo, construido en el siglo XIV por los vizcondes de Rocabertí, después de que una primera fortaleza fuera destruida en el año 1285 durante la cruzada contra Cataluña, liderada por el rey Felipe III de Francia. Sería en 1923 cuando lo adquiriría el empresario barcelonés Miquel Mateu i Pla, que amplió notablemente la biblioteca de los hermanos Rocabertí –un abogado y un ingeniero de minas que se dedicaron a la búsqueda de ejemplares humanísticos y científicos–, en una actividad como bibliófilo frenética. Consiguió así unos doscientos incunables, unos setecientos ejemplares raros de los siglos XVI y XVII, y ochocientas ejecutorias de nobleza.

Castillo de Peralada
Castillo de PeraladaHotel Peralada

Esa entrega a los libros es la raíz del sinfín de iniciativas culturales que se han ido promoviendo desde el Castillo, escenario cada verano, desde 1987, del Festival Internacional de Música Castell de Perelada. De mantener el legado de una familia consagrada a las artes se ocupó la gran mecenas Carmen Mateu Quintana, que juntamente con su esposo hizo del sitio un complejo artístico y museístico, con exposiciones y conferencias y el apoyo constante a jóvenes en torno al ámbito de las voces, los compositores y la danza. Por eso en el Castillo también es posible conocer el inmenso fondo de libros sobre artes decorativas, y visitar el Museo del Vino, que ofrece una amplia exposición de 750 objetos, y cuyas salas preparó en los años sesenta Manolo Muntañola, uno de los mejores interioristas barceloneses del siglo XX.

Entre vidrios y cerámicas

Esa entrega a los libros es la raíz del sinfín de iniciativas culturales que se han ido promoviendo desde el Castillo, escenario cada verano, desde 1987, del Festival Internacional de Música Castell de Peralada. De mantener el legado de una familia consagrada a las artes se ocupó la gran mecenas Carmen Mateu Quintana, que juntamente con su esposo hizo del sitio un complejo artístico y museístico, con exposiciones y conferencias y el apoyo constante a jóvenes en torno al ámbito de las voces, los compositores y la danza. Por eso en el Castillo también es posible conocer el inmenso fondo de libros sobre artes decorativas, y visitar el Museo del Vino, que ofrece una amplia exposición de 750 objetos, y cuyas salas preparó en los años sesenta Manolo Muntañola, uno de los mejores interioristas barceloneses del siglo XX.

Entre vidrios y cerámicas

La cultura enológica está apegada a la comarca del Empordà, naturalmente, y en el Castillo asistir a la historia del vino puede completarse con el Museo del vidrio y la cerámica, con más de 2.500 piezas que recorren desde el Egipto faraónico hasta el siglo XIX. Hay en él objetos de cristal de Venecia, Silesia, Bohemia o la Granja de San Ildefonso, y una colección de botijos, que durante los siglos XVII y XIX se ofrecían como regalo de bodas, y copas, biberones para terneros, cornetas, vinajeras o sacaleches. Incluso se puede ver una colección numismática que, con más de 2.000 piezas, van de una serie de dracmas emporitanos a otra de la monarquía española; también podrán descubrirse los precedentes de los ambientadores actuales: las almarrajas, de origen árabe (frascos de perfume), y los frascos chinos para opio; y cosas tan curiosas como la colección de mancerinas que, inventadas por Mancero, virrey de Méjico, se utilizaban para tomar chocolate a la taza.

Afuera del Castillo propiamente, se extiende el parque que diseñó el arquitecto paisajista franco-belga François Duvillers en el siglo XIX, con un gran número de variedades de plantas y árboles, estatuas, un lago y estanques, caminos sinuosos, un aviario habitado por faisanes y palomas de distintas especies, una gruta construida en 1877… Y si se quiere seguir rastreando las virtudes naturales de las inmediaciones, pueden elegirse diversos itinerarios, ya sea a pie o en bicicleta, como la Ruta de los Estanques, creada dentro del paraje natural de las Marismas del Empordà, o la Ruta del vino DO Empordà, que da muestras de una tradición que está documentada desde el siglo XIV.

Restaurante Castell Perelada

De hecho, realizar alguna visita guiada por el casco antiguo de Peralada, villa de la que hay noticias arqueológicas desde el siglo VI a.C. y que ofrece actividades cada fin de semana –Fiesta de San Antonio, Procesión de los Dolores, fiestas mayores...–, es desentrañar sus calles empedradas desde que era un poblado íbero hasta la actualidad. El recorrido podría incluir, al margen de visitar el Museo de la Villa, el Claustro románico de Sant Domènec, la Iglesia de Sant Martí y la Casa Natal de Ramon Muntaner; este fue un militar de la Corona catalano-aragonesa que escribió una «Crónica» en que describió un periodo histórico que abarca los años 1208-1328 y en que relata los reinados de los monarcas que trató personalmente, como Jaime I. Uno de los documentos historiográficos señeros de la Europa medieval.

Restaurante Castell Peralada
Restaurante Castell PeraladaHotel Peralada


Hoy, ya sea en un mero paseo por el pueblo, o entrando en el famoso Casino del Castillo, puede palparse su historia y su arte, muy singularmente en este lugar dedicado al juego y cuyas paredes están decoradas con inmensos tapices y cuadros que no desentonarían en el mismísimo Museo del Prado, como un retrato del siglo XVI de Felipe II. Una puerta comunica el Casino, además, con toda una joya gastronómica, el citado Castell Peralada Restaurant, en que destaca el excelso especialista en quesos Toni Gerez (Premio al Mejor Servicio de Sala Michelin 2023, quien también firma la selección de vinos junto al sumiller Owen Harel-Roussel), y donde se come como en ningún sitio a través de una carta fundamentada en los productos del territorio que es todo un memorable espectáculo para el paladar.

Se encuentra en un ala del castillo medieval de Peralada, donde las piedras guardan siglos de historia, se despliega una de las propuestas gastronómicas más refinadas del Empordà. El recorrido comienza con una interpretación del huerto, una serie de bocados vegetales en los que fermentaciones, encurtidos y texturas revelan un trabajo preciso y respetuoso con el producto. Le siguen platos inspirados en recetarios medievales catalanes, como el Sent Soví, en los que ingredientes humildes como la lengua de ternera o la lechuga romana adquieren un nuevo protagonismo. Cada elaboración dialoga con su tiempo: hay memoria, pero también riesgo y una visión afilada del presente. Piezas de mar y montaña se cruzan con naturalidad. La caballa curada en grasa de jamón aparece junto a una crema de legumbres y setas; un falso ravioli de pato con lentejas negras se baña en un consomé limpio de hierbas. Incluso el fricandó, plato emblemático de la cocina catalana, se reformula aquí con bogavante, sin perder su esencia pero ganando en ligereza y detalle.

«En los nueve capítulos que forman esta nueva experiencia gastronómica, el producto fresco que proviene de nuestro huerto, la proximidad con el mar y la tradición catalana son la principal inspiración para crear una propuesta que reinterpreta la tradición con creatividad y técnica. La cocina se llena de luz, frescura y contraste para reflejar el espíritu del Empordà en verano», asegura el chef Javi Martínez.

Beneficios de comer en L’Olivera

Como se apuntaba, uno de los momentos más singulares del servicio lo ofrece el carro de quesos, guiado personalmente por Gerez, cuya selección de más de 300 referencias se ha convertido en una marca de identidad. La experiencia es medida, amable y generosa, como todo en la sala, que combina precisión técnica con calidez de trato. En la parte dulce, aparecen sabores inesperados como cebolla caramelizada, ginebra o chalota negra, y por lo que hace referencia a los vinos, hay que decir que la selección resulta inmejorable, tanto los de la bodega Perelada como los internacionales, diseñada para el maridaje. «En resolución», como solía decir Cervantes, en el Castell Perelada se come con la sensación de estar tocando algo esencial: no la cocina de moda, sino aquella que perdura porque tiene raíces y ambición a partes iguales.

Para cerrar el día, hay que volver al hotel, Peralada Wine Spa & Golf, que tiene otro sitio para comer extraordinario, el mencionado restaurante L’Olivera, mezcla de manjares tradicionales e innovación vanguardista. Su menú «Sentits» comienza con aperitivos como jamón ibérico con pan de cristal o gambas al ajillo sobre crema de brócoli, y sigue con todo tipo de arroces —desde un meloso de sepia, mejillones y langostinos hasta un clásico socarrat con cigalas— y pescados de primer nivel, como lubina en ragú de setas, lenguado meunière o mero en zarzuela, a lo que se añaden un steak tartar de ternera de las Alberas o un solomillo acompañado de mantequilla de hierbas, setas, puerros y almendra.

Detalle gastronómico
Detalle gastronómico Restaurant Castell Perelada

En cada rincón de lo que constituye el Grup Peralada la calidez y calidad de todos los profesionales que hacen posible semejante experiencia es, simplemente, modélica. En fin, nada más relajante, que por ejemplo estar en la piscina interior con vistas a las montañas luminosas en verano, nevadas en invierno, y comprobar las propiedades del vino y la uva, degustar los Vinos y Cavas Peralada y conocer la vinoterapia a partir de los productos que no llegan a la calidad exigida por la marca; de tal modo que son aprovechados para realizar tratamientos y productos de estética, pues no en vano las cualidades antioxidantes de la uva aportan beneficios a la salud. Pero no nos engañemos: lo beneficioso de entrada para cualquiera será pasar una jornada en el Hotel Peralada, cualquier día. Tras estar allí, sólo se arrepentirán de no haber ido antes.

Wine Spa Hotel Perelada
Wine Spa Hotel PereladaHotel Perelada